Con el título Dolores Castro, una vida de poesía y enseñanza se rindió homenaje póstumo a la maestra y humanista Dolores Castro Varela, en el que participaron las poetas Coral Bracho y Marianne Toussaint, la escritora y académica Gloria Vergara, y Javier Peñalosa Castro, hijo de la escritora.
En la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes recordaron el legado cultural de la poeta, ensayista, novelista y docente mexicana.
En presencia de familiares, amigos y alumnos, así como de la directora del Inbal, Lucina Jiménez; de la subdirectora de Bellas Artes; Laura Ramírez, quien participó como moderadora, y del director del Instituto Cultural de Aguascalientes, Carlos Reyes, la ceremonia inició con una introducción a la vida y obra de Dolores Castro, quien falleció el 30 de marzo.
“Hasta encontrar las palabras que expresan lo esencial de su sensibilidad profunda, su amor a la vida, a la justicia y al sentido de colectividad. Si hay una palabra con la que se recuerda a Lolita Castro es generosidad”, dijo Jiménez.
En este sentido, refirió que de ella conservaremos el valor de sus propios recuerdos, sabiéndose única, diferente, capaz de seguir el torrente de la vida, hasta volar en libertad.
En su intervención, consideró que en “Lolita seguiremos encontrando inspiración, la posibilidad de cerrar los ojos y percibir el vuelo de los pájaros. Recordaremos siempre su capacidad de crear belleza, donde otros ojos solo vieron destrucción”.
Nos alientan, dijo, las añoranzas de ese patio con sus juegos, de donde emana el secreto interno de convertirse en alegría y convivencia. Nos alentará el deseo de encontrar en lo vivido esa llave que abre muy distintas puertas, no importa si te toca hacerlo, como decía ella, “a salto de mata”.
El director del Instituto Cultural de Aguascalientes, Carlos Reyes, externó que con profundo pesar que el par de ocasiones en que tuvo oportunidad de estar con la maestra Castro Varela no lo hizo por falta de interés, “sino por ese silencio que se instala en la boca cuando la admiración por alguien lo deja a uno sin palabras”.
Comentó que le tocó estar en este sentido homenaje, a una hija distinguida de Aguascalientes que ha honrado la vida “y nos ha honrado a nosotros con su pensar, su escribir, su actuar. Como pocas personas tienen el talante para hacerlo.
En su oportunidad, Javier Peñalosa Mendoza, recordó aspectos de la vida de Dolores Castro, aunque reconoció que no hablaría de la escritora, maestra y poeta porque le resulta difícil, sino de quien fuera su abuelita.
Al hacer alusión del poeta ruso Joseph Brodsky, citó que pensaba que si los humanos somos el animal que habla, entonces lo mejor de nuestras palabras y de nuestro lenguaje, es decir, la poesía, sería la medida precisa para juzgarnos.
En ese sentido, refirió que su abuelita coincidía con esta idea y “también creo que, en el caso de que esto fuera cierto y no tendría porqué no serlo, las puertas del cielo se abrieron para recibirla y también creo que esto hubiera sucedido, aunque ella no hubiera escrito nunca ni media palabra, porque para mi abuela, como podemos atestiguar los que hoy nos reunimos aquí, la poesía no se reducía a la escritura, sino que se expandía hacia esa otra forma de lenguaje, que es la existencia.
“Nunca olvidaré y probablemente nunca me cansaré de repetir lo que alguna vez me dijo: ‘Javierito está la poesía que uno hace, la poesía que uno escribe y la poesía que uno es’, y esa es la más importante, y sí, para mí la suya era una poesía de ser, una poesía de la sencillez, le acomodaron nuestras palabras con el mundo desde un lugar amoroso”.
Consideró que las expectativas de la escritora no solo fueron tener un hijo, escribir un libro o plantar un árbol; tuvo siete hijos, escribió 14 obras y plantó 21 árboles y tuvo miles de alumnos.
Para la poeta Coral Bracho, Dolores Castro fue una maravillosa persona, extraordinaria poeta, narradora, ensayista, crítica literaria y maestra de numerosas generaciones, entre otras muchas y destacadas actividades culturales que desempeñó a lo largo de su vida en nuestro país.
Marianne Toussaint, poeta que, al igual que Dolores Castro, ha coordinado diversos espacios para la formación de nuevos talentos literarios, señaló que la autora de El corazón transfigurado (1949) es un personaje que se convierte en referente, casi mítico.
“Estamos al final de una generación de mujeres y hombres también, pero en este caso hablaré de las mujeres, en donde fueron pioneras para tener un lugar, con una voz prudente y otras, pues más alzadas de tono, pero todas ellas nos abrieron las puertas, nos pusieron la silla y nos invitaron a sentarnos a las mujeres que queremos decir algo. Entonces, pues creo que tenemos Lolita para rato”.
Por último, comentó que tuvo la fortuna de conocer a Dolores Castro y aprender de ella y recibir su guía amorosa, tras estas palabras compartió dos textos pequeños de la autora de Cantares de vela (1960), ¿Qué es lo vivido? (1989), No es el amor el vuelo (1992), entre otras obras.
En este emotivo homenaje a Dolores Castro se dieron cita representantes de la UNAM, institución de la cual Dolores Castro formó parte como docente fundadora de la entonces ENEP Acatlán; alumnos de la Escuela Carlos Septién García y del Cedart Diego Rivera y Frida Kahlo, así como miembros de la comunidad literaria.
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La directora General del INBAL, Dra.@LucinaJimenez, destacó que Dolores Castro fue una mujer capaz de convertir imágenes de las que se desprenden otras, hasta encontrar las palabras que expresan lo esencial de su amor a la vida, la justicia, la generosidad y la colectividad. pic.twitter.com/Tv9D9MJ6Xe
— Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (@bellasartesinba) May 8, 2022