Traducen texto cuneiforme a inglés con inteligencia artificial

Investigadores de las universidades de Tel Aviv y Ariel desarrollaron el modelo de aprendizaje automático
Tablilla asiria con escritura cuneiforme. Foto: Museo Británico.
Tablilla asiria con escritura cuneiforme. Foto: Museo Británico.

Investigadores de las universidades de Tel Aviv y Ariel han desarrollado un modelo de inteligencia artificial que puede traducir texto acadio escrito en cuneiforme al inglés de forma automática, lo que parece dejar atrás el esfuerzo de los expertos en asiriología, sobre todo en el ámbito lingüístico de Asiria y el resto de la antigua Mesopotamia, para comprender una de las formas de escritura más antiguas conocidas.

Cuneiforme se traduce como “en forma de cuña”, porque en la antigüedad la gente lo escribía usando un corte de lápiz de caña para hacer una marca en forma de cuña en una tablilla de arcilla, explica Judy Siegel-Itzkovich en una nota sobre el invento israelí publicada en el sitio de The Jerusalem Post.

Los doctores Shai Gordin, de la Universidad Ariel, y Gai Gutherz, Jonathan Berant y Omer Levy, de la de El Aviv, publicaron sus hallazgos en la revista PNAS Nexus con el título “Translating akkadian to english with neuralmachine translation”.

Cuando desarrollaron el nuevo modelo de aprendizaje automático, entrenaron dos versiones: una que traduce el acadio a partir de representaciones de los signos cuneiformes en escritura latina y otra que traduce a partir de representaciones. La primera versión, utilizando la transliteración latina, dio resultados más satisfactorios en este estudio, logrando una puntuación de 37.47 en el Best Bilingual Evaluation Understudy 4, que es una prueba del nivel de correspondencia entre la traducción humana y la máquina de un mismo texto.

El programa es más efectivo, explicaron los investigadores, cuando se traducen oraciones de 118 o menos caracteres. En algunas de las oraciones el programa produjo “alucinaciones”, un resultado sintácticamente correcto en inglés, pero no exacto. Gordin señaló que en la mayoría de los casos, la traducción se puede usar como un primer paso en el texto, pero los autores proponen que la traducción automática se utilice como parte de una “colaboración hombre-máquina” en la que los humanos corrigen y refinan los resultados de los modelos.

Cientos de miles de tablillas de arcilla inscritas en escritura cuneiforme documentan la historia política, social, económica y científica de la antigua Mesopotamia, escribieron. “Sin embargo, la mayoría de estos documentos sigue sin traducirse y es inaccesible debido a su gran número y a la cantidad limitada de expertos que pueden leerlos”.

Relieve del palacio de Tiglat-Pileser III en Nimrud. Foto: Museo Británico.
Relieve del palacio de Tiglat-Pileser III en Nimrud. Foto: Museo Británico.

Concluyeron que la traducción es una actividad humana fundamental, con una larga historia académica desde el comienzo de la escritura. “Puede ser un proceso complejo, ya que normalmente requiere no sólo un conocimiento experto de dos idiomas diferentes, sino también diferentes entornos culturales. Las herramientas digitales que pueden ayudar con la traducción son cada vez más omnipresentes cada año, vinculadas a los avances en campos como el reconocimiento óptico de caracteres y la traducción automática. Las lenguas antiguas, sin embargo, todavía plantean un problema enorme en este sentido. Su lectura y comprensión requieren el conocimiento de una comunidad lingüística muerta hace mucho tiempo y, además, los textos en sí también pueden ser muy fragmentarios.

¿Quiénes eran?

Siegel-Itzkovich nos recuerda que en 721 a. C. Asiria salió del norte, capturó el Reino del Norte de Israel y tomó cautivas a las Diez Tribus, después de lo cual se perdieron para la historia. Asiria, llamada así por el dios Ashur (el más alto en el panteón de los dioses asirios), estaba ubicada en la llanura de Mesopotamia. Los historiadores señalan que los judíos asirios aparecieron por primera vez en esa región cuando los israelitas fueron exiliados allí, y vivieron continuamente junto al pueblo asirio en los territorios después del exilio asirio.

Los arqueólogos han encontrado cientos de miles de tablillas de arcilla de la antigua Mesopotamia, escritas en cuneiforme y que datan de 3 mil 400 a. C., muchas más de las que podrían traducirse fácilmente por el número limitado de expertos que pueden leerlas.

 

 

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