Lejos quedó aquel sábado 11 de abril de 1987 en Rockotlitán.
Una fecha perdida es la de aquel día cuando Diego y Saúl circulaban en un vocho por el Circuito Interior y de repente los dos se quedaron callados al escuchar por la radio –en Espacio 59– su canción “Mátenme porque me muero…”
–¡Es nuestra rola! –exclamaron, ya constituidos como integrantes y fundadores de Caifanes. Lo demás, como dicen los clásicos, es historia.
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En este 2021 Caifanes realizó tres “autoconciertos” en la curva 4 del autódromo Hermanos Rodríguez 13, 14 y 15 de mayo. Uno fue elegido para ser transmitido vía streaming el pasado jueves 17 de junio a las 20:30 horas.
“¿Por qué no puedo andar a gatas/como lo hacen los locos? ¿Por qué no puedo resignarme/ Y aguantarme hasta la risa?”, cantó Saúl de inicio en esta transmisión. Y surgieron las remembranzas: nos llegó la imagen de Caifanes de esos años 80: andrógina, oscura. Pero también la pregunta: ¿en qué disco está esa rola…? Hace tantos años… ah, en el Diablito. Para entonces, 1990, Saúl y compañía ya habían levantado polvo entre los puristas por su trancazo con “La Negra Tomasa”.
Prosigamos con el streaming: el autor de “Será por eso” (que no estuvo en el repertorio esa noche) tomó el micrófono para decir: “Gracias por tu presencia y entregarnos, aun en estas circunstancias, todo lo que nos estás dando. Muchas, muchas gracias, raza, que Dios te bendiga hoy y siempre. Bienvenida a los nuevos conciertos y a esta apertura que afortunadamente se está dando para todos”. Se escuchó la introducción que luego luego se supo era de “Nubes”: “Parecemos nubes/Que se las lleva el viento/Cuando hay huracanes/Cuando hay mal de amores…”
Después siguió “No dejes que”, canción cuya génesis, cuenta Xavier Velasco, se dio en un café al ver Saúl a una hermosa chava: “Cuando veo a través del vaso/veo a través del tiempo/Donde los sentidos se/dislocan/Donde los temores se evaporan/Y aprovecho para desdoblarme/Para salir del vaso… No dejes que nos coma el diablo amor”.
Este concierto de Caifanes nos trajo a la memoria un texto sobre su primer disco que justo ahora rescatamos: “La triste alegría del claroscuro se recrea cuando no hay odio ni desamor: habitar la tristeza no es del todo patético. El encuentro con Caifanes retoma insólitas imágenes de auroras en blanco y negro con estas canciones que se imaginan vigorosamente monocromáticas, cálidamente vivas, con caminos arbolados que dan sombras impregnadas de tierna locura, estrellas fugaces que se escapan entre los dedos y dulces que se convierten en amorosos hipogeos y metáforas que se revierten para hacer de lo etéreo algo íntimo. Todo esto hay en esa atmósfera creada por Caifanes. Su música y letras atrapa todos estos elementos y no los deja escapar. La palabra necesita de la música y ésta de aquella para apresar los diferentes estados mentales que propone Caifanes en este trabajo discográfico llamado Caifanes. El disco abre del lado A con ‘Mátenme porque me muero’…”
Treinta y tres años después, Saúl Hernández cantó desde el escenario instalado en la curva 4 del autódromo esa canción: “Cuando me muera y me tengan que enterrar/quiero que sea con una de tus fotografías/para que no me dé miedo estar abajo/para que no se olvide como es tu cara…”
La transmisión nos ubicaba en 2021, pero los recuerdos permeaban cada canción no obstante los nuevos arreglos, donde es evidente la mano de Diego Herrera, quien esa noche recorrió gozoso un par de ocasiones el escenario; una con su sax y otra con un armonio. Por su parte, Alfonso disfrutó la cercanía del micrófono que le permitió corear algunas canciones mientras su bataqueo iba a tono con la ocasión: chingón.
Las canciones siguieron fluyendo entre tomas a asistentes, verdaderos fans y conocedores de la historia de los creadores de “El nervio del volcán”, de diferentes edades. Esto es constancia de que Caifanes tiene seguidores entre las nuevas generaciones. Claro, destacan en número los mayores de 40 y 50 añejos.
En “Amanece” el público coreó: “Nunca nadie me podrá parar/Solo muerto me podrán callar”; por su parte, Saúl, en su participación vocal, enfatizaba: “Es a veces que veo un color gris/Y me cuesta despertar/La neurosis no se alejará/ Pero nunca dejaré de tocar”.
Uno de los arreglos que más llamó la atención fue a una de las más reconocidas rolas caifanescas: “Afuera/Afuera tú no existes, solo adentro/Afuera/Afuera no te cuido, solo adentro/Y uno cree que puede creer/Y tener todo el poder/ Y de repente/No tienes nada”.
La chuleta (así se le llamaba antes a la lista de canciones a ejecutar) siguió con “La célula que explota” y muchos tararearon esta parte de la letra: “Hay veces que no tengo ganas de verte/Hay veces que no quiero ni tocarte/Hay veces que quisiera ahogarte en un grito/Y olvidarme de esa imagen tuya/Pero no me atrevo”. Y el bailongo se organizó, obvio, con “La Negra Tomasa”, que en esta ocasión se discutieron con la versión mix.
En la penúltima y nos vamos Saúl agradeció a su equipo técnico: “Y gracias a ti, raza. El aplauso es siempre para ti”. Enseguida hizo las presentaciones de los músicos: “Rodrigo Baills en la guitarra, Alfonso André en la batería y coros, Marco Rentería en el bajo, Diego Herrera en el teclado y saxofón…” Ahí Diego tomó el micrófono: “Les voy pedir que prendan las calaveras, las direccionales, las altas, las bajas y el mejor concierto de claxonazos: Saúl Hernández, guitarra y voz”.
Si alguien del público extrañó a algún músico en el escenario, nadie lo dijo a voz de cuello. Por ahí se escuchó tímidamente sólo un nombre. Y bajo la voz y las palabras del Jefe Lennon entonando “Imagine”, el quinteto Caifanes se despidió.
PD: Ya están en preventa los boletos para los conciertos de Caifanes en julio 23 y 24. La venta general empieza el 23 de junio. De nada.
#Caifanes #CDMX 23 y 24 de julio pic.twitter.com/z0TjRPmaBj
— CAIFANES (@CAIFANESMEX) June 16, 2021