Las agresiones sufridas por la Federación General de Trabajadores Palestinos (PGFTU) en la Franja de Gaza de parte del movimiento fundamentalista Hamás, desde el momento que el mismo se instala como soberano en dicho territorio, indica el carácter dictatorial y violento del accionar de esta organización frente a instituciones, que como la PGFTU, tienen por función proteger los derechos de los trabajadores palestinos. Se trata de una historia de violencia e intimidación que pasa muchas veces desapercibida frente a los ojos de muchos, pero que merece ser conocida.
La historia relatada es sólo un esbozo de las políticas implementadas por el Hamás ya hace más de 17 años. Una forma de gobierno que viene coartando desde aquel momento cualquier expresión institucional palestina que defienda los derechos de los trabajadores.
En el año 2005 y bajo el gobierno de Ariel Sharon, Israel se retira de la Franja de Gaza en forma unilateral, desplazando de la zona a todo poblador judío y quitando del lugar por completo a su ejército.
Al año siguiente se realizan las últimas elecciones parlamentarias en los territorios palestinos. Estas son ganadas por el Hamás obteniendo el 44% de los votos por sobre Al Fatah (representativo del presidente de la Autoridad Nacional Palestina -ANP-, Mahmud Abbas) quien obtiene el 41% del electorado. Como consecuencia de ello Ismael Haniya líder del Hamás es nombrado primer ministro, aunque siempre bajo la figura del presidente de la ANP. Los resultados de estas elecciones marcarán un antes y un después para la vida de la Federación General de Trabajadores Palestinos en la Franja de Gaza y la protección de los derechos de sus afiliados.
En octubre del mismo año, más precisamente el 12 de dicho mes, un grupo de 40 “militantes” del Hamás, destrozan las oficinas de la Federación General de Trabajadores Palestinos en la Franja de Gaza (PGFTU). Al poco tiempo 13 trabajadores palestinos fueron asesinados a balazos en Gaza por la policía local en una manifestación que pedía el pago de salarios y prestaciones de desempleo.
El 29 de enero de 2007 el Hamás atenta con proyectiles sobre la vivienda del secretario general adjunto de la Federación Sindical Palestina Rasem Al Bayari. El mes siguiente el mismo movimiento fundamentalista ataca la radio de PGFTU. Las autoridades del Hamás se opusieron a la emisora y dijeron que “envenenó” al pueblo. Se trataba de una emisora de radio sindical cuyo objetivo era defender los derechos de los trabajadores y permitirles expresar sus opiniones. La estación ha quedado totalmente destruida y los “trabajadores con la boca tapada”.
En abril el líder sindical Rasem Al Bayari es atacado a disparos mientras viajaba en su automóvil con su familia.
El 12 de junio de 2007, y cuando ya PGFTU no cuenta con representación alguna en Gaza, el Hamás echa violentamente de la franja a la Autoridad Nacional Palestina.
Después de este duro episodio, el dominio del movimiento fundamentalista islámico sobre este espacio territorial pasa a ser total.
La historia relatada es sólo un esbozo de las políticas implementadas por el Hamás ya hace más de 17 años. Una forma de gobierno que viene coartando desde aquel momento cualquier expresión institucional palestina que defienda los derechos de los trabajadores.
Al respecto el secretario general de la CSI (Confederación Sindical Internacional) Guy Ryder expresa en una nota dirigida a la dirigencia palestina que: “La CSI deplora la la violencia en Gaza, tras días de conflicto entre combatientes de Hamás y Fatah, que costó la vida a unas 90 personas, muchas de ellas civiles.” Y entre otras observaciones agrega: “La CSI está particularmente preocupada por los informes que dicen que las oficinas en Gaza de su afiliada palestina, la PGFTU, se encuentran entre las instalaciones tomadas por los combatientes de Hamás. Hamás debe retirarse inmediatamente de las oficinas de la PGFTU y de todos los demás edificios que han tomado.”
Considero oportuno resaltar, que contrariamente a lo descripto previamente, en agosto del 2008, y bajo el paraguas de la CSI, la Federación General de Trabajadores Palestinos (Cisjordania) concreta un acuerdo histórico con la Histadrut – la Confederación General de trabajadores de Israel. Dicho convenio se firmó con el objetivo de proteger los derechos de los trabajadores palestinos que laboran para empleadores israelíes.
Sin duda, este es el espíritu de solidaridad y cooperación que promovemos en cada uno de los cursos que desarrollamos en el Instituto Internacional de Liderazgo, y que vemos reflejado en los hechos de nuestra entidad madre, la Histadrut.
Después de todo lo expuesto me pregunto y les pregunto:
¿Cómo entender el apoyo de algunas organizaciones de trabajadores a un movimiento fundamentalista como el Hamás que oprime al sindicalismo?
¿Desde cuándo las organizaciones democráticas (muchas de las cuales han conocido muy de cerca de que se trata vivir bajo la represión de una dictadura) privilegian e incluso anteponen la información provista por los organismos de una dictadura fundamentalista a las evidencias presentadas desde una sociedad democrática donde existe libertad de prensa, de opinión y de manifestación?
¿Cómo puede ser que determinados grupos identificados con valores básicos de convivencia para cualquier sociedad democrática como la libertad de expresión y asociación, la defensa de los derechos de las minorías y por sobre todo, los derechos de los trabajadores, apoyen a una organización fanática y violenta que por supuesto no práctica la democracia en ningún tipo de sus facetas o formatos?
¿Acaso no resulta contradictorio, por no decir absurdo, que movimientos progresistas de distintos lugares del mundo se manifiesten en países democráticos en contra de la misma democracia o peor aún, a favor de una dictadura atroz y perversa?
Ruego que la racionalidad de nuestros principios y la coherencia ideológica nos otorguen la sabiduría para posicionarnos en el lugar correcto.
Este, con toda seguridad, no será apoyando al régimen dictatorial y terrorista del Hamás bajo el que nadie de nosotros querría vivir ni un minuto.
Hoy, ya mucho tiempo después que el Hamás se constituya en el poder absoluto en la franja de Gaza, entendemos que la violencia ejercida por esta organización terrorista contra las autoridades y estructuras de la PGFTU en Gaza, era sólo un preámbulo de un monstruo que está condenando intencionalmente a la guerra a gran parte de su propio pueblo, a Israel y “tal vez” a toda la región.
Testimonio directo de ello es lo expresado hace unos días por Khalil al-Hayya, lugarteniente del líder de Hamás, Yahya Sinwar, en una entrevista al New York Times cuando dice que el objetivo de su organización, al producir la masacre del 7 de octubre, era “cambiar la ecuación del medio oriente”.
En otras palabras, la siniestra matanza y sus consecuencias estaban fríamente calculadas: planificaron sacrificar Gaza y sus habitantes para encender una guerra regional (involucrando a los grupos del Eje de la Resistencia, como Irán, Hezbolá, y los hutíes, entre otros) que derive en su propósito ultimativo: eliminar a Israel y establecer un estado palestino de carácter fundamentalista y opresor de su propio pueblo, una especie de teocracia como lo es el actual régimen iraní o el propio ISIS (Estado Islámico).
Este artículo se publicó gracias al Instituto Internacional de Liderazgo.
Se podrá verificar cada una de las informaciones anteriores en el sitio de www.ituc-csi.org o buscando información específica sobre el líder sindical Rasem Al Bayari:
https://www.ituc-csi.org/IMG/pdf/2007-02-02_PGFTU_headquarters_and_radio_attacked.pdf https://www.ituc-csi.org/gaza-ituc-deplores-descent-intohttps://www.ituc-csi.org/IMG/pdf/2007-04-10_Assassination_attempt_on_PGFTU_Deputy_GS.pdf https://www.ituc-csi.org/spotlight-interview-with-rasem-al https://www.europapress.es/economia/macroeconomia-00338/noticia-rsc-csi-denuncia-intento-asesinato-dirigente-sindical-gaza-creen-acto-intimidatorio-20070202184109.html
