Cumple 55: la raza y la banda se rinden a El Tri

El chavorruco de onda Álex Lora encabezó un festejo que tuvo cerveza y sangre roquera, a punta de clichés y guitarrazos, en la Arena Ciudad de México, donde se colaron periodistas y cosas peores
el septuagenario chicho de la película no tan gacha que es sólo rocanrol, pero I like it, el legendario Álex Lora celebraba a El Tri.
Chavorrucos, danzantes prehispánicos y banda festejaron a El Tri. Foto: José Juan de Ávila.

Domingo 1 de octubre más bien ya por la noche, allá por el antiguo rastro de Ferrería. El rey del escarnio público, el rey de las mentadas de madre autoinfligidas, el rey del lenguaje políticamente incorrecto, de los clichés, de la repetición de frases como una de las bellas artes, el chavorruco de onda, el septuagenario chicho de la película no tan gacha que es sólo rocanrol, pero I like it, el legendario Álex Lora celebraba a El Tri.

Con casi 71 años a cuestas, el roquero loquero fanático de la Virgen de Guadalupe llenó de pacientes de todas generaciones la Arena Ciudad de México para recordar la mítica fundación en 1968, hace 55 años, de la banda que la raza nacionalizó como El Tri, en rebeldía antiimperialista contra Three.

No por nada Álex Lora explotó la teoría de que en México sólo existen aztecas e inició su concierto de aniversario 55 (¿por qué 55? Nadie supo. Y a él –se sabe– le vale madre, nomás lo celebró) con una parvada de danzantes empenachados, salidos de cuanta película de Juan Diego se puede contar, que lanzaron pullas a los cuatro destinos del universo como bienaventuranzas, mientras la guitarra sonaba.

el septuagenario chicho de la película no tan gacha que es sólo rocanrol, pero I like it, el legendario Álex Lora celebraba a El Tri.
La raza acudió en masa al cumple de El Tri de Lora. Foto: José Juan de Ávila.

Había desde bebés que llevaban a sus padres, hasta padres que llevaban a sus bebés; ancianos, fresas, banda banda, raza raza, la casta divina de Neza o de Cuautepec, de todos tamaños y tallas, prófugos de Perú, de Argentina (que se llevaron su buena dosis de mentadas de madre nomás mentarlos) e incluso los inclusos que nunca faltan en un concierto de semejante calaña: los periodistas y las cosas peores.

La tarde no estaba para llegar tarde y entonces se hizo de noche. El concierto por el 55 aniversario de El Tri comenzó después de las 19:30 horas con más cerveza que sangre en los corazones. El escarnio público ya había empezado con la mentada Kiss Cam, que obliga a parejas a hacerse parejas, aunque no sea parejo: hay quien nomás no da besos y se lleva mentadas, hay quienes son del mismo sexo y en un concierto de guarros no se puede esperar que la palabra prohibida por la FIFA y los hipócritas no suene.

Un video con la historia de El Tri antes de El Tri daba cuenta de la trayectoria del tal Lora, para abrir con “Three Souls Boogie”, éxito de la prehistoria del tal Álex con su primer grupo Three Souls in My Mind, mientras los empenachados de aztecas danzaban al más puro ritmo del oscuro rocanrol.

 

El Tri, guadalupano y nacional

Y llegó el primer momento guadalupano. Lora dio gracias a ya saben quién, mostró el pecho con su playera de la patrona del Tepeyac, tomó de un extremo una bandera mexicana con la imagen simulada de la Virgen de Guadalupe, al parecer bordada sobre los colores verde y rojo, y, con un danzante empenachado de azteca sosteniendo el otro extremo, comenzó a cantar el Himno Nacional, sí, señor.

“Sería una pendejada que esta noche que estamos festejando 55 años de rocanrol de México para el mundo no suene ésta…”: y entonó el himno compuesto por Francisco González Bocanegra y Jaime Nunó.

Por supuesto, al líder de El Tri, que nunca se ha cansado de decir “me vale madres”, le valieron madres el Estado laico, la Ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno nacionales. Y, pa’ ser sinceros, a los asistentes igual, pues aplaudieron que el mentado Masiosare extraño enemigo tuviera al fin voz propia.

Tampoco faltó su cliché de batalla: “¡Chinguen a su madre los pinches políticos rateros hijos de puta!”, que –como dice Serrat– de vez en cuando la vida combinaba con sus otros tres lugares comunes ya clásicos: “¡Viva la Virgen de Guadalupe! ¡Viva México, cabrones! ¡Y que viva el rocanroool!”.

A los políticos y a los gobernantes también les tocó, animado por Lora, el grito prohibido por la FIFA, sí, ese de “¡putooo!”. Y, por supuesto, también a la homófoba e hipócrita FIFA tenía que tocarle el grito coral.

el septuagenario chicho de la película no tan gacha que es sólo rocanrol, pero I like it, el legendario Álex Lora celebraba a El Tri.
Cuatro horas de rock, cóvers y clichés en la Arena Ciudad de México. Foto: José Juan de Ávila.

Luego vino la cadena de invitados, que nomás nunca terminó de convencer al respetable, que respetó a algunos, insultó a otros, reprobó a todos y exigió a cada rato a Álex Lora que cantara él, no sus acólitos, desde Toño Lira hasta un tal Cirilo español que, junto con los posmodernos de Moderatto, elevaron el rating de mentadas de madre en el concierto inquisitorial donde el escarnio se reparte a todos por igual.

A Moderatto, por ejemplo, se le hizo fácil cantar con Lora “Parece fácil” y vio que no, no era tan fácil.

El colmo fue cuando Aleks Syntec salió al escenario a cantar “Unos quieren subir” con Álex Lora, que había dedicado la rola a minusválidos. Terminado el palomazo con videotelón de ambos cantantes filmado en el malogrado Metro capitalino; el colmo fue que el invitado yucateco se despidió y regresó y exigió a los alrededor de 20 mil asistentes al auto de fe: “No me puedo ir sin una mentada de madre”.

No había forma de no complacerlo, Aleks pidió la mentada de madre con respeto y amabilidad.

El segundo momento guadalupano llegó: Álex Lora invitó al coro de la Basílica de Guadalupe, que interpretó “Virgen Morena” y “Solamente Dios”, que exasperó a no pocos fanáticos del rock, que le gritaban a su ídolo: “Ya te volviste cristiano, cabrón”. Cristiano no, guadalupano, son cultos distintos.

Y donde hay virgen de Guadalupe tiene que haber metaleros: salieron invitados de Next y Leprosy, que nomás pasaron sin pena ni gloria en un escenario que antes había acogido el “Ave María”. La pasarela para rendir honores al rey del escarnio era interminable: Edén Muñoz, Benito y su sonora, la Big Band Jazz de México, los ya mentados Moderatto, Aleks Syntec, el que pidió su mentada o no se iba.

Incluso, en la epifanía de san Álex, Lora ofició otra petición, pero esta vez de mano. Un queretano quiso someterse al escarnio público y, pactado con el cantante y su Tridente, pidió la mano de su novia. Óscar se llamaba, pero nadie se enteró, porque todos gritaban desde abajo: “Pendejo, pendejo”.

 

Recuerdos presidenciales, clásicas rolas e invitados

Así el ambiente en este festejo del cantante que alguna vez le tiró duro a Luis Echeverría y Gustavo Díaz Ordaz, que clamó contra la represión en las canciones de su primera era de rock. De hecho, en su concierto de aniversario en la Arena Ciudad de México, propiedad del dueño de Tv Azteca, la letra de esa canción legendaria, “Abuso de autoridad”, cambió: “…Ya sólo va a poder tocar el hijo de Televisa”.

La mota no faltaba a nivel de cancha; a pesar de las revisiones, nunca falta. ¿Cómo chingados iba a fallar en un concierto nomás de El Tri? Si hay cerveza y rocanrol, ¿porque no iban a salir las bachas?

Y Álex Lora nomás cantaba de a poquito, pero se desquitaba con una energía que estaba más alta que la de cualquier septuagenario, era realmente la de alguien que había hecho un pacto si no con la virgen, sí con el chamuco. Nadie pudo contar cuántas veces preguntó al personal: “¿Estamos siendo felices?”. Llegó el momento en que la mayoría nomás le respondía por pura infelicidad, en espera de más rolas.

Hubo de todas a lo largo del interminable concierto, que por momentos parecía la Inquisición: “María”, “Pobre soñador”, “Esclavo del rocanrol”, “Asalto chido”… Y ya para el cierre después de casi cuatro horas de concierto: “Tú no estás”, “Las piedras rodantes”, “Triste canción”, “ADO”, “¡Qué chingón!”, “Perro negro y callejero”, “Chilango incomprendido”, “María Sabina”, “Oye, cantinero”. Jugo de hits.

“¡No cualquier día se cumplen 55 años, por eso tenemos un chingo de invitados muy chingones!”, repetía Álex Lora en su irrepetible estilo de repetir frases, pero no canciones que le pedía el público.

Hubo invitados hasta en las rolas; por ejemplo, Lora cantó, muy a pesar de los muy ortodoxos fanáticos de El Tri, un par de rancheras de José Alfredo Jiménez, que se aparece hasta en conciertos de rock. Y los invitados Benito y su sonora invitaron a una tocada de El Tri una joya de la Sonora Santanera: “La Boa”.

el septuagenario chicho de la película no tan gacha que es sólo rocanrol, pero I like it, el legendario Álex Lora celebraba a El Tri.
Cartel del concierto el pasado 1 de octubre.

Lo triste fue el Mariachi Misterio, que tuvo la osadía de interpretar la sacrosanta y preguadalupana “Triste canción de amor”. Y si la rola existió sólo fue un sueño, un poema que el poeta nunca escribió.

Ya muchos de los fanáticos no se aguantaron las ganas y ahora sí mentaron madres de a madres. Pero Álex Lora estaba en su festejo, nomás le faltó decir: “si saben cómo soy, pa’ qué me compran boleto”.

Obvio, el líder de El Tri tenía que cantar en su fiesta “El Rey”, con el misterio de mariachi que invitó. No le bastó con su versión de “Cielito lindo”, no le bastó. Era su noche, la gran noche del tlatoani Lora.

Es decir: le valió madres, como la canción que cantó a mitad del concierto y cuyo nombre y, por supuesto letra completa, no solamente los estribillos, dice en coro de impunidad: “Me vale madres”.

Ya para el último tramo se puso chido con Rod Levario y cantaron “Asalto chido”. (Y uno que tenía que regresar corriendo a medianoche, con el Jesús en la boca, a ver si alcanzaba el Metro en Ferrería).

Y el tercer momento guadalupano llegó. Salió al escenario Chela Lora, quien se había aparecido ya antes en el concierto a través de los videos que corrían atrás del escenario, con una manta tipo tilma, en la que estaba impresa a todo color la imagen de la benemérita Virgen de Guadalupe, patrona de El Tri.

¡Y que viva el rocanroool!

Total
0
Shares
Previous Article
La gastronomía milenaria y las maravillas yucatecas serán dadas a conocer al mundo por la famosa chef Pati Jinich en su programa Pati’s Mexican Table

Gastronomía de Yucatán, al programa “Mexican Table” de la chef Pati

Next Article
Es un plan inmejorable ver El radio de Marie Curie, interpretado magistralmente por la magnífica actriz Claudia Lobo y el maestro Arturo López Pío

Cumple 10 años el monólogo “El radio de Marie Curie”

Related Posts
Total
0
Share