A 67 años de que las mujeres acudieran por primera vez a las urnas en México en unas elecciones federales, aún existe un trato diferenciado y una amenaza patente de violencias y desigualdades que las afectan “abrumadoramente”, impidiéndoles su ejercicio de ciudadanía plena.
Así lo indicó la investigadora y secretaria académica del Centro de Investigaciones y Estudios de Género de la UNAM, Amneris Chaparro Martínez, quien asegura que el sufragio femenino de 1955 “fue la reivindicación de una lucha muy larga, de décadas, de un trabajo colectivo que llevaron a cabo varios grupos de mujeres en todo el país (…) En ese sentido, el significado es enorme, es parte de una serie de reivindicaciones políticas y sociales muy necesarias para cualquier país que diga que es democrático.
El 3 de julio de ese año las mujeres acudieron por primera vez a las urnas para elegir diputados federales de la XLII Legislatura, luego de que el entonces presidente, Adolfo Ruiz Cortines, promulgó en octubre de 1953 las reformas constitucionales para que gozaran de ciudadanía plena.
Hoy se cumplen 67 años de la primera vez que las mujeres mexicanas salieron a votar, luego de que dos años antes se publicara en el Diario Oficial de la Federación el decreto que reconoció este derecho. pic.twitter.com/m2qe0O1mO9
— Secretaría de Cultura (@cultura_mx) July 3, 2022
Aunque a partir de ese reconocimiento del derecho de la mujer al voto se han registrado avances importantes en su favor, la especialista considera que la desigualdad estructural, que está asociada a la condición de género, de clase, etnicidad, edad y de orientación sexual, es el primer obstáculo para ejercer esa garantía.
“Mujeres y sujetos feminizados son privados de una educación básica y la prioridad para ellos quizá no es ejercer sus derechos políticos, sino sobrevivir. Cuando tenemos a una parte de la población en situación de marginación, de constante vulnerabilidad, el ejercicio de la ciudadanía se vuelve aún más complicado”, aseguró.
De acuerdo con la investigadora, a partir del voto femenino se registraron avances en términos de política pública y de gobierno, pues se les comenzó a ver como sujetos dentro de este ámbito, una idea que anteriormente era negada debido a usos y costumbres.
Las mujeres irrumpieron, asevera, de diversas maneras en las universidades, los gobiernos, en las instituciones del Estado y financieras; además, en términos cuantitativos están en cargos y posiciones relevantes. “Cuando vemos un salón de clases con la mitad o más alumnas, esos son avances, pero aún falta”.
Para Chaparro Martínez, se necesita una política y acciones de sensibilización sobre la importancia de pensar a las mujeres como sujetos de derecho, seres humanos en todas sus dimensiones y una parte fundamental de la hechura de la sociedad.
“Se tiene que comenzar por visibilizar las aportaciones de las mujeres y dejar de pensar en ellas como un monolito, un grupo homogéneo, pensarlas en su complejidad, en sus diferencias, en sus distintas posturas políticas, éticas, como seres humanos, y eso se hace desde las instituciones y el tejido social”.