Hallan vestigios del primer arte rupestre en Nuevo León

El Centro INAH estatal recopila puntas de lanza, restos óseos humanos y de fauna con datación de hasta hace seis mil años en dos sitios arqueológicos
Vestigios asociados a los primeros pobladores del territorio que hoy ocupa Nuevo León
Vestigios asociados a los primeros pobladores del territorio que hoy ocupa Nuevo León

Monterrey. Con la recuperación de dos mil 500 vestigios asociados a los primeros pobladores del territorio que hoy ocupa Nuevo León concluyó la primera etapa de la temporada de campo 2023-2024 en la cueva prehistórica La Morita II y la Zona de Monumentos Arqueológicos Boca de Potrerillos del proyecto Prehistoria y Arqueología Histórica del Noreste de México, impulsado por la Secretaría de Cultura federal a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

El investigador del Centro INAH en esa entidad, Moisés Valadez Moreno, quien dirige la iniciativa, informó que ambos sitios se ubican a 120 y 80 kilómetros, respectivamente, de la capital neolonesa, y han sido explorados en distintas temporadas de campo.

“En La Morita II inferimos que se encuentra una de las primeras manifestaciones de arte rupestre del país, con más de seis mil años antes del presente; el otro sitio cercano, La Morita I, carece de sedimentación para excavar, por ello para esta temporada decidimos enfocar los trabajos en la cámara sur de La Morita II que, a la fecha, ha permitido la excavación de más de 50 metros cuadrados y hasta cuatro metros de profundidad.

“El equipo exploró una superficie de 16 metros cuadrados y concluyó que la cueva tuvo una función mixta, como espacio funerario y para la vida cotidiana. Esa deducción nace a partir de la localización de puntas de lanza y de proyectil de 4 mil 500 años de antigüedad, restos de objetos elaborados con materiales perecederos, como fragmentos de cordeles y cestería de 3 mil años, es decir, más antiguos respecto a otros lugares como la cueva de La Candelaria, en Coahuila, considerada únicamente de carácter mortuorio”, explicó.

 

El investigador del Centro INAH en esa entidad, Moisés Valadez Moreno, quien dirige la iniciativa, informó que ambos sitios se ubican a 120 y 80 kilómetros, respectivamente, de la capital neolonesa, y han sido explorados en distintas temporadas de campo.
El investigador del Centro INAH en esa entidad, Moisés Valadez Moreno, quien dirige la iniciativa, informó que ambos sitios se ubican a 120 y 80 kilómetros, respectivamente, de la capital neolonesa, y han sido explorados en distintas temporadas de campo.

 

Destacan también restos óseos humanos que, al parecer, corresponden en su mayoría a infantes; huesos faunísticos que, a reserva de su identificación, corresponden a tortugas, serpientes, osos, venados, berrendos, lechuzas y roedores de por los menos 3 mil años de antigüedad.

También se recuperaron elementos malacológicos de bivalvos y caracoles que fueron usados como cuentas y pendientes de collar; gasterópodos, a modo de cuentas, de la especie marina Marginella apicina, para cuya obtención se deben recorrer más de 300 kilómetros, lo que da cuenta de la relación que tuvo la región noreste con el Golfo de México.

Otros elementos que contextualizan la vida cotidiana en la cueva fueron coprolitos (heces desecadas) y semillas de cactáceas, como peyote, y especies arbóreas de la región, como pinos y nogales. También hallaron minerales de color rojo utilizados, posiblemente, junto con carbones, como pigmentos para la elaboración de las pinturas rupestres del interior y exterior del lugar.

Respecto a la otra zona, la exploración se centró en el sector conocido como El Promontorio, donde excavaron ocho metros cuadrados en busca de restos de fogones, los cuales fueron detectados con un magnetómetro de protones. A la fecha las excavaciones han arrojado el acopio de fragmentos de raspadores, puntas de proyectil y desecho de talla lítica, cuya antigüedad es de hace 2 mil 500 años.

“Estos objetos se unen a los recuperados de 2003 a 2008, cuando en la cámara principal de La Morita hallamos más de 30 mil restos culturales y ecofactos, constituidos principalmente por puntas de lanza y proyectil de los tipos Clovis, Folsom, Scottsbluff y Plainview, con antigüedad de entre 8 mil a 9 mil 500 años; también dos molares de un caballo americano situados como parte de un fogón de casi 11 mil años, y una punta tipo Plainview-Golondrina de más de 8 mil años.

La investigación cuenta con la participación de seis estudiantes de arqueología del octavo semestre de la Escuela de Antropología e Historia del Norte de México como parte de sus prácticas profesionales. Valadez Moreno concluyó que se prevé excavar en otras unidades de la cueva, además del estudio de los materiales en los laboratorios de Antropología Física del INAH y de Paleobiología de la Universidad Autónoma de Nuevo León, en la EAHNM y en el Centro INAH Nuevo León.

 

 

Total
0
Shares
Previous Article
El vehículo explorador “Zhuronh” en el Planeta Rojo

China halla evidencia directa de antiguo océano en Marte

Next Article

CUENTO | Uno, dos tres…

Related Posts
Total
0
Share