Disney: inclusión y diversidad no se miden con taquilla

El «remake» de «La Sirenita» no cumplió con las expectativas de recaudación del estudio. pero más bien fue la gota que derramó el vaso tras diferentes fracasos
Sarai AguilarMUAC: violencia disfrazada de arte

No se va, la fueron. Tal parece ser la frase que engloba lo sucedido a la encargada de las campañas que buscaban fortalecer la inclusión en las diferentes producciones de Disney, Latondra Newton. Pues tras seis años al frente al departamento de diversidad abandona Disney. Y si bien aseguró que se retiraba para dedicarse a nuevos proyectos, la realidad parece ser otra.

En un mundo donde la diversidad e inclusión se han vuelto el tema, la directora de diversidad habría sido despedida porque el remake de La Sirenita no cumplió con las expectativas de recaudación del estudio. Pero más bien fue la gota que derramó el vaso tras diferentes fracasos. Por ejemplo, en el caso de ‘Lightyear’, su subsidiaria Pixar recaudó globalmente 226 millones de dólares, por debajo de los más de 300 millones que habría invertido en producirla y promoverla. Ahora, con La Sirenita, su costo de producción fue de 250 millones de dólares y ha generado poco más de 500 millones. Expertos consideran que su rentabilidad dependía de recaudar al menos 600 millones.

La Sirenita, cartel de la película.
La Sirenita, cartel de la película.

Y si bien la decisión ha sido recibida de diferentes formas por los sectores polarizados, donde un sector calificado como “woke” lo lamenta y ve esto como retroceso, mientras un sector tachado de conservador lanza campanas al vuelo y ve el despido como triunfo personal, la realidad es que se necesita comprender a fondo qué es la diversidad y qué buscamos con ella.

La diversidad nos incluye a todos. Para Newton la inclusión solo se consideraba como tema racial o sexual. La inclusión verdadera conlleva a todos los miembros de una sociedad a sentirse como parte activa y en ejercicio pleno de sus derechos en ésta. Va más allá de polémicas y de visibilizar en películas a personajes y generar controversias que poco ayudan o incluso polarizan en la sociedad.

Basta con recordar que mientras Dumbo se volvió ofensivo y tenía señalamiento de alerta en la plataforma, se produjo Oye Primos, una sarta de incongruencias, esa sí, de segregación racial.

Lo que debemos reflexionar no es si la sociedad está en contra de la inclusión sino de las formas en que ésta se ha realizado. Sin reflexiones, sin cambios de fondo. ¿En que ayudaron las polémicas de las cintas que se vieron envueltas? En nada, sino sólo para provocar polarización.

No se trata de generar o validar hegemonías, pero el pretender cambiar y modificar el pasado es precisamente eso. ¿Por qué buscamos borrar pasados y no generar nuevas memorias? ¿Por qué dentro de las propuestas de la diversidad e inclusión le fue más sencillo a Newton modificar una obra existente que generar una nueva? ¿Por qué generar entrevistas y marcar el hecho de que un actor tuviese síndrome de down en el remake de Peter Pan, en vez de que fuese algo, como lo debe ser, normal, sin marketing alrededor? ¿Las personas con discapacidades motoras han sido incluidas en sus filmes o se han volcado los esfuerzos solo en la diversidad sexual porque es lo que marca el pride washing?

Al parecer, algo no comprendieron Latondra y Disney de las audiencias y al final pagaron un precio. Y éste no fue sólo en la taquilla.

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José Guadalupe Posada, la estrella del festival. Foto: INAH.

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