¿Qué pasaría si dejaran de existir los invertebrados? Esa es la pregunta que desde hace unos días no deja de manifestarse en mi mente. Aunque en este espacio nos dedicamos a escribir sobre los insectos, el peligro de extinción es real para muchas especies del mundo animal.
He visto con alarma que han dejado de aparecer insectos en los campos, comparados con otros años donde abundaban, por ejemplo, los chapulines, que brincaban cuando pasaba cerca de la hierba crecida, recuerdo que eran montones y se podían atrapar fácilmente. Hoy el número se ha reducido dramáticamente.
Otra manera que he notado de esta disminución es observando los parabrisas y “parrillas” de los camiones de carga, que en mi infancia veía llenos de restos de insectos ahí embarrados. Hoy son pocos y algunos ni rastro traen.
Hace dos años en varios medios de información e internet se habló de la posibilidad del inicio de una sexta extinción, generando discusiones entre académicos y científicos sobre si había manera de comprobarse o no esta noticia.
En los seres pequeños es difícil también saberlo, porque no hay una cifra final de especies e individuos, ya que no se conocen todas ellos.
La degradación de los suelos, la contaminación, las especies invasoras, el cambio climático y el uso de insecticidas son varios de los factores determinantes que perjudican a nuestra hermosa naturaleza.
Desgraciadamente hay una lista roja de especies en peligro de extinción, en el que de las 12 mil 161 especies registradas de insectos 2 mil 291 se encuentran en esa deshonrosa lista, de acuerdo con los datos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés).
Si hablamos de las hermosas arañas, 251 especies aparecen también en ese patíbulo.
Por ello comparto esta serie fotográfica de siluetas de algunos insectos, la cual nunca fue mi intención crearla para este tema y se fue dando con el paso de los meses. Sirva para imaginarnos un mundo sin ellos.
No permitamos que nuestras descendencias las conozcan solo por una imagen, ya que se perderían de tan espectaculares seres, acciones y milagros que una silueta no muestra.
Esta colaboración es una pausa en la lectura de las bondades de estas Almas invisibles, con la intención de reflexionar cada uno de nosotros, qué tanto podemos hacer por estos magníficos y coloridos habitantes de nuestros jardines.
Soluciones al alcance de nuestra mano serían por ejemplo crear huertos caseros para los polinizadores, dejar de matar a los que se cruzan en nuestro camino y reubicarlos en lugares seguros para ellos; evitar el uso de insecticidas manteniendo limpios los rincones de nuestros hogares para así evitar que ingresen.
Y, sobre todo, pensar que la vida de cualquier ser es muy valiosa y que todos somos un eslabón de esa cadena de la vida, sin ese eslabón ¿qué mundo les dejaremos a las siguientes generaciones?
Hasta la próxima semana, estimados lectores y muchas gracias por leer.
También te puede interesar:
Los hongos luminosos toman el Real Jardín Botánico de Madrid
Les bêtes à bon Dieu/Los animales del buen Dios https://t.co/cqDCXM0y2t a través de @fusilerias
— Mexjesus (@JesusPenaJ) November 12, 2022
