Este próximo 17 de enero inicia la Retrospectiva del cineasta israelí 𝐀𝐦𝐨𝐬 𝐆𝐢𝐭𝐚𝐢 con la película Laila en Haifa. Se trata de una colaboración con la Cineteca Nacional, la Embajada de Israel y el Instituto Francés de América Latina.
A partir de esa fecha y hasta el 15 de febrero se proyectaran 25 películás que presentarán 25 historias.
“En poco más de 40 años de prolífica trayectoria, el cineasta Amos Gitai ha realizado más de cuarenta películas, entre documentales y ficciones, en las que ha explorado las distintas capas de la historia de Oriente Medio y el devenir del Israel moderno, así como su experiencia personal a través de temas como el hogar, el exilio, la familia, la política y la religión”, dio a conocer la Cineteca Nacional.
Amos Gitai ha realizado más de cuarenta películas en las que ha explorado las distintas capas de la historia de Oriente Medio y el devenir del Israel moderno, así como su experiencia personal a través de diversos temas.
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Viviendo y trabajando entre Israel, Francia y Estados Unidos, Amos Gitai se considera un extranjero en su propio país, condición que le ha permitido adoptar una perspectiva única que combina una dura crítica a los abusos de poder estatal con un interés especial por la historia del pueblo palestino y el patrimonio cultural judío.
Gitai estudió arquitectura, vocación que le fue truncada cuando su madre le regaló una cámara de Súper 8 y un año después, en 1973, tuvo un accidente mientras combatía en la guerra de Yom Kipur.
En las primeras películas del cineasta aparecen rastros de aquel primer afán arquitectónico de representar el territorio y el espacio combinado con su inquietud por buscar entre las cicatrices identitarias de su país.
Un ejemplo claro es uno de sus primeros cortometrajes documentales, Bayit (1980), donde Gitai sigue los cambios de ocupantes (un médico palestino, el gobierno, un profesor israelí) de una casa situada al oeste de Jerusalén.
En un país donde los conflictos territoriales van acompañados de construcción y destrucción, la vida y la obra de Gitai se convierten en un referente sobre cómo la identidad personal se revela en fértil material artístico en permanente reconstrucción.
La Cineteca Nacional, en colaboración con el Instituto Francés de América Latina, la Embajada de Francia en México y la Embajada de Israel, presentan este ciclo que hace un recorrido por la extensa filmografía del cineasta, recuperando algunos de sus largometrajes más representativos, entre los que se encuentran títulos como su primera película de ficción, Esther (1985); su Trilogía de las Ciudades y su Trilogía de las Fronteras; Kippur (2000), su desgarradora película autobiográfica sobre la guerra o las meditaciones caleidoscópicas sobre sus progenitores, Carmel (2009) y Canción de cuna para mi padre (2012).
Durante más de tres décadas, el intrépido cineasta se ha dedicado a examinar las desuniones y los corrosivos antagonismos que azotan permanentemente su patria y, por extensión, perpetúan el conflicto árabe-israelí en todo Oriente Próximo.
Al mismo tiempo, ha explorado y cuestionado los mitos fundacionales (religiosos y políticos, arcaicos y modernos) que sustentan la identidad judía contemporánea, tanto en sus formas humanistas individuales como en las estatales oficiales.
A sus 56 años, Gitai es considerado el guionista y director más destacado de Israel y es probablemente más conocido por Kadosh (1999), un drama lúgubre profundamente compenetrado con los misteriosos ritmos del amor y el deseo, y a la vez inquebrantablemente crítico con las actitudes ultraortodoxas hacia las mujeres..
Nacido en Haifa en 1950 y formado como arquitecto al igual que su padre, Munio Weinraub Gitai (judío alemán, alumno de Kandinsky y a la vanguardia del movimiento Bauhaus), Gitai comenzó a realizar documentales cortos en súper 8 en la década de 1970.
Durante la guerra del Yom Kipur en 1973 fue reclutado por una unidad de rescate del ejército y experimentó una epifanía casi mística después de que su helicóptero fuera derribado por una munición siria sobre los Altos del Golán, muriendo muchos de los que iban a bordo.
El incidente, ocurrido el día de su cumpleaños, fue transformador y más tarde proporcionó el escenario para Kippur. Durante este periodo, Gitai realizó sus primeros cortometrajes para la televisión israelí, pero finalmente regresó a sus estudios de arquitectura, para completar su doctorado en la Universidad de California en Berkeley, donde vivió de 1976 a 1979.
Después de que sus primeras incursiones en el documental político Bayit (1980) y Diario de campo (1982), fueran consideradas demasiado incendiarias para emitirse en la televisión israelí a principios de los 80, Gitai se marchó a Francia, donde vivió exiliado más de una década.
Allí fundó Agav Films y produjo su primer largometraje, Esther (1985), además de otras dos imaginativas historias sobre temas de la diáspora, Berlín Jerusalén (1989) y Golem: El espíritu del exilio (1992).
Cuando regresó a Israel, en 1995, fue para participar en un proyecto documental de investigación post mortem, La arena del crimen (1996), sobre el asesinato del primer ministro israelí Yitzhak Rabin.
En la última década, Amos Gitai se ha centrado cada vez más en el largometraje, observando las vicisitudes de la vida diaria en las comunidades urbanas contemporáneas, la revisión de los violentos y agitados primeros días de la fundación de Israel, la reimaginación de su propio pasado catártico y el examen de la cuestión de la estatalidad y la utopía, un tema que exploró por primera vez en Wadi, de 1981, un docuretrato sobre una remota comunidad de marginados sociales.
Amos Gitai ha realizado más de cuarenta películas, entre documentales y ficciones, en las que ha explorado las distintas capas de la historia de Oriente Medio y el devenir del Israel moderno, así como su experiencia personal.
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