La psicóloga y criminóloga Mónica Ramírez Cano reconoce que por años el gobierno pactó con los líderes del narcotráfico, con lo que la violencia estaba contenida; ahora, lo que hace falta es voluntad, asesores y una estrategia, porque no la hay.
Al presentar su libro Las puertas del infierno (Editorial Porrúa, 2022), Ramírez Cano destaca que hay excepciones, como el secretario de Seguridad Ciudadana de Ciudad de México, Omar García Harfuch, quien ha hecho un papel importante.
“Si hacemos un recuento, por allá de los años 80, la violencia estaba contenida, el gobierno siempre ha negociado con los narcotraficantes, lo que hacía es escoge una cabeza del narco, negocia con él y esa persona negocia con el resto de los cárteles, eso era real, sucedía. Ahorita eso no hay.
“Lo que hace falta es voluntad, estrategias y buenos asesores, lo hemos visto aquí en Ciudad de México, con García Harfuch, que ha hecho un papel importante, es cierto que no se acaban los cárteles o lo policías que no pasan los exámenes de confianza y que terminan yéndose al otro lado, como fue el inicio con Los Zetas. Ahorita no tenemos ni estrategia a escala nacional”.
Desde la librería Porrúa Condesa, la criminóloga hace un repaso por los más de 20 años de trabajo en la parte más oscura de los criminales, creando el Método Inductivo de Investigación Aplicada, un formato para comprender qué los motiva a cometer los crímenes más atroces.
Acompañada del periodista Alfredo Campos Villeda, la perfiladora recordó a algunos de los personajes con los que tuvo oportunidad de trabajar y forman parte de su libro: Joaquín El Chapo Guzmán, Dámaso López, El Licenciado; El Cholo Iván, su jefe de sicarios; Rubén Oseguera, El Menchito, y Juana Barraza, La Mataviejitas, por mencionar algunos.
“El perfil que le hice a El Chapo era muy dirigido, era para generar una estrategia de seguridad nacional o intramuros —al interior del penal— para saber si lo iban a matar o a rescatar, había que analizar todos los escenarios”.
Explicó que hace años, cuando surgió la Federación, existía el respeto a la palabra, a los acuerdos y El Chapo era un ejemplo de ello, pues se respetaban a las familias y a la palabra.
“Ahorita estamos trabajando con los hijos, quienes se están haciendo cargo de los negocios de los papás y es una generación completamente diferente, que ya nació con posibilidades económicas y en otro contexto. El Chapo le decía a sus hijos que no se droguen, pero los jóvenes lo que menos hacen es hacerle caso a los padres”.
Aprender de los errores
Para la autora, abrir las puertas de las prisiones para echar un vistazo en la mente de los criminales más peligrosos no ha sido fácil y en el camino ha cometido errores que con el tiempo le han servido para dejar un legado para las nuevas generaciones.
Recuerda que al principio de su carrera tomaba un posgrado en Portugal, donde tuvo la oportunidad entrevistar a un pedófilo, algo que la marcó y la obligó a tomar un año sabático.
“Imagínense estar sentada seis horas escuchando lo que le hacía a los menores y con la poca pericia que tenía me llevó a un conflicto: me dijo que estaba enojada, porque lo que me estaba diciendo me estaba gustando. Era obvio que no, pero eso me llevó a replantear lo que quería”.
Entendió que es necesario llevar terapia y un proceso siquiátrico para poder dormir, porque, afirma, el insomnio es uno de los padecimientos de esto.
“Hay que dejar los casos en la oficina y siempre presente que no debes olvidar frente a quién estás es básico y esas herramientas me las dio la psicología, además de llevar terapia y tener alguien que te supervise los casos es fundamental, porque siempre te están recordando a quien acabas de entrevistar”.
La anécdota
En uno de los muchos encuentros que tuvo con Joaquín Guzmán, Ramírez Cano recuerda que le tocó compartir su cumpleaños y el capo le dedicó una canción: “Paloma negra”
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Las puertas del infierno
Gracias a todas, todos y todes quienes me acompañaron en tan maravilloso momento. Inicia una gran etapa para mi! pic.twitter.com/LPejzsQfp0
— Mónica Ramírez Cano (@MonRamirezCano) July 31, 2022