La escritora francesa Annie Ernaux fue galardonada con el Premio Nobel de Literatura 2022 “por el coraje y la agudeza clínica con la que descubre las raíces, los distanciamientos y las restricciones colectivas de la memoria personal”.
El Comité Nobel de la Academia Sueca detalló que Annie Ernaux nació en 1940 y creció en el pequeño pueblo de Yvetot en Normandía, donde sus padres tenían una tienda de comestibles y una cafetería.
En sus escritos, Ernaux, de manera consistente y desde diferentes ángulos, examina una vida marcada por fuertes disparidades en cuanto a género, idioma y clase. Su camino hacia la autoría fue largo y arduo.
Su trabajo de memoria que trata sobre su entorno rural apareció temprano como un proyecto que intentaba ampliar los límites de la literatura más allá de la ficción en el sentido estricto. A pesar de su estilo clásico y distintivo, declara que es una «etnóloga de sí misma» más que una escritora de ficción.
Annie Ernaux, más allá de los mundos imaginarios de la ficción
El debut de Annie Ernaux fue Les armoires vides (1974), aunque para su cuarto libro, La place (1983) le proporcionó su avance literario, donde en apenas un centenar de páginas realizó un retrato desapasionado de su padre y de todo el medio social que lo había formado fundamentalmente.
En ese retrato empleó su desarrollo de una estética sobria y éticamente motivada, donde su estilo se ha forjado con dureza y transparencia. Además, mostró una serie de obras en prosa autobiográfica un paso más allá de los mundos imaginarios de la ficción.
Ernaux ha intercalado reflexiones sobre su escritura, donde se distancia de “la poesía de la memoria” y aboga por una écriture plate: escritura llana que en solidaridad con el padre evidencia su mundo y su lenguaje.
El concepto écriture plate está relacionado con le nouveau roman en Francia a partir de la década de 1950 y el esfuerzo hacia lo que Roland Barthes llamó un “grado cero de escritura”.
Su escritura está siempre ensombrecida por un sentimiento de traición a la clase social de la que parte. Ha dicho que escribir es un acto político, que nos abre los ojos a la desigualdad social. Y para ello utiliza el lenguaje como “cuchillo”, como ella lo llama, para desgarrar los velos de la imaginación.
En esta ambición violenta pero casta de revelar la verdad, también es heredera de Jean-Jacques Rousseau.
Una obra maestra de su producción es la narrativa clínicamente restringida sobre el aborto ilegal de un narrador de 23 años, L’événement (2000). Es una narración en primera persona, y no se enfatiza la distancia con el yo histórico como en muchas otras obras.
De todos modos, el yo se convierte en un objeto a través de las restricciones morales de una sociedad represiva y la actitud condescendiente de las personas con las que se enfrenta.
Es un texto despiadadamente honesto, donde entre paréntesis añade reflexiones con una voz vitalmente lúcida, dirigiéndose a sí misma y al lector en un mismo fluir.
En los espacios intermedios, estamos en el momento de la escritura, 25 años después de que ocurriera el “evento”, haciendo que incluso el lector sea intensamente parte de lo que una vez sucedió.
Annie Ernaux cree manifiestamente en la fuerza liberadora de la escritura. Su trabajo es intransigente y está escrito en un lenguaje sencillo, limpio.
Cuando ella con gran coraje y agudeza clínica revela la agonía de la experiencia de clase, describiendo la vergüenza, la humillación, los celos o la incapacidad de ver quién eres, ha logrado algo admirable y perdurable.
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The 2022 #NobelPrize in Literature is awarded to the French author Annie Ernaux “for the courage and clinical acuity with which she uncovers the roots, estrangements and collective restraints of personal memory.” pic.twitter.com/D9yAvki1LL— The Nobel Prize (@NobelPrize) October 6, 2022