Con un “Maratón de Poesía”, 11 mujeres poetas rindieron un homenaje póstumo a David Huerta, ganador del Premio Nacional de Ciencias y Artes en 2015, el Premio Excelencia de las Letras José Emilio Pacheco en 2018 y el Premio FIL de Literatura en 2019, y quien falleció el pasado 3 de octubre.
Organizado por la secretaria de Cultura capitalina, Claudia Curiel de Icaza, el “Maratón de Poesía” se llevó a cabo en el Museo de la Ciudad de México, con la participación de las 11 poetas, invitadas por el propio autor desde su gestión en la Casa del Poeta “Ramón López Velarde”.
“Habíamos platicado con David Huerta de cómo podíamos reactivar la poesía en la ciudad y, en ese sentido, acordamos un maratón de poesía con mujeres; esa fue la encomienda en la que colaboramos y es un diseño que hizo David junto con Hernán Bravo Varela”, externó la funcionaria.
Huerta estudió filosofía, letras inglesas y españolas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Trabajó como redactor, editor y coordinador de talleres literarios. Fue autor de más de 20 libros entre ellos: Incurable, El jardín de luz, Cuaderno de noviembre y Las hojas, entre otros.
La jornada poética contó con la presencia de su viuda, la escritora Verónica Murguía, y arrancó con la participación de Coral Bracho, quien en su memoria compartió un fragmento de su libro Ese espacio, ese jardín, al recordarlo como una de las voces centrales de la poesía nacional.
“Fue un poeta extraordinario y único, más allá del ámbito de nuestra lengua, capaz de percibir de una manera conmovedora y deslumbrante, regiones insólitas de la sensibilidad, de la realidad y de la inteligencia (…)”, indicó mediante su intervención a distancia.
En su oportunidad, María del Carmen Férez Kuri, directora de la Casa del Poeta, recordó a Huerta como un gran amigo, aliado y asesor cultural de aquel espacio, detonante de su intensa vida cultural que hasta el día de hoy se ha caracterizado por lecturas, talleres, conferencias, mesas redondas y diversas ediciones, que nutren su oferta programática.
“La Casa del Poeta, última morada de Ramón López Velarde, fue también durante décadas, y hasta su muerte, la amorosa casa de David Huerta, primero como asesor cultural y luego como presidente de nuestro patronato”, precisó Férez Kuri.
Hernán Bravo detalló que siguiendo la visión de Huerta, este maratón reunió a 11 voces femeninas protagonistas de la poesía mexicana de nuestro tiempo, que representan a 11 queridas amigas, lectoras, colegas y alumnas, con quienes desenredó la importancia de la poesía que describió como una actividad desinteresada gestada desde la sangre y el aliento del idioma.
Asimismo, pero desde el patio del recinto de la Secretaría de Cultura capitalina también le evocó la poeta Elsa Cross, quien compartió algunas anécdotas con el autor y dio lectura a el poema titulado El paraíso de los ahogados.
Le siguieron Paula Abramo, quien leyó el poema En donde estés, del propio Huerta; Anaïs Abreu, que compartió Abandono y con el cual evocó la orfandad que deja su pluma para los poetas contemporáneos, así como María Baranda, que dio lectura a Víbora y Valeria List que compartió fragmentos de su premiado poemario La vida abierta.
También sumaron sus voces Xel-Ha López Méndez, Xitlalitl Rodríguez Mendoza, Mónica Nepote, Michelle Pérez-Lobo y Martha Mega, quien recordó su faceta como mentor y profesor.
“David Huerta fue alguien que traicionó el mandato de ser una figura tiránica y decidió armarse como un compañero de quienes asistíamos a sus clases y a sus talleres, nunca fue violento y siempre fue generoso, nunca desde el prejuicio y siempre desde la curiosidad”.
“Cambió el panorama de la poesía mexicana actual porque no aplastó, porque no sofocó, sino que nutrió y se dejó nutrir por tantas y tantas plumas que pasaron por sus espacios creativos”.
Verónica Murguía cierra «Maratón de Poesía»
Verónica Murguía fue la encargada de cerrar el maratón con una anécdota sobre el programa del periodista francés Bernard Pivot, cuyas entrevistas disfrutaban ver ella y su esposo; una de ellas tenía a Marguerite Yourcenar como entrevistada y versaba sobre el tema de la muerte.
“Pivot le confesó a Marguerite Yourcenar que lo único que le daba miedo de la muerte era que no podía escribir sobre ella. Ella, de una manera muy francesa dijo: ‘Es darle demasiada importancia a la escritura’.
“David y yo nos quedamos viendo, y nos entregamos a la vida cotidiana: hacer quesadillas, recoger la toalla mojada, lo normal. Sin embargo, tal vez la escritura sí es un hilo firme que une la vida con la muerte, porque yo sin su poesía tal vez no estaría aquí”, concluyó.
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— Secretaría de Cultura de la Ciudad de México (@CulturaCiudadMx) November 10, 2022