Publican libro sobre mural de Siqueiros en La Raza

La investigadora Natalia Sosa presentó su libro “Por una seguridad social completa y para todos los mexicanos”
Presentación del libro. Fotos: José Juan de Ávila.
Presentación del libro. Fotos: José Juan de Ávila.

La investigadora Natalia Sosa presentó su libro Por una seguridad social completa y para todos los mexicanos, sobre el mural homónimo de David Alfaro Siqueiros pintado hace casi 70 años en el vestíbulo del auditorio del Centro Médico La Raza y que pertenece al patrimonio artístico del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), junto con El pueblo en demanda de la salud, de Diego Rivera.

Sosa consideró invaluable la oportunidad de poder reflexionar sobre el muralismo y el mural de Siqueiros, además de que destacó detalles de la obra, como la representación central de Prometeo como héroe que lleva el conocimiento a los hombres y que ayudantes de Siqueiros modelaron en la pintura.

Prometeo, el héroe civilizador que roba a los dioses el fuego para entregárselo a los seres humanos, probablemente, visto también como una personificación del sol.

Dijo que las líneas temáticas del libro, que surgió de su tesis doctoral en Historia del Arte, están hechas a manera de montaje: con las historias de la salud, de la política, de Siqueiros, del cine o del urbanismo y agregó que se buscó entre los invitados a hablar de la obra voces que incitaran al diálogo y el debate.

“Mi generación y las nuevas estudios en torno al muralismo requieren que se discuta y se hable, se caigan categorías, denominaciones hechas a esta polémica artístico-política que es el muralismo”, expresó la autora que dividió su obra en seis capítulos y un epílogo, para mostrar las distintas etapas en las que se desarrolló la obra desde la negociación del artista con el IMSS y aplicación del modelo artístico denominado “integración plástica”, la inclusión de un nuevo repertorio iconográfico dedicado a la posguerra, el peso de la tecnología en la realización de la obra y las implicaciones de la pintura en el presente.

Ante personal médico y de enfermería la participación de sus colegas Lourdes Cruz González Franco, de la Facultad de Arquitectura de la UNAM; Viridiana Zavala, del Centro de Investigaciones de Diseño Industrial de la UNAM; Julio Gracia Murillo, del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC) de la UNAM y Rosa María Gudiño, historiadora de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), Natalia Sosa dijo que el volumen editado con apoyo del IMSS le llevó una década de trabajos.

Sosa comentó que el mural de Siqueiros para el IMSS tiene una serie de figuras que para el artista representaban un futuro esperanzador y utópico. En su estudio, profundizó en la historia del hospital La Raza, fundado hace 69 años también, y la historia de la seguridad social en México.

En la presentación, se destacó que durante los primeros años de la construcción del hospital en 1954 se generaron intensos debates en busca de la integración de las artes plásticas con la arquitectura social.

En ese sentido, se abordó el tema de que tanto la obra de Siqueiros, como la de Rivera, representan la fusión del arte y la medicina, en una propuesta social; en el caso de El Coronelazo, explorando la medicina social desde una perspectiva teórica, fundamental para la solidaridad y para el futuro del país.

En la sesión de preguntas y ante autoridades del IMSS y del Centro Médico La Raza, un trabajador expuso el tema de que los derechohabientes ya no tienen acceso a poder apreciar ambos murales y, más grave aún, tampoco quienes laborar en el conjunto hospitalario tienen la posibilidad de hacerlo, porque se ha restringido el paso a ellos, a pesar del sentido popular con el que Siqueiros y Rivera los pintaron.

Al final de la presentación, se rifaron cinco ejemplares del libro, que se ganaron sendas enfermeras.

 

El mural

De acuerdo con la historia sobre el patrimonio artístico del IMSS, la institución contrató en 1951 a Siqueiros para realizar un mural en el vestíbulo del auditorio del primer Hospital de Zona La Raza, que se encontraba en construcción. La obra tardó tres años concluirse y tuvo dos versiones.

El tema solicitado fue “Apoteosis de la vida y la salud: Canto a la Ciencia” que debería tener un tratamiento “eufórico, alegre y de gama brillante, destinado a exaltar fundamentalmente el cuerpo humano en su estado de mayor vitalidad; las flores y los frutos.”, señala la ficha sobre la obra.

Siqueiros diseñó junto con el autor del proyecto del hospital, el arquitecto Enrique Yáñez, “el espacio de planta ovoide donde se encuentra esta obra, el cual semeja la forma de una concha por sus paredes curvas que se continúan hasta el plafón”.

El mural fue inaugurado con su nombre actual el 18 de marzo de 1955. Se trata de una de sus obras murales fundamentales, especialmente por los resultados que obtuvo en cuanto a dos conceptos que le son esenciales: la integración plástica y la perspectiva poliangular.

Para la realización de sus murales Siqueiros empleaba frecuentemente la fotografía como un medio auxiliar de composición plástica. Durante la presentación del libro de Sosa, sus comentaristas destacaron la profusión de imágenes que incluye. Se destacó, por ejemplo, las imágenes que se conservan en las que se ve posando a la esposa del artista, Angélica Arenal, y a sus colaboradores Epitacio Mendoza y Armando Carmona, entre otros, en diversas actitudes; que sirvieron de base para las figuras de los obreros y las campesinas, así como para representar las distorsiones anatómicas de los cuerpos vistos en ángulos o escorzos poco convencionales.

 

El mural está dividido en tres secciones, que Siqueiros explica de esta manera:

“Izquierda: un obrero, herido en un accidente de trabajo, espera las primeras atenciones médicas por parte del Seguro Social. Subsiste aún un mundo en que las máquinas son instrumento de opresión y cárceles las casas. Frente a esa realidad el hombre debe ser protegido. Derecha: figuras que representan la raza mexicana ideal, como producto de un mundo nuevo, basado en una alimentación mejor y en un mejor mestizaje; mujeres con flores y frutos y niños sanos todos ellos en actitudes eufóricas, reflejando la alegría de la vida. Se inicia la marcha hacia la solución integral; al frente de esa marcha, naturalmente, camina el obrero industrial. En México lo es fundamentalmente el minero, pero no va solo, estrechamente unido a él va el intelectual. En ese caso el símbolo lo da el médico. Tras de ellos marcha la juventud trabajadora y estudiantil, muchachas y muchachos. El obrero (clase obrera) que representa al futuro, lleva en su mano izquierda el suicht (sic) de la solución.

Entre las dos grandes secciones, divididas por la figura del sol, un contraste de color: tonos negros, dramáticos, amargos, cubren la sección izquierda, frente a los tonos vivos, alegres de la derecha.

La completa seguridad social sólo puede existir en un mundo por completo liberado de todo lo que limita los derechos y el bienestar del hombre y los derechos y el bienestar de la nación. Bajo una sociedad infinitamente más adelantada. En una sociedad en que la energía atómica en vez de ser factor de muerte sea elemento inmenso de paz. La energía atómica como generadora de electricidad.”

 

 

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