La escritora Iris Velasco incursiona en solitario con el volumen de cuento Desesperanza infinita (La sangre de las musas, 2023), una colección de 15 relatos que presenta un horizonte de gran amplitud dentro de la angustia, el miedo, la parálisis nerviosa y encarar la muerte como consecuencia de perder toda fe.
Parte de colecciones de cuentos y de poesía junto a otros autores, orfebre y mujer que resiste desde el gothic punk, Velasco se lanza, sin importar, desde cualquier punto con sus textos, ya sea de un edificio, a un bosque a perseguir a un animal salvaje, a cazar pederastas y a vivir hasta el final.
El acoso, el feminicidio, la desgracia de tener que sobrevivir impregnan sus relatos en los que se percibe la sutil y poderosa admiración por Amparo Dávila y Rita Guerrero, aunque no se sepa por quién se decanta. Aquí, Iris Velasco, una autora, «con la muerte latente, una muerte constante».
Angustia, muerte y personajes
Ya has publicado en antologías de cuento y poesía, ¿qué te impulsó a ir en solitario con Desesperanza infinita?
Tenía ideas rondándome, algunas se habían quedado en el tintero, y al encontrarme que la mayoría eran sobre un mismo tema, quise desarrollarlas, darles un fin, y eso me impulsó a publicar, junto con la oferta-propuesta por parte de la editorial, la cual llegó en el momento indicado. Una vez hablado, me senté a darle forma a esos pensamientos.
Arrancas con dos relatos cortos pero que perfilan tu tono, «El filo de una hoja» y «El baño de McCarthy’s». ¿Puedes contarme sobre la angustia en el diálogo interior de tus personajes?
Los personajes ni siquiera están conscientes de su angustia. Están acostumbrados a vivir y sentirse así, esperando que el día que viene no sea igual al anterior. Se resisten a enloquecer, pero esperan pacientes. Y tienen la opción de dar el paso, o de verdad hacer a su desesperanza verdaderamente infinita.
Y claro, es la angustia por la que la mayoría, en estos tiempos, pasamos. Estos personajes pueden ser cualquiera de nosotros. Por fortuna, de estos temas se va hablando con más libertad.
En «Silenciosa» y «Depredadores», por ejemplo, los monstruos no solo son internos, ¿qué te llevó a voltear hacia ese tipo de maldad?
La idea del cuento «Silenciosa» surgió al estar en un trabajo, tuve un compañero con características parecidas al personaje D., y por momentos yo me sentía acosada por él. Me empecé a preguntar cómo sería una situación similar si él fuera un asesino. Empecé a escribirlo, y por momentos me daba miedo darle paso a la ficción estando en la oficina con ese individuo. Hasta que renuncié, me di a la tarea de escribirlo, junto con herramientas que adquirí en diversos talleres de escritura de terror.
Este tipo de monstruos, por desgracia, existen en nuestro día a día, los secuestradores, los caníbales, los feminicidas, los pedófilos… y quise combinar la cuestión de la salud mental con lo que seguimos viendo en las noticias. En ambos cuentos los personajes se contraponen, por un lado, el objetivo de D. es cazar a su víctima para un mal, mientras la protagonista de «Depredadores», adopta formas grotescas, pero su propósito es un bien para los más inocentes.
Y por supuesto, darle un respiro al lector… que al leer estos no se vuelquen en su propia locura.
En «Fagofobia» juegas con distintas atmósferas que te llevan desde un explorar sexual de adolescentes hasta la sospecha de algo sobrenatural, pasando por la locura, ¿cómo hiciste encajar estos elementos?
No sé si es bueno decir que fue fortuito. La historia, cuando la tenía en mi cabeza, era muy diferente, la persona que observaba a Verónica sería un adulto, y tendrían otro destino. Sí, el voyerismo estaba presente, pero con una trama y final distinto. Conforme fui escribiéndolo, tuve la idea de que fueran niños los que observaran. Me parece que los adolescentes están más abiertos a la empatía, su mundo no está tan contaminado como el de nosotros los adultos, y Verónica necesitaba un cómplice que la salvara o que estuviera realmente presente en los ataques de este monstruo, y que pareciera, solo ellos ven, porque, aunque sean adolescentes con la libido al mil, conservan cierta inocencia.
Con «Tema de salida» tocas un tema duro y doloroso pero inevitable cuando se habla de desesperanza. ¿Hay un otro yo literario que siempre se acerca a la muerte?
Desde luego. Para mí, sin la muerte nada existe. El tema está presente en casi todo lo que escribo. Tengo una serie de poemas que la abordan, hablando de cosas en el tintero, espero que el siguiente año salgan a la luz.
También, está próxima a presentarse una antología con el tema de la muerte, ahí, participo con un cuento que se llama «Cabalgata a las tres de la mañana», y otra que está programada para diciembre (hablando de monstruos también) sobre una vampira que ya ha visto tanto durante más de doscientos años, y todo la decepciona cada vez más, que quiere dejar su inmortalidad de lado y darle paso a su muerte.
Entonces, la muerte es latente. Una constante en mis relatos.
Velasco tendrá estas presentaciones:
El volumen se puede comprar en La sangre de las musas.