‘Never Mind a Bollocks’, el disco que llegó a la Corte

La censura solo provocó calentar más el lanzamiento del ahora mítico álbum ‘Never Mind a Bollocks. Here’s The Sex Pistols’
Rapé
Ilustración: Rapé

Nueva York, Estados Unidos. “Por mucho que mis colegas y yo deploramos de todo corazón la vulgar explotación de los peores instintos de la naturaleza humana para la compra de beneficios comerciales. tanto por parte de usted como de su empresa, debemos, a regañadientes, declararlo no culpable de cada uno de los cuatro cargos”. Con esa frase que dirigió el presidente de la audiencia de Nottingham a Chris Searle, gerente de una tienda Virgin, quien desobedeció la advertencia de encubrir la palabra “Bollocks” de los carteles que promovían la aparición de una nueva banda, terminó el pequeño juicio que llevó a un álbum de rock por vez primera a una sala donde presuntamente se imparte justicia.

Era la tarde del 24 de noviembre de 1977 y Searle, entonces un joven de 28 años, había sido liberado por tres magistrados de ese tribunal de los cargos de infringir la Ley de Publicidad Indecente, aberración penal inglesa redactada en 1889.Bollocks

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Para entender la molestia que en ciertos sectores conservadores causó el primer álbum que grabaron los Sex Pistols, debemos comenzar por aclarar que el “bollock” se puede interpretar en español mexicano como “güevos” o “bolas”, pero también como “pendejadas”, en lugar del “tonterías” que se suele usar en muchos lados.

Se puede comprender, por tanto, la sacudida que la aparición del Never Mind a Bollocks. Here’s The Sex Pistols provocó en la sociedad inglesa de mediados de los setenta, en un momento en que Gran Bretaña aún respiraba la brisa de la llamada ola inglesa que tanto laureles e ingresos económicos dejó en esa nación, movimiento encabezado por una legión de talentosos músicos que resultaron además innovadores en su empeño de reinterpretar a leyendas de la música estadunidense, como Elvis Presley o Chuck Berry.

A ese orden establecido en la cúspide del mainstream se sumó, por otro lado, la época gloriosa del rock progresivo, o sinfónico, cuyas marcas más destacadas eran irremediablemente inglesas: Pink Floyd, Emerson Lake and Palmer, Yes, King Crimson o Jethro Tull reflejaban, con sus grandes producciones, la bonanza de una industria que maridaba a la perfección con un estilo de vida blanco, clasemediero tirando a rico, incluso monárquico, y con el cual la pobre clase obrera nunca se identificó. “There is no future in England dreaming”, reclamaba una línea del “God Save The Queen”, primer sencillo del álbum que nos ocupa.

Six PistolsAsí es que, como sucede en cualquier manifestación artística dominante, frente a las legiones de fans surgen los necesarios detractores que cargan ganas de patearla y desplazarla. Así es como apareció el punk, cuya semilla brotó inicialmente en Detroit en los sesenta, para recalar luego en Nueva York y atracar finalmente en ese Reino Unido que tuvo en los Pistols a un actor principal de esa manifestación, entonces contracultural.

Formado en Londres en 1975 por el diseñador y empresario Malcolm McClaren, el concepto Sex Pistols resultó ser uno de los más innovadores e influyentes tanto en la moda como para la música alternativa en general. La presunta pobreza técnica de sus ejecutantes, el vocalista John Lydon o Johnny Rotten, el guitarrista Steve Jones, el baterista Paul Cook y el bajista Glen Matlock —reemplazado en algún momento por Sid Vicious—, no importó para seducir y horrorizar a un tiempo a la alzada sociedad inglesa.

Luego de que apareció el sencillo “God Save the Queen”, los Pistols fueron vetados en la mayoría de los medios, la BBC incluida, logrando la censura el efecto contrario a lo deseado: calentar más el lanzamiento del ahora mítico álbum que en incontables sesiones produjeron Bill Price y Chris Thomas.

Originalmente el trabajo se titularía God Save Sex Pistols, pero el cambio llegó cuando el guitarrista Jones recordó la frase que mencionaban fans de la banda: “Never Mind the Bollocks” o “No importan las chingaderas” (según otra muy personal traducción), expresión latente en sectores de la clase obrera cuando deseaban sentenciar “deja de decir idioteces”, según aclaró el mismo Rotten.

También es probable que todo haya sido una treta tanto de McClaren como de Richard Branson, dueño de las tiendas y del sello Virgin Records con el que firmaron los Sex Pistols. Así es que en medio de esa conservadora campaña de censura, que del mismo modo fue un generoso acto de publicidad gratuita, miembros de la policía de Londres acudieron a la tienda Virgin de Nottingham y amenazaron con iniciar proceso judicial por indecencia al gerente de la tienda, Chris Searle. Como éste ignorara los llamados “al orden”, cumplieron su amenaza.

De seguro bastante divertido por la reacción, Branson contrató al abogado John Mortimer, quien a su vez trajo al director de inglés en la Universidad de Nottingham, el profesor James Kinsley, quien con sencillos pero contundentes argumentos demostró en la Corte que el origen de “bollocks” era bíblico y que iba de designar a los “testículos”, aunque en el contexto del álbum significaba “idioteces”, que tampoco podrían considerarse como peladez, mucho menos blasfemia.

Six PistolsFuera del escándalo en que se vio envuelto, con el paso del tiempo la primera grabación de los Sex Pistols se ha defendido sola y destacado por méritos propios en la historia de la música. A la banda se le reconoce haber influenciado a géneros como el hip hop, el grunge y el indie, tanto que, al iniciar el siglo, la revista Rolling Stone los puso en el sitio 58 de los “100 Más grandes Artistas de Todos los Tiempos”.

En 1985, la New Musical Express, que es como la Biblia inglesa de los ritmos, nombró Never Mind the Bollocks, Here’s the Sex Pistols como el álbum 13 más grande de todos los tiempos, pero en 1993 recapacitaron y lo treparon al tercer puesto. En 1987, la Rolling Stone lo nombró el segundo mejor LP en el periodo 1967-1987, detrás del Sargent Pepper’s Lonely Hearts Club Band, y en 2003 la misma publicación lo colocó en el puesto 41 de los 500 Mejores Álbumes de la Historia.

Eso por mencionar sólo algunos de los milagritos que le han colgado durante los casi 45 años (que se cumplirán en 2022) desde que en octubre del 77 saliera a la venta. Relevante que la revista Time lo haya puesto en el 58 de los 100 mejores álbumes de la historia y natural que el mismo líder de Oasis, Noel Gallagher, haya dicho en una entrevista con la BBC que abrir con “Holidays in the Sun” le pareció “extremadamente provocativo” y recordó cómo el riff de “Pretty Vacant” ha devenido en estándar del rock, siendo de las primeras cosas que aprendes cuando quieres tocar la guitarra eléctrica. “Dejaría mis 10 álbumes atrás por haber escrito eso”, dijo en un acto de humildad el muy arrogante Gallagher.

Six PistolsAl terminar el juicio en el que el gerente de la tienda Virgin, Chris Searle, fue absuelto de los cargos de indecencia, Richard Branson se llevó a todo el equipo, a los abogados y a los Sex Pistols a celebrar al bar The Flying Horse, con cerveza y ese desayuno inglés que incluye huevo estrellado, fríjoles de la olla, salchicha, tocino y otras cosas, todo revuelto y delicioso, como canción de punk.

El camino de los millones de copias vendidas apenas se iniciaba.

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