Para los encargados de la mudanza es un desafío único mudar a la familia más prominente de Estados Unidos de la residencia más conocida del país e instalar a la nueva primera familia, y hacerlo todo en cuestión de horas.
Eso es lo que hace el personal de la residencia de la Casa Blanca cada vez que la presidencia cambia de manos. Si bien el presidente entrante se encuentra en un extremo de la Avenida Pensilvania prestando juramento afuera del Capitolio de Estados Unidos, el personal de la Casa Blanca se apresura a mudar a la primera familia saliente y preparar la residencia para los nuevos ocupantes.
“Es increíble. Pienso que es un milagro logístico”, dijo Jeffrey Engel, director del Centro de Historia Presidencial de la Universidad Metodista del Sur en Texas.
Mientras la atención mundial se centra en la pompa y circunstancia de la transición de poder, los trabajadores de la Casa Blanca preparan una transición de domesticidad que pase inadvertida y se lleve a cabo sin interrupciones.
Con un camión de mudanzas enfrente de la Casa Blanca y otro en la parte de atrás, el personal de la residencia muda las pertenencias de una familia y trae las de la otra. Guardan artículos de uso cotidiano cuidadosamente seleccionados, como champús y pasta de dientes favoritos de la familia entrante.
Un equipo de 90 personas dirigido por el jefe de la Casa Blanca realiza la mudanza en lugar de empresas externas de mudanzas. Según Kate Andersen Brower, autora del libro The Residence: Inside the Private World of the White House (La residencia: Dentro del mundo privado de la Casa Blanca), los integrantes del equipo cuentan con autorización de seguridad, conocimiento de edificios y están familiarizados con las tradiciones de la Casa Blanca.
Desde los empleados domésticos hasta los ingenieros, “todos colaboran y se convierten en personal de mudanza por un día”, explica Andersen Brower.
Tienen entre 4 y 5 horas para completar el trabajo: Después de que los presidentes saliente y entrante salgan juntos de la Casa Blanca para la toma de posesión y antes de que el recién investido presidente y su familia regresen de las festividades del día para prepararse para el baile de gala de la noche.
“Es una situación en la que todo el mundo se pone manos a la obra”, expresa Andersen Brower. “Es un gran esfuerzo, y los miembros del personal están muy orgullosos de sí mismos por llevarlo a cabo”.
Los preparativos empiezan una vez concluidas las elecciones primarias, cuando el jefe comienza a investigar las preferencias de los candidatos que pudieran ganar las elecciones nacionales. Esto implica saber qué desayunan las familias de los principales candidatos y qué marcas de productos del hogar prefieren.
El día de la toma de posesión, el personal cambia los colchones y limpia la residencia. La mayoría de los muebles permanece en la histórica casa. Cualquier renovación o redecoración que deseen los nuevos ocupantes se hará posteriormente.
Investigan gustos de la familia entrante
El personal de la residencia es apolítico. No revelan por quién ha votado en ninguna elección, dice Anita McBride, que fuera la jefa de personal de la ex primera dama Laura Bush. Hay tradiciones tanto en el Ala Oeste, donde se encuentran los despachos del Presidente y de sus asesores de alto nivel, como en la residencia central y la zona de oficinas del Ala Este, que destacan la santidad de la transición de poder.
En un cajón del escritorio “Resolute” del Despacho Oval, construido con madera de roble del buque británico HMS Resolute y obsequiado al presidente Rutherford B. Hayes en 1880 por la reina Victoria del Reino Unido, los presidentes modernos dejan una carta de apoyo y orientación para sus sucesores. Las cartas han variado desde lo extravagante hasta la humildad en la derrota.
En 1989, el presidente Ronald Reagan utilizó papel para cartas impreso con la frase “No dejes que los pavos te depriman” en su nota al presidente entrante George H.W. Bush, y a su vez George H.W. Bush, tras perder contra Bill Clinton, escribió en 1993: “Le deseo lo mejor. Le deseo lo mejor a su familia. Su éxito ahora es el éxito de nuestro país. Le apoyo con todas mis fuerzas”.
El personal de la residencia también tiene sus tradiciones, señala McBride. Durante una reunión de despedida en el Salón Este, el personal entrega a la primera familia saliente la bandera que ondeó sobre la Casa Blanca el primer día de residencia de esa familia y la bandera que ondeó la mañana de la partida de la misma familia saliente. “Es muy emotivo”, indica McBride.
“El personal se encariña con un presidente”, sin importar de qué partido político sea. No obstante, afirma, los miembros del personal son “los mejores profesionales. Tienen un trabajo que hacer”. Y el 20 de enero, el personal de la residencia hace su parte en la transición pacífica del poder dando la bienvenida a la familia del próximo presidente.
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Historic Presidential Inauguration Marathon
20 presidential inaugural addresses in their entirety from Franklin Roosevelt in 1933 to Joe Biden in 2021.
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— CSPAN (@cspan) January 19, 2025
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