Ciudad de México. La musa de Luis Buñuel ha muerto. La encantadora señorita que fue coronada Princesa Estudiantil de México, la rubia indígena Lupita que fue besada por Tin Tan en La marca del Zorrillo, la Viridiana que desencadenó una trágica historia en la vida real y una de las pioneras del teatro musical, Silvia Pinal, tenía 93 años y falleció ayer en la capital mexicana.
Pinal inició su carrera en el teatro y adquirió popularidad interpretando personajes secundarios en el cine; sin embargo, realizó también comedias, telenovelas y programas de variedades. Su padre, Moisés Pasquel, fue un director de orquesta. Su madre, María Luisa Hidalgo Aguilar, después de tener a la actriz, se separó para casarse con Luis G. Pinal, El Caballero Pinal, periodista, militar y político.
Escribe Andrea Serdio para Milenio que Pasquel rechazó a Silvia, por lo cual utilizó el apellido Pinal. Desde niña quiso estar sobre los escenarios, estudió ópera con el maestro Reyes Retana, luego actuación en el INBA con profesores como Carlos Pellicer, Salvador Novo y Xavier Villaurrutia.
En 1945 se inició en la radio en la XEQ. A los 16 años, la naciente diva se casó con el actor y director Rafael Banquells, quien le doblaba la edad. Banquells representó para ella la oportunidad de abandonar su casa y ser libre. Tuvieron una hija, Silvia Pasquel, y trabajaron en algunas obras, pero la estrella de él fue declinando mientras la de ella comenzaba a brillar cada vez más.
“Es difícil lograr ser un artista, hay momentos en los que es difícil encontrar algo que no se haya hecho. Yo nunca tuve dudas de que quería ser actriz”, comentó a Susana Moscatel en entrevista para Milenio. “No es la fama, es el arte que te ayuda a sacar las cosas que tienes y a regalarlas”.
Pinal se fogueó con las grandes figuras de la época de oro del cine mexicano, con ídolos como Pedro Infante en La mujer que yo perdí, y con quien ella considera el actor más completo que ha dado nuestro país: Germán Valdés Tin Tan, con el que alternó en películas como El rey del barrio, La marca del Zorrillo y Me traes de un ala.
Pionera de la televisión en México, después de divorciarse de Rafael Banquells fue novia de Emilio Azcárraga Milmo durante cuatro años; incursionó en la producción teatral y firmó un contrato de exclusividad con el productor Gregorio Wallerstein, quien la llevó al estrellato con Un extraño en la escalera, cinta en la que compartió créditos con Arturo de Córdoba.
De ese ímpetu y de las historias de las familias separadas tras los sismos de septiembre de 1985 fue que nació Mujer, casos de la vida real, un formato televisivo que se mantuvo durante 21 temporadas.
Diego Rivera pintando a Silvia Pinal en 1956 pic.twitter.com/0n6cuigEG5
— Mexistorico (@mexistorico) November 29, 2024
“Yo fui productora de mi programa Mujer casos de la vida real; fueron cosas que me costaron mucho trabajo, no maravillosas; estábamos en las bodegas del periódico en aquel entonces, el Novedades, y ahí ensayábamos. La creación es la luz que te dan para que ilumines tu trabajo. Me gusta ver la televisión, los programas que no sean tan fáciles como series españolas e inglesas”, señaló en la entrevista con Moscatel.
A grandes rasgos Pinal hizo en su vida todo lo que quiso partiendo del deseo de ser artista, no actriz. Comentó a Adriana Jiménez, de Milenio, que los momentos que quisiera revivir eran los que ya no tenía, a esa gente que ya no tenía, pero que de todas maneras ya le habían dejado cosas, recuerdos, y que con eso se conformaba.
Los inicios de Silvia Pinal, Buñuel, las tragedias
Ella quería cantar ópera y estudió en la academia de música, donde fracasó en su audición para participar en La Traviata, de Verdi. Su maestro Reyes Retana la alentó para tomar cursos de actuación en Bellas Artes, donde fue alumna de Carlos Pellicer, Salvador Novo y Xavier Villaurrutia, la plana mayor de Los Contemporáneos. Su inmersión en el espectáculo fue un certamen de belleza donde obtuvo el título de Princesa Estudiantil de México. Su carácter histriónico la llevaría al estrellato.
Detrás de la hermosa actriz conciliadora y relajada que protagonizó Viridiana, de Buñuel, con quien también hizoEl ángel exterminador (germen de El discreto encanto de la burguesía) y Simón del desierto, hay una trágica historia de lucha causada por la guerra, la fama y el desamor.
“Empecé a actuar con papeles pequeños, cantando, bailando; cuando entré al departamento de Buñuel y fue una maravilla trabajar con don Luis, fue un regalo del arte, del arte mundial; salimos con Viridiana a Cannes y hasta el día de hoy no existe otra Palma de Oro en México.”
Después de grabar la historia de la novicia, que espero a la culminación del régimen franquista en España para ser proyectado, Pinal tuvo una hija con Gustavo Alatriste, a quien bautizó Viridiana en homenaje a la película, chica que murió en un trágico accidente automovilístico.
Ring, ring… y la polaca
La actriz no se quiso quedar recibiendo órdenes de directores y recibiendo aplausos: Pinal siempre fue más allá. En 1958 fue la responsable de traer el teatro musical de Broadway a México, con la puesta en escena Ring, ring, llama el amor. La comedia fue producida por Pinal y dirigida por Luis de Llano Palmer. El Teatro del Bosque recibió la obra.
“Lo más importante que he hecho para el teatro en México fue el teatro musical. La gente no dice gracias por las contribuciones que uno hace, lo dicen con el corazón, con una sonrisa, con lágrimas en los ojos, cosas en que uno dice ‘yo moví emociones’ y eso no tiene precio. El teatro musical más que salvar vidas, salva situaciones, que eso es muy difícil; de repente la economía anda mal y surge alguien que te da un libreto y lo haces y te llevas hasta premios y te compras muchas cosas sencillitas”, dijo a Moscatel.
Pinal fue eso que llaman “primera dama” de Tlaxcala dado su matrimonio con el político Tulio Hernández. Se desempeñó como presidenta del DIF del estado y luego tomó el control de su carrera política.En 1991 se convirtió en diputada por el PRI y luego resultó electa a la Asamblea Legislativa del entonces Distrito Federal.
“No es fácil hacer cosas. Mi paso por la política a mí me encantó, porque tuve muchas oportunidades de ayudar a la gente. Me considero hasta cierto punto feminista, pero los hombres tienen logros y me gusta mucho trabajar con ellos”, decía la diva, que se fue ayer a los 93 años.
Silvia Pinal, entre la gloria de Buñuel y el genio de Tin Tan