El arte sale a la calle. Es la premisa que llevamos años repitiendo y mostrando como una señal de que nos transformamos, que hemos evolucionado de la concepción elitista de hace ya más de dos siglos de Charles Batteux sobre las bellas artes.
Pero la realidad es que no ha sido un proceso reflexivo el que ha llevado a la calle el arte “convencional” fuera de los museos, sino la pandemia.
Pues si bien se presume que en las últimas décadas “hemos deconstruido el concepto de escenarios y espacios para el arte”, sabiendo que los espacios se transforman con la presencia del objeto o ejecución del arte y que no son los edificios sino la presencia de experiencia estética lo que da significados a los lugares, sólo se ha apostado por el Street Art en estos espacios.
Hoy, debido a la pandemia, el arte de la National Gallery de Londres escapó de la galería al aire libre con una exposición de réplicas de obras maestras que desde la semana pasada se exhibe en el centro de la ciudad como parte del nuevo festival «Inside Out».
?️ This summer, we’re bringing art into the outdoors as part of the #InsideOut festival.
Trafalgar Square now plays host to a giant alfresco exhibition of life-sized replicas of the Nation’s Favourite Paintings. Have you spotted them yet? https://t.co/c0JSUeINDT pic.twitter.com/ZXERFAk90l
— National Gallery (@NationalGallery) August 14, 2021
La exposición, abierta al público de forma gratuita, es la estrella del nuevo festival «Inside Out», organizado por el Ayuntamiento de Westminster con el objetivo de llevar la cultura y el entretenimiento a las calles del distrito. «Los girasoles» de Van Gogh, «El último viaje del ‘Temerario'» de Turner y «Venus y Marte» de Botticelli son algunas de las veinte pinturas que se dejarán ver en tamaño real, en reproducciones de entre uno y dos metros de ancho, en la terraza norte de la plaza de Trafalgar, en el corazón de Londres.
No es la primera vez que ocurre. No obstante, en pintura no había sido tan usual como en danza.
Bailarinas de ballet clásico de la compañía de “Ardentía Danza Contemporánea” transformaron en 2018 los pasos peatonales aprovechando los semáforos en rojo en la Ciudad de México.
El objetivo de este movimiento fue acercar al gran público la cultura del baile mediante la interpretación de varios clásicos como el Cascanueces, el Lago de los cisnes y Don Quijote de la Mancha, entre otros.
Retomando la pintura en tiempos de pandemia, hay casos más radicales como Faby, una pintora francesa con 25 años de trayectoria que, ante el confinamiento, “decidió hacer de la necesidad virtud”.
De acuerdo con notas periodísticas publicadas en El País, ella solía exponer hasta la irrupción del covid en salas de arte, en ayuntamientos o en exposiciones culturales. Puesto que en Francia se cerraron todas ellas, decidió cargar a modo errante ella con su obra personalmente en la espalda en ocasiones a manera de caballete para mostrarla en las calles y acercarla a potenciales clientes. Para ella esto es gritar a los cuatro vientos que “uno nace artista, pero uno decide seguir siendo artista”.
Pero no sólo aplica a ella. Tal parece que la pandemia nos da la oportunidad de replantear de verdad la oportunidad de liberar de ataduras la experiencia estética y dejar de creer que solo en los grandes templos y nichos estéticos se encuentra arte.
Tal vez sea necesario parafrasear (y adaptar) a Schopenhauer en tiempos del covid: “también resulta en un alivio temporal de las presiones de… la pandemia”.