Dios no quiera que una mujer tenga éxito y no tenga hijos, así resumió Jennifer Aniston el camino de una mujer exitosa sin hijos en este mundo que mientras habla de romper techos de cristal y eliminar roles de género nivel discursivo, en lo real parece no haber cambiado mucho. En específico, en la maternidad.
De ello, Aniston ha venido hablando desde tiempo atrás, pues ha sido duramente señalada a lo largo de su carrera por el hecho de no lograr concretar un embarazo y se ha cuestionado si esto es veraz o es “egoísta”.
En 2016, escribió un ensayo en el Huffington Post en el que dijo estar harta de la especulación de los medios sobre un posible embarazo, que desmintió.
«La deshumanización y el escrutinio al que sometemos a las mujeres es absurdo y perturbador. La forma cómo me presentan los medios es simplemente el reflejo de cómo vemos y presentamos a las mujeres en general, evaluadas con un retorcido estándar de belleza», denunció entonces.
En estas semanas abanderó una vez más el tema al hablar de que se sentía en paz al ser una mujer madura ya sin posibilidades de embarazo, pues ya no tiene que seguir intentándolo y con ello ser puesta en el ojo del huracán con miles de narrativas acerca de la falta de hijos.
Hoy, dijo, “el barco ha zarpado».
Pues si bien el hablar de maternidades no deseadas al parecer es disruptivo y está en las agendas de grupos progresistas, existe un sector en el que las agendas por la liberación y derechos sexuales –cualquier cosa que esto convenga implicar— deja de lado a aquellas que quieren ser madres y no pueden por temas físicos. Se nos olvidan las correcciones políticas y sin empatía alguna se les cuestiona.
A ellas se les señala y estigmatiza por no intentarlo todo, lo que incluye cualquier tratamiento sin importar el desgaste físico y emocional que esto implique, con comentarios que las conciben como meras incubadoras humanas.
¿Quién habla de la salud mental de esas mujeres que anhelan ser madres y no lo consiguen? ¿Quién habla de las violencias cotidianas a las que son expuestas? ¿Quién habla de posibles violencias obstétricas cuando los médicos les permiten someterse a una serie de tratamientos a sabiendas que las posibilidades son nulas y el riesgo alto?
En estas fechas, cuando ha sido tan popular la serie The Handmaid’s Tale, basada en la novela distópica de Margaret Atwood, cabe la reflexión sobre cómo las sociedades en diversas épocas reducen el rol de las mujeres a su mera capacidad para engendrar. Lo malo es que las problemáticas actuales no son de ficción. Esta temporada es de la vida real.
También te puede interesar:
El oficio de leer con Brenda Ríos
#PracticalUtopias @discolearn I was hoping for more on the actual program+ the fantastic plans participants came up with. An anthology of them coming soon, I’m hoping. My own utopia was paltry by comparison! Margaret Atwood Offers Her Vision of Utopia https://t.co/mUcCoI7JGE
— Margaret E. Atwood (@MargaretAtwood) December 6, 2022