Si se habla de nuevas masculinidades, entonces es de suponerse que hay masculinidades viejas y que, como tales, son obsoletas, por lo que es imperante trabajar sobre las mentes anquilosadas para extirpar los caducos estereotipos.
Ese fue el consenso al que llegaron los escritores Kirmen Uribe, Bernardo Esquinca y Patricio Pron, participantes en la mesa “Nuevas masculinidades, ¿deconstruir para construir mejores hombres?”. La chilena Daniela Catrileo fue quien dirigió la charla, que tuvo como público un salón lleno de adolescentes en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Uribe fue enfático en que la labor de deconstrucción de las masculinidades es un trabajo que deben hacer los varones. “Repensarnos, deconstruirnos, reflexionar sobre la herencia, sobre por qué nos han establecido unos roles a los hombres”.
Un ejemplo que recordó fue el de un tío que trabajaba en una acerera y que era incapaz de decir “te quiero”; cuando se casó su hija, se pasó semanas construyendo una cama de hierro con piezas que iba robando, pues esa era la forma en la que él prefería expresar su amor.
“Los hombres no pueden llorar, no pueden transmitir debilidad o sus sentimientos, hemos tenido muchos privilegios y esto de perder privilegios es lo que tenemos que hacer, es una liberación, es volver a lo que éramos antes de que nos establecieran esos roles chungos, de personas cerradas, austeras en sentimientos y violentas, no quiero saber nada de eso. El tema de la igualdad para los hombres es una liberación”.
Por ser el más viejo de los tres, Esquinca dijo que para él fue distinto, pues creció en una familia típica tapatía con seis hermanos: cuatro mujeres y dos hombres. Él es el menor, y en casa las mujeres hacían todo mientras los hombres estaban cómodos en la hamaca.
Cuenta que en esa época, por allá de los ochenta, ellas no se quejaban porque eso estaba normalizado, así que su deconstrucción se inició al momento en el que nació su hija. “Entendí que tenía que cambiar muchas cosas, además porque ella me lo pide”.
La masculinidad es considerada vieja: Pron
Fue Pron quien destacó en el hecho de que si hay nuevas masculinidades hay que pensar en la magnífica noticia de que la masculinidad es considerada vieja. En su caso, él no necesitó una deconstrucción puesto que fue criado por un grupo de mujeres feministas y de hombres que ya creían en la igualdad.
La masculinidad, dijo, ha hecho mucho daño a las mujeres, y también a los hombres, pero en menor grado, pues él mismo ha sido víctima de golpizas, violentado justamente por pensar como piensa.
Al tener a una tercia de escritores junto, Catrileo puso sobre la mesa cómo podrían narrar hoy en día sobre esas tensiones. Uribe, quien también creció entre feministas, expuso que ya lo trató en una novela suya llamada La vida anterior de los delfines, que consta de tres partes.
Es una suerte de historia de ficción, pero inspirada en su familia, en la segunda parte su mujer toma la palabra. En el texto imagina que su esposa habla de él y de todas sus debilidades.
“Reflexioné mucho sobre ello, me miré en un espejo y vi lo que hacía mal, lo que hacía bien y lo que podía mejorar. Es la parte más bonita, todos los varones deberíamos hacer eso, ponerse en los zapatos de la propia pareja, qué piensa, qué reflexiona, cómo ve ella”.
Esquinca hizo su parte en su proceso de deconstrucción, pues esto no ocurrió sólo como persona, sino que también pasó por deconstruirse como narrador.
Él narra novela policiaca, género cuya trama en general habla sobre la “teoría de la mujer en el refrigerador”, que significa que históricamente la novela policíaca trata de “una mujer que aparece sólo para ser violentada, masacrada y que aparezca un hombre, que se preocupe por esto y sea el héroe de la trama”, lo que él cambió ya en sus textos.
Uno de ellos trata sobre un periodista de nota roja que es acompañado de un personaje femenino, Otilia, quien lo ayuda a resolver el misterio porque el detective es tonto. Admitió que no puede generar un personaje femenino como lo crearía una mujer, “pero le echo ganitas”.
Pron quiso contrastar que si bien existe una nueva masculinidad que busca la igualdad y el diálogo donde los prejuicios comienzan a desaparecer, existe otra nueva masculinidad agresiva, violenta, una versión de la vieja masculinidad, pero reforzada, un machismo nuevo y bestial.
“Hace unos días El País publicó que un puñado de neofascistas se reunió para discutir exactamente lo mismo, quiénes son verdaderos hombres y sus categorías. Lo interesante del artículo demuestra que no se pusieron muy de acuerdo.
“Ni ellos mismos saben qué es un hombre, aunque coincidieron en que esos hombres, los que les parecían exponentes perfectos de esta masculinidad agresiva, serían José Antonio Primo de Rivera, un militar político español, inspirador en las matanzas de la guerra civil; Cristo, que es una figura poco contradictoria porque encarnó el amor entre los hombres; y finalmente, Donald Trump”.
Este tipo de manifestaciones, indicó, es lo que se debe combatir. “En el presente, una de las batallas más importantes que tendremos que dar consiste en cuestionar este tipo de actitudes, y en educar a estos hombres que representan y adhieren a una masculinidad violenta en la posibilidad de otra cosa.
“Las nuevas masculinidades son un campo de batalla, y todos nosotros tenemos que dar esa batalla en cada uno de nuestros ámbitos, quienes escribimos libros, en los libros; quienes trabajan en escuelas, en escuelas, tienen esa tarea, decidir a qué nueva masculinidad se adhieren, qué desean para ellos y para los demás”, concluyó Pron.
💬 Nuevas masculinidades: ¿deconstruir para construir mejores hombres? en #FILJoven
Bernardo Esquinca, Kirmen Uribe y Patricio Pron, con la moderación de Daniela Catrileo, abrirán una conversación profunda sobre las nuevas masculinidades en la #FILGuadalajara. Desde el análisis… pic.twitter.com/EjfnHjmJdZ
— FIL Guadalajara (@FILGuadalajara) November 15, 2024
