José de León Toral, quien saltó al ojo público hace 95 años tras asesinar al presidente electo Álvaro Obregón creyendo defender el culto católico, inició un archivo que hoy sigue creciendo con documentos y fotografías digitalizados, opinó el académico de la UNAM David Fajardo Tapia, quien se ha especializado en el tema de la violencia visual a partir del papel de los medios con relación al poder político.
Con el fusilamiento de De León Toral, el 9 de febrero de 1929, también comenzó el debate sobre su figura, la cual ha intentado reivindicar el Centro de Estudios Históricos que lleva su nombre, desde su creación en el año 2000.
Fajardo Tapia, uno de los investigadores que se han interesado en exprimir parte de la documentación reunida por dicho centro, compartió sus indagaciones en el Seminario Estudio del Patrimonio Fotográfico de México, organizado por la Secretaría de Cultura, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el Sistema Nacional de Fototecas (Sinafo).
José de León Toral saltó al ojo público tras asesinar al presidente electo Álvaro Obregón, creyendo defender el culto católico en México. Con su fusilamiento, también comenzó el debate sobre su figura, la cual se ha intentado reivindicar. #boletin: https://t.co/KhfCZzelEN pic.twitter.com/FyLlLns7nZ
— INAH (@INAHmx) July 28, 2023
José de León Toral, su historia
El experto recordó que José de León Toral nació en el albor del siglo XX, en Matehuala, San Luis Potosí, en el seno de una familia de fuertes principios católicos. Estos valores lo acompañaron en su traslado a la Ciudad de México, con el propósito de perfeccionar su técnica pictórica en la Academia de San Carlos.
En la capital, también inició sus nexos con el Club Unión, donde entabló relación con los hermanos Miguel Agustín y Humberto Pro, pero su filiación y radicalización con el movimiento cristero, contrario a la llamada Ley Calles (impulsada por este presidente), la cual restringía severamente el culto católico en la República, comenzó cuando ambos fueron ejecutados, sin juicio previo.
De León Toral pasó a la historia como el magnicida de Álvaro Obregón, el 17 de julio de 1928, durante un banquete que este presidía en el restaurante La Bombilla, al sur de la ciudad. Después del juicio y tras su paso por distintas cárceles, se le sentenció a la pena capital, siendo fusilado en la penitenciaría de Lecumberri, a inicios de 1929.
Textos, imágenes, objetos…
En el encuentro académico, coordinado por los investigadores del Sinafo, Daniel Escorza y Patricia Massé, el historiador indicó que el Centro de Estudios Históricos José de León Toral surgió en el centenario del natalicio de este personaje, una iniciativa familiar que ha permitido congregar documentos escritos, fotográficos, pictóricos y objetos valorados como reliquias, que están en proceso de ordenamiento.
Entre las fotografías se encuentran un álbum conmemorativo, fotomontajes, postales, botones, retratos en diversos formatos y algunas fotorreliquias. Resulta de particular interés el álbum elaborado un año después de la muerte del personaje, por Luis Billot, en 1930, cuya portada reza: A la memoria de José de León Toral que sacrificó todo por el reinado de Cristo Rey:
“Es llamativo que un par de días antes del asesinato del presidente electo, José de León Toral visitó a su amigo, Luis Billot, y le entregó varias fotografías y documentos. A mi juicio, esta era una forma en que pretendía ser, de alguna manera, reconocido posteriormente, como lo había sido Miguel Pro”, dijo.
Cabe resaltar que el sacerdote jesuita Miguel Agustín Pro fue el primer mexicano declarado mártir por odio a la fe católica, y beatificado por el papa Juan Pablo II, en 1988. No obstante, De León Toral corrió una suerte distinta, pues la Iglesia adujo que al faltar al quinto mandamiento (no matar), era imposible seguir la ruta de su martirologio y beatificación, decisión que también desligaba al clero del crimen político.
Se moderniza y aumenta
Fajardo Tapia destacó que el álbum citado es un documento activo, es decir, “que si bien se hizo en 1930, todavía hace un par de años se le seguían integrando fotografías, ya digitales.
“A su vez, tiene un carácter hagiográfico, como la composición biográfica de un santo, un género que data de los primeros años del cristianismo. Aunque la compilación recupera muchas fotografías familiares, estas funcionan para resaltar premisas alrededor del personaje. Así, en la primera página, aparece en grande un recorte de revista con el retrato de bebé de José de León Toral, y en la esquina inferior, su imagen de pie, frente al pelotón de fusilamiento.
“Es interesante cómo, al contrapuntear estas dos imágenes, se plantea el inicio y el fin de una vida. Todo ello, a través de la fotografía”, finalizó el expositor en la conferencia virtual, transmitida por INAH Tv.