La cineasta ecuatoriana Micaela Rueda está consciente de que su opera prima Llévame contigo (2016) puede generar molestia entre gente y grupos conservadores, pero asegura que cada vez hay menos opositores a las relaciones de pareja entre personas del mismo sexo y sostiene que aún es positivo si les provoca desagrado o molestia, porque incluso así les deja huella, y esa es una de las funciones del arte.
Llévame contigo, coproducción Ecuador-México-Colombia de apenas 67 minutos de duración, es la historia de una primera pasión, un despertar no sólo al deseo sexual sino también a la revelación de la preferencia sexual de sus protagonistas, que se identifican y aman durante su transición a la vida adulta.
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Sara (Samantha Caicedo), una estudiante de secundaria repelida por sus compañeros, encuentra en su nueva condiscípula, Andrea (María Juliana Rangel), no sólo con quien fumar a escondidas en la escuela, sino una relación que se va transformando en amistad, en besos, en sexo y en sororidad. La historia se enmarca en el “despertar” del feminismo que observa Rueda en América Latina, donde, a su juicio, las mujeres defienden derechos y luchan contra injusticias en colectivo, ya no más en solitario.
“Mi película se estrena primero en México y después en Ecuador. Hay mucha expectativa, va a haber mucha acogida de sectores progresistas, del sector LGBT. También es posible que grupos conservadores se van a alarmar, a escandalizar; eso también es parte del proceso creativo, de la responsabilidad de exponer una obra: a veces la recepción no es positiva, pero esas reacciones contrarias a lo que uno busca ayudan también a concientizar y a dejar huella en la gente, aunque sea de desagrado o malestar, eso también habla de un cambio y el arte es parte de esas transformaciones”, cuenta Rueda en conversación desde Ecuador la víspera del estreno en México en la Cineteca Nacional.
Micaela Rueda (Quito, 1985) estudió en la Universidad del Cine, en Buenos Aires, Argentina, y ha llevado consigo su opera prima ya por medio centenar de festivales internacionales, desde su debut en la sección SXGlobal del Festival SXSW en EU, entre ellos el Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (Bafici), el Festival de Cine Ecuatoriano en Nueva York y el Festival de San Sebastián.
—¿Cómo se vive en Ecuador el debate sobre la diversidad sexual?
—En Ecuador, y en general en América Latina, los jóvenes, progresistas, tienen otra mentalidad; ha ayudado mucho en eso el movimiento feminista, la protesta, salir a las calles, hablar sobre la injusticia, sobre la equidad de género. Este tipo de temas son parte de generaciones que están conscientes de las transformaciones. Habrá un público joven identificado con la búsqueda de la película, pero sí creo que hay, sobre todo en sectores conservadores, gente más grande que sigue teniendo resistencia a las relaciones de personas del mismo género, aunque cada vez son menos, todavía hay. Pero mi película apunta hacia un público objetivo, quienes se van a interesar en ella son quienes la van a ver y disfrutar.
Y sin duda, el cine ha contribuido a esta apertura, al mostrar la diversidad en las relaciones de pareja en filmes como La Vie d’Adèle (Kechiche, 2013); Carol (Todd Haynes, 2015), basada en la novela autobiográfica homónima de Patricia Highsmith; Vita & Virginia (Chanya Button, 2018), en torno al amor de Virginia Woolf y Vita Sackville-West; o Ammonite (Francis Lee, 2020), sobre la historia de la palentóloga británica Mary Anning y Charlotte Murchinson, sólo por nombrar sólo algunos recientes.
—¿Cómo surge Llévame contigo?
—Nació hace algunos años, la idea original del guion es de Juan José Vallejo. Y a partir de su guion me involucro en la producción y la dirección. Lo que más me movía es que ciertos rasgos del personaje (de Sara), ciertas formas de sentirse inconforme, diferente, me remitieron a mi adolescencia. También, la manera de conectarme con el proyecto fue que me fui apropiando de la voz del personaje, este, creo, fue el punto de partida para ir articulando y construyendo mi discurso como directora.
—¿Cómo eligió a Samantha Caicedo y María Juliana Rangel para los papeles?
—Ellas en esa época eran súper jóvenes, andaban en los 20 años. Samanta estudiaba cine y actuación en la única escuela del ramo que hay en Ecuador, Incine; tenía ya una formación, corta, pero estaba muy metida en el tema de la actuación y la dirección, sabía de técnicas actorales. Juliana no, pero es una chica muy sensible, con una pasión por la literatura y el arte, ahí entraba al personaje de Andrea, es como una actriz más natural. El casting fue un proceso largo, de 4 o 5 meses de búsqueda, de audiciones a alrededor de 200 chicas. Me enfoqué a sacar lo más espontáneo y real del personaje, me interesaban sus partes sensoriales, viscerales con ellas. Y creo que eso se siente en la película.
—¿Enfrentó más obstáculos por la temática o por el proceso para ponerla en pantalla?
—El tema es que los procesos que a veces enfrentan las películas es largo y cansado, hay que tener paciencia y pasión. La película yo la visualizaba muy pequeña, con un presupuesto mínimo del instituto de cine de Ecuador y listo. Y pensaba que eso ya era suficiente. Pero, a medida que fuimos viendo diferentes mercados de cine, nos dimos cuenta que tenía buena recepción por parte de productores y entonces vimos la parte estratégica de tener coproducciones y así fue creciendo la película. Tiene coproducción con Colombia y con México y así fue creciendo la película, fue mejorando en calidad, que se hizo más larga. En México se coprodujo con Carlos Hernández Vázquez y Patricia Maldonado. Esperar estímulos y aplicar a fondos, fue lo más fuerte para poder realizar Llévame contigo.
—Hizo su opera prima hace cinco años ¿le cambiaría algo ahora que se va a estrenar?
—Es difícil responder. No me arrepiento de las decisiones de ese momento, aunque a veces hay ciertas escenas que digo: “Uy, las hubiera resuelto de otra manera”. La película es parte de mi búsqueda, y la quiero mucho y siento que la hice con mucha pasión, dejé lo mejor de mí. Es mi opera prima, pasé por búsquedas, procesos creativos. Y ahora estoy en otra búsqueda, pero no siento que Llévame contigo no sea parte de mí, y me siento orgullosa.
«Estoy tomada»
Mañana es el estreno en cines de #LlévameContigo (Ecuador, 2016), de Micaela Rueda
¡No te la pierdas! pic.twitter.com/hFBYIiKR8E— Alfhaville Cinema (@alfhaville) April 22, 2021
—Usted se formó en el feminismo. ¿Cómo ve lo que está pasando en América Latina al respecto?
—Al igual que en México, en Ecuador se vive un despertar. La búsqueda feminista ha estado desde hace algunas décadas, pero más adormecida que ahora, muchas mujeres podíamos compartir esas inquietudes y búsquedas feminista de una manera en solitario. A medida que el movimiento surgió y se fue potenciado, es muy fuerte, muy aguerrido, muchas nos hemos identificado y tocado por las injusticias; en las voces de estas mujeres también estamos nosotras, en esta lucha nos hemos unido en esta masa, en esta colectividad, y cada vez que vemos injusticias estamos más bravas, más enojadas. Ya no queremos injusticias, ni permitir feminicidios ni más desigualdad. Estamos muy comprometidas con la lucha. En lo personal, me marcan y me atraviesan mucho las injusticias. Como creadora quiero hacer algo, cada una tiene su lugar para aportar y que no sigan estas atrocidades. Desde el cine, quiero crear historias para poder tener las mismas condiciones y oportunidades de igualdad y parar los feminicidios.