¿Cuál es el límite entre provocador y timador? ¿Cuál es el verdadero arte, el pegar plátanos en la pared y resignificarlos o el convencer a amantes del arte –cualquier cosa que ello signifique– a pagar sumas millonarias por certificados de autenticidad de un plátano?
Por insulso e inverosímil que parezca, ese es el debate en las grandes esferas del arte conceptual actualmente. Comedian, del artista italiano Maurizio Cattelan, fue un fenómeno cuando debutó en 2019 en la Feria Art Basel Miami Beach, ya que los asistentes intentaban discernir si la pieza de fruta amarilla fijada a una pared blanca con cinta adhesiva plateada era una broma o un comentario audaz sobre los cuestionables estándares entre los coleccionistas de arte.
En un momento dado, otro artista tomó el plátano de la pared y se lo comió. De acuerdo con la agencia AP, la pieza atrajo tanta atención que tuvo que ser retirada de la vista, pero se vendieron tres ediciones por entre 120 mil y 150 mil dólares, según la galería que manejaba las ventas en ese momento.
Cinco años después, alguien ha pagado ahora más de 40 veces ese precio alto en la subasta de Sotheby’s (esto es 6.2 millones de dólares). O, más exactamente, han comprado un certificado de autenticidad que les da la autoridad para adherir una banana a una pared y llamarla Comedian.
Así que hoy en día si usted pega un plátano a la pared, pero se pagan millones, es que no es cualquier plátano, sino EL plátano directo del mundo sensible con un valor estético proveniente del importe monetario que se hizo para tener el certificado.
Una contradicción estética que Kant estaría encantado de dilucidar. La experiencia estética reducida a un tema utilitario como lo es un certificado de poseer el fruto más costoso del mundo.
Definamos arte conceptual: es una corriente artística que dicta que los conceptos y las ideas detrás de una obra tienen más peso que la obra en sí misma. El gran problema es cuándo saber que esa realidad es lo que enuncia el creador o simplemente nos presenta cualquier garabato con algún significado inventado.
Pero, al parecer, esas creaciones que algunas llaman pomposamente provocativas, sí tienen un elemento tangible claro: recaudar dinero. Varios de los casos más famosos de los últimos tiempos de este tipo de arte fueron el tiburón en formol de Damien Hirst y el vaso de agua medio lleno de Wilfredo Prieto.
Y no se puede dejar de lado la obra inmaterial Io Sono, que fue subastada en la conocida casa milanesa Art-Rite. El comprador recibió un certificado de garantía, sellado y firmado por el autor. Ese documento es lo único tangible de la escultura.
Salvatore Garau, creador de la obra, comenta respecto a esta pieza: “El éxito de la subasta confirma un hecho irrefutable: el vacío no es más que un espacio lleno de energía (…) que se condensa y se transforma en partículas, es decir, en nosotros”.
¿Realmente es arte? Si estafar es arte, son unos genios.
#AuctionUpdate: Maurizio Cattelan’s iconoclastic ‘Comedian’ has captivated the world once again—this time in the #SothebysNewYork salesroom. The world’s most notorious banana just sold for $6.2M. #SothebysNOW pic.twitter.com/6bOSz0k5b0
— Sotheby’s (@Sothebys) November 21, 2024
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