Bestiario bibliófilo fieras literarias Ligia Urroz

«Bestiario del bibliófilo (y otras fieras literarias)»

En la literatura medieval, un bestiario es “una colección de relatos, descripciones e imágenes de animales reales o fantásticos”

El próximo sábado primero de marzo se presentará en la FIL 46 de Minería el libro Bestiario del bibliófilo (y otras fieras literarias), de Ricardo E. Tatto. Acompañaremos a Ricardo, el escritor, historietista y diseñador gráfico Bernardo Fernández Brigada (BEF) y una servidora. Moderará Mauricio Bares de Nitro/Press.

El Bestiario del bibliófilo es un libro alegre donde el humor y las sonrisas se hacen presentes párrafo a párrafo. El prólogo —escrito por Daniel Salinas Basave— hace una recomendación que suscribo —y suelo seguir desde siempre— con todas mis lecturas: “Raya y subraya este bestiario. Hazle apuntes y dibujitos. Acábate la tinta. Lo peor que le puede pasar a este bestiario y a las bestias que lo poblamos es quedarnos arrumbados en un escritorio”.Bestiario bibliófilo fieras literarias Ligia Urroz

¿Qué es un bestiario?

En la literatura medieval, un bestiario es “una colección de relatos, descripciones e imágenes de animales reales o fantásticos”. Julio Cortázar titula así su libro de ocho cuentos donde se encuentran el humor, lo fantástico y lo absurdo, y justamente eso es lo que hace Ricardo con Bestiario del bibliófilo. Con una gracia única, Rich equipa a sus bestias: les pone cabeza, dientes y cola.

¿Qué es un bibliófilo?

Es un gran lector que prodiga amor por los libros. Colecciona y atesora ejemplares, clasifica y categoriza su biblioteca. Como bien dice Ricardo, podría llegar a ser una aflicción obsesiva compulsiva, una adicción, una enfermedad. El bibliófilo también padece bibliofilia, que es el amor hacia los libros y como escribe el autor: “Todos los lectores poseemos más libros que los que podremos alcanzar a leer en nuestra corta vida” y eso no nos impide seguir acumulando. Yo apilo libros en mi mesa de noche, en el baño, en la sala, en el escritorio donde trabajo, en mi “audible”.

El texto cuenta con un apartado llamado “La fauna bibliófila” donde se describe una larga lista de las manías y mañas de los amantes de los libros: apiladores de libros, los cazadores de libros, los marchantes de libros, los voyeristas de libros, los birladores de libros, los coleccionistas de libros y los académicos. Es muy simpático clasificarnos a nosotros mismos en dichas etiquetas. Yo soy una adicta confesa que acumula ejemplares: los apilo, los cazo, los miro y los colecciono.

Mi madre me contó una historia jocosa acerca de sus compañeros universitarios —cuando no tenían un clavo—:siempre que entraban a una librería llevaban una goma de borrar para bajarles el precio a los ejemplares. Eso era cuando los precios se anotaban con lápiz en la parte derecha superior de la primera página.

Claudia Duclaud Alfredo Campos Villeda fil mineria
FIL de Minería. Foto: Alfredo Campos Villeda

Después de unas buenas risas al leer “la fauna bibliófila”, Ricardo nos presenta el Manual del buen lector. Me llamó mucho la atención “El lector imposible” que es “aquel niño que una vez que aprende a leer, no puede detenerse (cajas de cereal, etiquetas, periódicos), revistas (sin importar si son panfletos políticos o religiosos) y de ahí germina la vocación lectora. Autoras que he leído recientemente tocan justo ese tema: Agota Kristof, Louise Glück y Annie Ernaux.

El bestiario también clasifica a los lectores en monógamos, polígamos y promiscuos. En mi caso particular soy polígama, no necesito haber terminado un título para estar leyendo otros. Avanzamos en la lectura de Bestiario y seguimos riéndonos —y a veces a carcajadas— y entramos a las Manías de los lectores: Oler libros, subrayarlos, doblarlos, pegarles post-its, doblar cubiertas, poner toda clase de separadores (tickets, boletos, servilletas, lápices y cualquier objeto que se encuentre a la mano). Otras de las manías de los lectores son las posturas y sus horarios de lectura.

La segunda parte del libro la tituló Otras fieras literarias. Aquí el autor escribe sus opiniones sobre el humor negro y la corrección política, la terrible cultura de la cancelación y su voracidad de censurarlo todo, la pérdida del humor de nuestras sociedades. Personalmente tengo una postura contra el wokismo y de la cultura de la cancelación. No podemos perder nuestras libertades —sobre todo en nuestras lecturas—: las prohibiciones de ciertas novelas extraordinarias y universales me parecen un acto de total ignorancia. Los ejemplos abundan: Lo que el viento se llevó, El Color púrpura, Matar a un ruiseñorBestiario bibliófilo fieras literarias Ligia Urroz

Por si fuera poco, al final del Bestiario, Ricardo escribe sobre el periodismo cultural, el periodismo de opinión y la crítica cultural. Cavila sobre un punto medular: la cultura como bálsamo y salvavidas. No podría estar más de acuerdo con él, ya que las columnas culturales que escribo cada quincena para el periódico Milenio son mi bálsamo, ese aire fresco perfumado de libertad. Y para finalizar, el autor escribe acerca de libros viajeros y de libros para viajar. De libros de tren, libros que viajan en el tiempo y de los viajes mentales.

Si usted es un amante de los libros lo esperamos el sábado primero de marzo en el Salón El Caballito, Tacuba 5, Centro Histórico, CdMx a las 14:00 horas. Le prometo pasarla muy bien.

Una invitación a conversar con veinte grandes autores*

 

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