Charlie Watts: ovaciones y pueblo fantasma

“Buenas noches, Príncipe”, fue la despedida que le dio Eric Clapton, en medio de un alud de mensajes de toda la familia del rock
Charlie Watts. Ciudad de México, 2016, por Fernando Aceves.
Charlie Watts. Ciudad de México, 2016, por Fernando Aceves.

Leí tiempo atrás una crónica de la primera presentación de Édith Piaf en Nueva York, acaso en el Carneggie Hall, que dejaba para el registro una marca en el escenario por la ovación durante siete minutos de pie que recibió la atormentada diva del melo francés. Evoqué aquella lectura, recuerdo ahora, cuando durante el concierto de los Rolling Stones de la gira Voodoo Lounge en México, enero de 1995, el baterista Charlie Watts acaparó los aplausos frente a sus compas Mick Jagger, Keith Richards y Ron Wood (el bajista Bill Wyman acababa de bajarse de la rodada).

Charlie Watts. Ciudad de México, 2016, por Fernando Aceves.
Charlie Watts. Ciudad de México, 2016, por Fernando Aceves.

Pasaban los minutos y aquel hombre sencillo, encanecido, enflaquecido, recibía sin mayor emoción a la vista, imperturbable, los honores de la banda roquera reunida en el Autódromo para adorar a sus Satánicas Majestades. Dicen que el percusionista repitió el numerito de llevarse el pastel de las palmas en su segunda visita por acá con el tour Bridges to Babylon, en febrero de 1998, pero eso no me consta porque el deber llamaba a la puerta más de dos veces entonces.

Pero le creo a mi querido amigo Fernando Aceves, quien comentaba ayer en sus redes (e ilustra con su arte fotográfico este texto), a propósito de la muerte del gentil hombre de las baquetas, aquellos momentos de éxtasis para ovacionarlo. Fernando sabe de lo que habla, pues aun siendo el hombre detrás de la cámara ante la élite del rock durante tres décadas, dice que si te dedicas a su oficio ya lo has hecho todo cuando retratas a las Piedras Rodantes, a quienes él tuvo a tiro de lente por lo menos en cinco escenarios del mundo y un templo en Ciudad de México.

Barrio de La Candelaria de los Patos, Ciudad de México, 1995, por Fernando Aceves.
Barrio de La Candelaria de los Patos, Ciudad de México, 1995, por Fernando Aceves.

Discrepo por eso de quienes como otro amigo, Roberto López, ven a Watts como el menos Stone de los Stones, pues había que recordar aquellas ovaciones y atender la conmoción que ha provocado su partida a rodar a otro plano comparadas con el desinterés, el valemadrismo y la apatía con que fue recibida la noticia de la jubilación de Wyman hace 26 años, por ejemplo, que como todo bajista no se veía pero ahí estaba siempre sosteniendo el entramado musical de la banda. Apenas sus siervos incondicionales lo notaron.

“Buenas noches, Príncipe”, fue la despedida que le dio ayer Eric Clapton, en medio de un alud de mensajes de toda la familia del rock. Keith Richards publicó una foto de la batería con un letrero de “cerrada” mientras caían uno tras otro los pésames de la nobleza: sus colegas de instrumento Ringo Starr, ex Beatles, y John Densmore, ex Doors, contemporáneos, además de Steward Copeland, ex Police. También Gene Simmons y Paul Stanley de Kiss, Elton John, Axl Rose, Joan Jett y Paul McCartney, quien subió un emotivo video, entre decenas y decenas de figuras que pasaron a presentar sus respetos en el ciberespacio.

En abril de 2020, con motivo de la pandemia, algunos grandes monstruos de la música armaron con la Organización Mundial de la Salud su versión de Live Aid remoto, vía YouTube, y los Stones se apuntaron con unas rolas para este espectáculo titulado One World: Together at Home, como “You Can’t Always Get What You Want”, que se despacharon Jagger, Richards, Wood y Watts, cada uno desde su respectiva residencia, pero el baterista sin su instrumento, solo armado con un par de baquetas, unas cajas y unos platillos imaginarios. Genial.

Sencillo, discreto, amante del jazz y símbolo Stone, Charlie Watts ya rueda en otros espacios. Si les parece, evoque cada quien al caballero de las baquetas con su rola favorita de los Rolling, que de este lado suele ser “Sympathy for the Devil”, versión en vivo del Get Yer Ya-Ya’s Out, pero que ahora será, con la pandemia a cuestas, “Living in a Ghost Town”, fantasmas viviendo en un pueblo fantasma.

 

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