Sarai AguilarMUAC: violencia disfrazada de arte

NFT: arte virtual, en toda la extensión de la palabra

El formato permite la creación de una firma única, un certificado digital que asegura la autenticidad de algún archivo de contenido, sea una imagen, canción o texto

Una nueva forma de arte contemporáneo ha surgido con los llamados NFT, imágenes digitales únicas que surgen de la tecnología que dio origen a las criptomonedas.

Ante la novedad de esta figura, es legítimo preguntarse: ¿Los NFT son arte? Si no lo son, al menos en la definición se parecen. NFT son las siglas de “Non-Fungible Token”, esto es, un token (un elemento o símbolo electrónico dotado de valor) no fungible. El diccionario define “fungible” como “algo que se consume con el uso”. Por lo tanto, un elemento no fungible es algo que no se consume con el uso, una cualidad que comparten justo las obras de arte.

Una compleja tecnología hace posible que existan estos elementos digitales que pueden ser dibujos, fotografías, ilustraciones o cualquier tipo de gráfico cuya cualidad es tener una identidad electrónica única, a diferencia de cualquier archivo que puede reproducirse infinitamente por medio de un simple copy-paste o un duplicate.Friedeberg

Así, los token no fungible son obras digitales que pueden ser compradas y vendidas como cualquier otro tipo de propiedad, aunque no tengan forma tangible. Piezas de arte que no existen en el mundo físico, pero que son únicas en el mundo virtual gracias a la tecnología criptográfica.

Un NFT es así una pieza única  vinculada a un activo digital sobre el cual se puede asumir o reclamar la propiedad. Y esta forma de autenticación ha dado pie a un curioso mercado en torno al arte digital.

Pero más allá de las especulaciones sobre su rentabilidad y si se trata de otra burbuja —como se le considera a las criptomonedas—, muchos se cuestionan si los NFT que son clasificados como arte realmente lo son. Y esto es porque realmente no estamos ante una escultura o un mural.

El NFT en realidad es una tecnología que permite la creación de una firma única, un certificado digital que asegura la autenticidad de algún archivo de contenido, sea una imagen, una canción o un texto. Por ejemplo, el cofundador de Twitter, Jack Dorsey, vendió su primer tuit como NFT a principios de este año, como resultado de una guerra de ofertas que alcanzó casi 3 millones de dólares. En sí, lo que le da el valor es certificar que uno es el dueño y que el objeto —así sea virtual— tiene un carácter de único.NFT

Pero dejamos de largo algo. El valor supremo de la obra de arte es el estético. Y si bien es una condición la parte creativa e innovadora, esto no lo es sino hasta tiempos modernos. En un principio Aristóteles se refirió al arte como la mímesis de la naturaleza, la perfección artificial de lo naturalmente imperfecto.

Se debe tener en cuenta que el hecho de que un NFT sea arte o no se lo da su carácter estético, su trascendencia, y no el hecho de que constituya un certificado digital. Que el poseer las “escrituras” creativas de dicha obra te hace el dueño, pero no el creador de ésta. Y que la creación de una pieza artística no puede partir subyugada a la posibilidad de ser intercambiada en el ámbito digital, pues se convertiría en utensilio, pero no arte.

El arte es o no es. Si de paso es NFT… eso ya es otro código.andy warhol

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