Si bien el arte es la voz que conecta el mundo sensible del creador con la realidad objetiva de la sociedad, esta expresión está impregnada y entretejida en los valores, vivencias y entorno tanto del creador como de los espectadores. En estas semanas ha habido en el país polémica por dos obras en torno al feminicidio.
La primera fue en un mural en Jalisco, colocado el pasado 7 de octubre en las paredes de El Parque Revolución (o Parque Rojo) en Guadalajara, Jalisco. La obra fue creada por un conjunto de artistas callejeros, entre los cuales destacan “Xearte” y “Korbase”. Este último compartió imágenes del mural desde sus etapas iniciales hasta su conclusión.
En el mural terminado se veía el rostro y las manos de una mujer maniatada, rodeada de cráneos, sobre un fondo negro. Debajo de la mujer se leía: “Ni una menos”, escrito con cursivas y letras blancas.
Esta obra fue criticada por colectivos feministas, periodistas de arte y artistas urbanas. Ellas acusaron que el mural es una apología al feminicidio por su representación insensible.
Por otro lado, en días pasados, Saskia Niño de Rivera presentó el libro Maldita entre todas las mujeres, con testimonios desgarradores, historias duras y dolorosas de mujeres que han sido revictimizadas por el mismo sistema de justicia penal del país.
Ante el ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar, la autora dijo que muchas familiares de víctimas que buscan justicia se enfrentan al “principio del infierno”, porque son invisibles para las autoridades. Pero el libro no solo cuenta con el testimonio de familiares de las víctimas sino con el de los perpetradores, donde se dan en algunos casos detalles de la escena del crimen.
Es bien sabido que en el arte no hay ética. Los límites de la expresión artística son los límites del creador. No debemos buscar que se silencien esas voces, aunque finalmente eso pasó con el mural de Jalisco, pero esto tras un álgido intercambio entre los creadores y los colectivos en el mismo mural. En el caso del libro de Saskia, fue diferente, a las madres de las víctimas no se les invitó a la presentación del libro.
Aquí es válido cuestionar si en ambos casos ¿de verdad se busca externar una preocupación real por los feminicidios? ¿O en la búsqueda por llamar la atención sobre el objeto se olvidó que no se estaba representando algo intangible, sino que era la vida de la víctima, su dolor como clickbait?
Y solo aclarar que los feminicidios no son una maldición, no son algo desconocido que busquemos su origen en las sombras. Son el resultado de nuestro tejido social putrefacto. Y en eso sí tenemos que trabajar.
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Hoy presente mi libro “Maldita entre todas las Mujeres” desde el Senado de la República.
Testimonios de feminicidas y víctimas indirectas de feminicidios.
Gracias @GabrielaLOGO_ @armentapuebla_ @M_OlgaSCordero y @Cecilia__SG por acompañarme. pic.twitter.com/oKy7Gl6tAq
— Saskia Niño d Rivera Cover (@saskianino) October 26, 2022