Trigal, la recién estrenada ópera prima de Anabel Caso, es una película sin artificios. Es simple, directa, honesta y se nutre de la cotidianidad de la vida. Y ahí radica su mayor valor.
Durante el verano, Sofía (Emilia Berjon Ramírez, hija de la actriz Arcelia Ramírez), de trece años, viaja al campo, a la casa de su prima (Abril Michel), para pasar las vacaciones. Durante estos días las dos vivirán un despertar de la sexualidad y el deseo envueltas en un triángulo amoroso con un hombre casi veinte años mayor.
Habla de las mujeres, de nuestras vivencias, de nuestras carencias, de nuestras soledades, y de cómo nos acercamos al universo de la sexualidad
La película, dice la directora y guionista, “está permeada de una serie de memorias mías que no tienen que ver con ese momento específico, pero que están condensadas en lo que para mí fue una de las épocas más significativas de mi vida: el paso de la pubertad a la adolescencia… Habla de las mujeres, de nuestras vivencias, de nuestras carencias, de nuestras soledades, y de cómo nos acercamos al universo de la sexualidad. Pero también habla de los límites del consentimiento y de lo que sucede cuando en una situación de deseo se está en una posición de ventaja respecto del conocimiento y la experiencia”.
Una historia de coming of age, como se le conoce en el argot cinematográfico, en donde se crea un espacio de intimidad entre los personajes y el que está mirando, surgido a partir de la honestidad del relato dónde las emociones toman el primer plano y donde no hay concesiones ni intentos paternalistas de endulzar la realidad. Con la fotografía de Julio Llorente, las estampas doradas y bucólicas del trigal iluminado por el sol contrastan con la dura realidad de la siega, que podrían representar el paso del romanticismo adolescente al enfrentamiento con la a menudo amarga realidad de las relaciones.
Recién estrenada en salas comerciales, y habiendo participado en festivales internacionales como el de Morelia y Málaga. Trigal sobrevivió a la pandemia aunque por momentos parecía que nunca podría llegar a concluirse.
La filmación de la película que quedó lista para exhibirse en 2022, se hizo en Sonora, por sus “trigales divinos”, como los describe Anabel, pero llegó la Pandemia y el rodaje tuvo que parar. Al final, algunas tomas tuvieron que hacerse en campos igualmente hermosos, pero de cebada en Puebla.
Originaria de Argentina donde estudió en el Centro de Investigación Cinematográfica en Buenos Aires, pero radicada en México desde hace 20 años, Anabel Caso es también autora de Sofía (2016), un cortometraje seleccionado en más de cuarenta festivales y ganador de seis premios internacionales. Pero además la realizadora es creadora y directora de contenidos para diferentes productoras de México, Argentina y España y se encuentra ya en etapa de desarrollo de su segundo largometraje El Hermano mayor; perfilándose como una de las cartas más prometedoras del cine actual por su capacidad para transformar las vicisitudes de la vida en imágenes que saben tocar el corazón del espectador, posibilitando la alquimia y la magia del fenómeno fílmico.
