Uno de los dichos más comunes en el mundo de los deportes es que este da revanchas, pero en el caso de Leonardo Padura, la revancha le vino desde la literatura.
Entusiasta del llamado rey de los deportes, el escritor cubano confesó que “nunca gané una medalla de oro en el beisbol, y ahora la gané en la literatura”.
El narrador se refería a la Medalla Carlos Fuentes que le fue concedida en 2020 y que no pudo recibir debido a que la Feria Internacional del Libro de Guadalajara se realizó de manera virtual.
Para la edición 35, el creador de Mario Conde recibió la presea de manos de Silvia Lemus, y en una charla sobre su más reciente libro, Como polvo en el viento.
Padura abrió el Salón Literario Carlos Fuentes en 2020 con una ponencia titulada “La novela en el espejo de la historia”, en la que revisitó la vida del poeta, también cubano, José María Heredia.
Para su regreso presencial a la FIL, Leonardo Padura dedicó la sesión a la escritora española Almudena Grandes, fallecida el pasado día 27. El gesto del escritor fue acompañado con un aplauso de parte de las personas reunidas en el auditorio Juan Rulfo.
Así, entre anécdotas y más anécdotas sobre su obra, su quehacer literario y la vida en la isla y el desencanto, transcurrió la charla de un narrador que ha decidido quedarse en la isla porque “para mí vivir fuera de Cuba sería un destierro, más que una elección”.
La charla sobre Como polvo en el viento fue moderada por el periodista Diego Petersen, quien comenzó con una breve reseña del libro, cuya historia describió como “la epopeya de una generación cubana que lucha por mantener sus rasgos de identidad”.
Al respecto, Leonardo Padura se reconoció como “un escritor muy generacional, todas mis novelas son la representación de una generación, y en ellas reflexiono sobre lo que ha significado su destino”.
El narrador repasó los temas que ocupan sus historias, como el cansancio histórico, el agotamiento ideológico, la ignorancia programada.
Otra de las cosas que hace Como polvo en el viento, añadió Padura, es la recuperación de muchas historias de personas que han salido de la isla, y también de otras que han decidido quedarse.
“Todas las razones, quedarse en o para irse de Cuba, son válidas, y ese es uno de los grandes dramas de mi generación”.
En la charla también se habló de la importancia de la música en la novela y cómo este detalle tiene que ver con la forma en que Leonardo Padura vivió el descubrimiento musical.
“En los 60 había una regulación en Cuba: en 30 minutos de programa se podían poner ocho canciones, pero sólo dos podían estar en inglés y no todos los grupos estaban permitidos. Los Beatles o los Rolling Stones estaban prohibidos. Escuchábamos la música de manera clandestina”.
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— Tusquets Editores México (@TusquetsMexico) November 29, 2021