Puedes salir de Hollywood, pero al final Hollywood no sale de ti; eso le pasó a Demi Moore con el final de la película La Sustancia.
Un filme que rompió con la tendencia de las películas de arte de llamar poco la atención de las masas, que si bien impacta en gran parte por el manejo de la imagen en close up y resaltando escenas crudas, termina con lo que pudo ser un gran mensaje simbólico en medio de una secuencia de escenas desafortunadas.
En la película nos encontramos con la oportunidad de sentirnos confrontados contra un cuerpo que muestra los signos de la edad en el caso de Demi Moore, cuando se compara contra el cuerpo de su contraparte joven (interpretada por Margaret Qualley).
Nos muestra la crueldad de la sociedad ante las mujeres cuando sus edades avanzan, pero al final, en el discurso visual, decide ceder ante la tentación de escenas llenas de sangre como si fuera la inclusión forzada de Freddy Krueger en una película de arte.
La historia bien puede decirse que estaba entre tintes de un Aura de Carlos Fuentes en versión posmoderna y rasgos que evocaban al Dorian Gray de Oscar Wilde, pero con un final cuya parte visual más bien parecía sacada de alguna película de Martes 13 o cualquiera de terror como las que suelen presentarse en Halloween (no es casual que justo en esa fecha se haya estrenado en la plataforma Mubi).
Esto no implica que la película no cuente con un simbolismo implícito en cómo termina la protagonista, quien tras generar una versión rejuvenecida de sí misma olvida que sólo logra un desdoblamiento de ella con una apariencia jovial, pero no un cambio interno de sus emociones y forma de ser.
Por ello, resulta indispensable entender que no es la versión más joven de Elizabeth quien se comporta de manera cruel con la versión de mayor edad de ella misma, sino que, en realidad, como le menciona su interlocutor –quien pareciera su conciencia–, las dos son lo mismo.
La Elizabeth joven solamente está manifestando los sentimientos que ella siempre ha tenido, los cuales no cambian con una sustancia simplemente, pues el problema es el interior y no la apariencia externa. Tal cual Dorian Grey quien por mas hermosura su retrato manifestaba su verdadero yo.
No obstante, llama la atención que una escena tan poderosa como la pelea de manera brutal entre la versión joven y la versión de mayor edad de Elizabeth, casi al terminar la película, haya pasado casi desapercibida y poco mencionada en las críticas.
Una escena donde vemos cómo la batalla interna que la protagonista llevaba con ella se refleja en una feroz y sanguinaria disputa a golpes. Esto bien pudo haber sido la escena final de la película con la cantidad de sangre y violencia necesaria.
No obstante, las siguientes secuencias donde vemos a una Elizabeth desbaratarse y desfigurarse frente al público, salpicándolo de su sangre –que podría remitir a una metáfora casi lírica en la que su sangre se derrama sobre los otros en la parte visual– no resulta ni la mitad de violenta que fue la escena de la pelea.
Y si bien como en Aura las contrapartes se enfrentan, aquí la Elizabeth original no logra cautivar el amor de nadie, a pesar de tener la oportunidad con un ex compañero de preparatoria. En Aura, Aurora su parte mayor al final enamora a Miguel y promete traer a Aura de nuevo, no por ella sino por amor a él. Gran diferencia con La Sustancia, quien aun desecha su única felicidad la encuentra en su propia fama, en su pasado que no logra superar.
THE SUBSTANCE star Demi Moore (@justdemi) and her chihuahua Pilaf accept the #Cannes2024 PalmDogManitarian Award. 🥇 pic.twitter.com/PN0HhhtKMz
— MUBI (@mubi) May 30, 2024