“Taylor Swift es una tonta y su música apesta”, publicó en lunes 25 por la tarde en la red social X, Sean Davis, fundador de la revista digital conservadora The Federalist, al compartir un artículo de su editor y colaborador Mark Hemingway titulado “La popularidad de Taylor Swift es un signo del declive social”.
En su pieza, Hemingway se lamenta de que no existan en Estados Unidos intérpretes de música pop que busquen la unificación intelectual de la nación. “No estoy seguro que su popularidad (la de Swift) sea un testimonio de su talento”, empuja el autor, quien confiesa tener un “conflicto sobre cómo estimar” los dones de la cantante “que me lleva a una queja real, los detalles de por qué y cómo su música apesta”, apunta el ofendido redactor.
La furia de los conservadores sobre Taylor Swift quizás radique no solamente en la presunta y debatible falta de talento, sino en el hecho de que, al menos en el más reciente lustro, Swift ha manifestado su inclinación a votar por candidatos demócratas, preferencia que, ya desde la elección pasada, la llevó a hacer campaña a favor de Joe Biden entre la numerosa y enjundiosa generación Z.
Apenas este fin de semana, durante el Día Nacional de la Votación, la también compositora subió a su cuenta de Instagram un post donde compartió con sus 272 millones de seguidores el anuncio de que se había registrado para votar logrando que, tras su mensaje, más de 150 mil jóvenes ciudadanos elegibles para sufragar por vez primera visitaran el sitio de registro.
No es la primera vez que Swift llama a sus seguidores a inscribirse para votar, pues ya los había motivado a hacerlo en julio pasado, situación que fastidia a los conservadores pues -pese a ciertas encuestas sospechosas que indican que los jóvenes se decantarían a votar por Donald Trump- , lo cierto es que la generación Z saldrá a las urnas, como ya lo hizo en las intermedias de 2022, a votar mayoritariamente por demócratas.
Dear @taylorswift13 – may these stats serve as our love letter to you for amplifying voter voices! 💌 With our collective efforts, we achieved:
👥35K+ registrations
🔍50K verifications
🎉115% ⬆️in 18yo registrants vs ’22
📰1.3M+ webpage views
Together, we make democracy shine! 💫— Andrea Hailey (@AndreaEHailey) September 20, 2023
De vuelta al tuit de Davis, personalidades como la ex tenista Martina Navatrilova respondieron a Davis con un “otro idiota misógino titulado”, mientras que Victoria Brown planteó: “Imagina ser un adulto con inseguridades tan profundas que en su masculinidad destroza a la interprete más popular del país, que además es una astuta empresaria y filántropa de renombre, un talento fuera de serie y excepcional ser humano”.
Taylor Swift decide
En una secuencia de su documental Miss Americana (2020) se ve a Taylor Swift discutiendo con su madre y su publicista sobre las posibles repercusiones de subir un post a su cuenta de Instagram para manifestar su apoyo al candidato a senador demócrata por Tennessee, Phil Bredesen, quien enfrentó (y perdió) con la republicana Marsha Blackburn. Swift acusó a esta última de haber votado contra la reautorización de la Ley de Violencia contra las Mujeres, contra la igualdad salarial para las mujeres y contra los derechos de los homosexuales.
Finalmente, la cantante se impuso y el mensaje se publicó. “Yo soy cristiana y viví en Tennessee y esos no son mis valores “, se queja Swift en el documental donde llamó a Blackburn un “Trump con peluca”. Durante el intercambio, la estrella manifiesta su necesidad de “estar del lado correcto de la historia”.
“Ella (Blackburn) piensa que si eres una pareja gay o si simplemente luces como una persona gay, te deben de expulsar de un restaurante”, lamenta. “Es una cuestión de derechos humanos básicos y en este punto es el bien contra el mal”, se justifica. Al insistirle su publicista sobre el hecho de que al sentirse atacado el entonces presidente Donald Trump podría ir tras ella, Swift responde tajante “a la mierda eso” y remata con un “no me importa”.
Por eso es que el columnista Mark Hemingway trata de minimizar el impacto de la cantante, al grado de comparar injustificadamente su “simpleza musical” con la de Los Beatles. “Aparte del contenido temático generalmente objetable, también es cierto que muchas de sus letras son tan forzadas que resultan terribles”, continua el analista. Sacando a colación el tema de Paul McCartney (“¡lo escribió a los 23 años!”) “Eleonor Rigby” comparando que es “mil veces más sofisticado que cualquier cosa que Swift haya hecho jamás”.
Continuando con su diatriba que se pretende musical, pero que termina siendo política, el escritor acusa a Taylor Swift de ser “uno de los peores infractores” en la música “en el sentido de que no sólo va al pozo hasta que se agota líricamente, sino que básicamente también escribe las mismas canciones una y otra vez”.
Lamenta que la celebración exagerada del éxito de Swift dice mucho sobre el estancamiento de la cultura pop, idea que se puede aplicar no sólo a esta artista, pero que Hemingway concentra en esta cantante de indiscutible éxito.
La estrella toma partido
Lo que es un hecho es que, conforme avanza su carrera, Taylor Swift ha dejado de lado la neutralidad para exponer cada vez más sus posturas políticas y proclividad por las causas sociales. Previo al debate presidencial entre Donald Trump y Joe Biden, en una entrevista de octubre del 2020 con la publicación V Magazine, Swift manifestó públicamente su apoyo al demócrata y su candidata de fórmula, la entonces senadora Kamala Harris.
“El cambio que más necesitamos es elegir un presidente que reconozca que las personas de color merecen sentirse seguras y representadas, que las mujeres merecen el derecho a elegir lo que sucede con sus cuerpos y que la comunidad LGBTQIA merece ser reconocida e incluida”, soltó.
“Todo el mundo merece un gobierno que se tome en serio los riesgos para la salud mundial y dé prioridad a la vida de su gente”, dijo en otra parte de la charla. “La única forma en que podemos empezar a mejorar las cosas es elegir líderes que estén dispuestos a enfrentar estos problemas y encontrar formas de solucionarlos”, sugiriendo que la dupla Biden-Harris era la única en poder lograrlo.
Taylor y varios más
No es Taylor Swift la única personalidad de la música que se ha subido a la contienda electoral que tendrá su clímax en la elección presidencial de noviembre del 2024. Por lo pronto Bruce Springsteen, Neil Young, Rihanna y Jack White han prohibido a Donald Trump que utilice sus canciones en actos de campaña.
Otros como Kid Rock y Ted Nugent son, por el contrario, fieros seguidores del ex presidente acusado en este instante de cargos criminales en cuatro cortes distintas.
Así que el siguiente año, repleto de procesos legales y actos de campaña, seguro llevarán las notas a favor y en contra de los intérpretes mencionados.
