Más de 65 pinturas de Pablo Picasso y 50 prendas de Gabrielle Chanel, dos de los artistas más influyentes del siglo XX, dan vida a la exposición que alberga hasta el 15 de enero el Museo Nacional Thyssen–Bornemisz, en Madrid, España.
El pintor español y Coco Chanel se conocieron en la primavera de 1917 gracias al artista Jean Cocteau, cuando la francesa comenzaba su carrera como sombrerera y ya gozaba de fama como diseñadora de modas, mientras que el español su ascenso como uno de los pintores más cotizados de París.
Años después, ambos colaboraron profesionalmente en Antígona (1922), una adaptación de la obra de Sófocles, y en el ballet ruso de Serguéi Diághilev Le Train Bleu (1924).
La diseñadora no solo trabajó con Picaso y Cocteau; Chanel entabló con ambos una duradera amistad que la introdujo en el círculo del pintor español e incluyó visitas frecuentes al matrimonio Picaso, coincidiendo con la activa participación del artista en los ballets rusos.
La relación entre estos dos grandes genios es explorada por el Museo Nacional Thyssen–Bornemis en la exposición Picasso/Chanel, comisariada por Paula Luengo, conservadora del Área de Exposiciones.
“La comparación directa entre los diseños de Chanel y la obra de Picasso evidencia su parentezco formal y los profundos lazos que unen sus respectivas creaciones, fruto de aspiraciones e influencias compartidas, así como de una mutua admiración, contribuyendo a la construcción del paradirgma moderno”, señalaron sus organizadores.
La muestra forma parte de Celebración Picasso 1973–2023, que incluye 50 exhibiciones y eventos por los 50 años del fallecimiento del artista; se trata de un esfuerzo de los gobiernos de Francia y de España, quienes acodaron trabajar juntos a través de una comisión que reúne a las administraciones culturales y diplomáticas de los dos países.
La muestra reúne arte y moda y se organiza en cuatro secciones ordenadas cronológicamente que abarcan entre 1910 y 1920.
El estilo Chanel y el cubismo presenta la influencia de este movimiento en las creaciones de la diseñadora desde sus primeros e innovadores diseños: el lenguaje formal geometrizado, la reducción cromática o la poética cubista del collage se traducen en trajes de líneas rectas y angulosas, en su predilección por los colores blanco, negro y beige, y en la utilización de tejidos humildes y con texturas austeras.
Olga Picasso
El segundo capítulo, está dedicado a los numerosos retratos que Picasso hizo de su primera mujer, la bailarina rusa Olga Khokhlova, devota clienta de Chanel, quien es representada en la intimidad del hogar, en actitud pensativa, leyendo o consiendo; en los vestidos que luce se observa el estilo chic de Chanel, de los que se conservan escasos ejemplos.
Antígona, la adaptación moderna de la obra de Sófocles realizada por Cocteau se estrenó en París en 1922 con decorados y máscaras de Picasso y vestuario de Chanel, que vuelven a reunirse en este capítulo para mostrar su común inspiración en la Grecia clásica.
Le Train Bleu, el título del cuarto apartado y del ballet producido por Diághilev en 1924, con libreto de Cocteau, inspirado en el deporte y la moda de baño. Un mes antes del estreno, Diághilev descubrió en el taller de Picaso el gouache Dos mujeres corriendo por la playa (La carrera) y le pidió permiso para utilizarlo como imagen para el telón de la obra; el pintor aceptó también el encargo de ilustrar el programa de mano, mientras que Chanel creó trajes para los bailarines inspirados en modelos deportivos diseñados para ella misma y para sus clientes.
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Picasso/Chanel, a partir del 11 de octubre
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— Museo Thyssen (@MuseoThyssen) September 30, 2022
