Si bien la expresión artística puede tener una función social, al parecer para los organizadores del Super Bowl y sus espectadores esta función no tiene lugar en el espectáculo más cotizado del año.
El half time del partido, donde los Philadelphia Eagles derrotaron a Kansas City Chiefs, tuvo como invitados a los cantantes Kendrick Lamar y SZA, a la tenista Serena Williams entre el grupo de bailarines y al actor Samuel L. Jackson caracterizado como el Tío Sam.
Destacó la presencia de Donald Trump entre el público del Super Bowl, quien se convirtió en el primer presidente en funciones que acude a la final de la NFL, por lo cual la seguridad fue más estricta de lo habitual.
Pero además, durante el espectáculo, uno de los artistas que participaba en la coreografía desplegó una bandera combinada de Sudán y Palestina, en la cual se leían las palabras “Sudán” y “Gaza”.
El intérprete, vestido de negro, se paró sobre un automóvil utilizado como utilería para la actuación de Lamar y sostuvo la bandera. Tras lograr pasearse y ondearla brevemente por el campo del Caesars Superdome, el personal de seguridad corrió de inmediato tras él y fue detenido.
Zül-Qarnain Nantambu, residente de Nueva Orleans, quien compartió videos en su cuenta de Instagram identificándose como el hombre que corrió alrededor de una sección del campo con las palabras «Gaza» y «Sudán» escritas en las banderas, se describió a sí mismo como artista de hip-hop, cineasta y diseñador de moda.
La bandera de Palestina es ondeada en el Súper Bowl.
A los fascistas no les gusta esto entonces les pido por favor que no lo compartan.pic.twitter.com/db6V2iCE7h
— Manuel Pedrero (@YosoyPedrero) February 10, 2025
Si bien en las redes sociales se elogió a Nantambu por un «acto valiente único» que «despertó el internet como ninguna propaganda sionista multimillonaria jamás podría», el bailarín no se identifica como activista político ni representa un riesgo potencial. Solo ejercía su libre expresión, tan cacareada, pero poco respetada.
Otra bandera, no tan obvia, fue desplegada durante el espectáculo: la de los propios Estados Unidos, pero formada por bailarines afroamericanos vestidos de azul, blanco y rojo, que en algún momento se parten en dos, lo que ha sido interpretado como un símbolo del clima de división social que dejaron las más recientes elecciones presidenciales.
Muchos quisieran que el espectáculo de medio tiempo estuviera consagrado a cuestiones triviales, bailarines que vuelen o intérpretes que emerjan y se eleven mediante alguna plataforma. Si bien esto no tiene nada de malo, tampoco lo tiene usar de las tribunas más grandes del mundo para poder expresar posicionamientos sociales.
Para el artista plástico mexicano Jorge Marín, el arte ayuda a reconstruir el tejido social. Tiene que ser parte de la canasta básica. Es una herramienta para poder transformarnos en quienes deseamos ser. Construir una sociedad más pacífica, profunda y reflexiva.
Es mejor abanderar la reflexión y no cometer la rudeza innecesaria de taclearla.
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