Sarai AguilarMUAC: violencia disfrazada de arte

Tras la era zoom, vuelve la fascinación por el cuerpo

El cuerpo ha sido desde siempre un campo de batalla, un lienzo, una herramienta de protesta: un espacio creativo

Y al salir poco a poco de la pandemia, las galerías de arte se llenan de nuevo. Pero al parecer el protagonismo del cuerpo, no como representación artística, sino como el espacio creativo mismo, parece inundarlo todo.

Hay varias razones para ello. La marea abrumadora de muestras relacionadas con el cuerpo parte en gran medida de “la necesidad de reafirmar el cuerpo como objeto real, activo y tridimensional, después de tanta virtualidad y pantalla durante la pandemia”. Así lo dice Julie August en una entrevista reciente con respecto a una numerosa cantidad de exposiciones en Buenos Aires relacionadas con el cuerpo.

No obstante, no podemos ser tan ingenuos para creer que esto es algo nuevo. El cuerpo ha sido desde siempre un campo de batalla, un lienzo, una herramienta de protesta: un espacio creativo. “El cuerpo como terreno de experimentación e instrumento de manifestación o herramienta de trabajo me parece fundamental porque es lo más cercano que tenemos», dice la curadora Melisa Boratyn.

De hecho negarlo sería desaparecer de la historia del arte a Orlan, artista francesa del performance que utilizó como recurso constante y exclusivo a su propio cuerpo, primero representado y luego modificado de formas tan diversas como el performance, la hibridación de su imagen con otras imágenes mediante recursos digitales, el video–performance y la intervención quirúrgica de su rostro. Esto dio pie a lo que algunos académicos llaman ser sujeto y objeto a la par de sus creaciones[1]

cuerpo

Igual encontramos a Sterlac y su bioarte. Stelarc es un artista del bioarte y del performance que cuestiona la capacidad del cuerpo humano llevándola al límite. Entre sus obras más conocidas están su implante de una tercera oreja en un brazo y sus varias suspensiones al aire enganchado, literalmente, de su piel. A diferencia de Orlan, quien busca resignificar el cuerpo, Sterlac busca dejarlo atrás. Como él mismo mencionó, “el cuerpo está obsoleto. Nos encontramos al final de la filosofía y de la fisiología humana”.

Esto va más allá del bricolaje corporal del que nos habla Philippe Liotard. No es el cuerpo como lienzo sino el cuerpo que ni siquiera se presenta asimismo como transgredido, sino transgresor de sus propios límites.

Y justo después de la pandemia vuelve esta fascinación por el cuerpo. Como si quisiéramos reiterarle a la muerte que somos los que quedamos. Que vencimos la pandemia y el superhombre al que aspiraban los cyborgs emana de aquellos que poco a poco abandonan sus casas, pues como enunció Heim Michel: “incluso en la época del sujeto tecnosocial, la vida se sigue viviendo a través de los cuerpos”.

orlan

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[1] Gutiérrez Pérez, Paulo Octavio. (2008). Orlan: Un cuerpo propio. La ventana. Revista de estudios de género3(28), 270-293. Recuperado en 15 de abril de 2022, de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1405-94362008000200011&lng=es&tlng=es.

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