Hayao Miyazaki

“El viaje de Shuna”: restaurar la armonía

Un príncipe que se lanza en busca de una extraña semilla que alimentará a su pueblo es la columna vertebral de las ideas que resurgen en los largometrajes del genio de la animación

El viaje de Shuna es un pretérito proyecto del veterano ilustrador japonés Hayao Miyazaki y cuyo soporte es la letra impresa. Es primario: no del todo desarrollado, tiene la sensación, por momentos, de ser un álbum de acuarelas que van acompañadas por textos —en tercera persona— a manera de descripción de cada escena (se publicó en 1983, dos años antes de la fundación de Studio Ghibli).

Traducido directamente del japonés por Marc Bernabé —y con un excelente comentario de Alex Dudok de Wit, que contextualiza la obra— la historieta es muy entrañable y dice varias cosas de su creador, que tiene una pasión inmensa por las historias cuyo objetivo sea restaurar la armonía o lograr una mejor comprensión del entorno. También debo decir que es extremadamente alentador (aunque un poco desconcertante por la tradición literaria bajo la cual fuimos educados) leer un libro en el que el fin último no sea matar al monstruo o rescatar a la princesa.

El viaje de Shuna
‘El viaje de Shuna’

El príncipe guerrero medieval, Shuna, es un soberano angustiado por la crisis que amenaza a su comunidad, una población rural que padece la escasez de alimento. Tras un viaje lleno de contrariedades consigue robar a los seres misteriosos unos extraños granos de cereal, pero pierde la cordura y la memoria y se convierte en un mendigo por culpa de su atrevimiento. La compasión de una joven consigue animarlo y, finalmente, cultiva el alimento que podrá salvar a su pueblo.

Con imágenes cautivadoras e ideas narrativas valientes que recuerdan a Kiplin, Ovidio y Homero, este volumen, inspirado en una leyenda tibetana, no es exactamente una novela gráfica, ni un manga, porque recuerda más a un libro ilustrado que relaciona una ilustración y un texto de forma complementaria. El pequeño volumen está repleto de ideas que resurgen por doquier en las películas y mangas de Miyazaki. Aparecen los guardianes sobrenaturales de un bosque, el príncipe que trata de salvar a su aldea, insectos mutantes gigantes, reinos poderosos y hostiles, guerreros compasivos y el mentor sabio que guía al héroe.

Me encantan las páginas pintadas con acuarelas donde un conjunto de líneas garabateadas con lápiz y manchadas con algo de color se convierten en bocetos brillantes que resultan inquietantes para el lector, especialmente las que pertenecen al “umbral” del viaje del héroe (capítulo 5 “A la tierra de los seres divinos”), el momento en el que Shuna se encuentra entre la frontera del mundo conocido y el desconocido, en la que predomina abundantemente el azul —color relacionado con el infinito. Miyazaki es muy bueno para describir los males de nuestro tiempo.

El viaje de Shuna
‘El viaje de Shuna’

La idea de una obra compleja que aborda la destrucción ecológica, el progreso tecnológico, los derechos de las mujeres, la fuerza de trabajo, todo con una perspectiva humanista y compasiva, es alentadora. Sobre todo cuando se trata de historias que se desarrollan en escenarios distópicos y hostiles —pero cuyos personajes, en lugar de dejarse arrastrar por el escenario antiutópico, eligen hacer lo correcto— son ligeras aunque los lectores que cayeron rendidos con Nausicaä del Valle del Viento, Mi vecino Totoro, La princesa Mononoke o El viaje de Chihiro disfrutarán de su convicción de alejarse de las historias convencionales de la batalla del bien contra el mal.

Considerándolo todo, creo que El viaje de Shuna tiene un buen nombre. Viene con algo representativo. Al igual que sus trabajos posteriores, este universo está poblado por todo tipo de criaturas extrañas y maravillosas. Y sí, estas figuras primigenias pueden resultar demasiado familiares para los seguidores de Miyazahi, el “algo” en cuestión es inefablemente vigorizante: El viaje de Shuna es una excursión reconfortante a lo largo de una obra de arte bellamente dibujada y maravillosamente compuesta que lleva a lector a un vuelo de fantasía impulsado por cohetes.

El viaje de Shuna
‘El viaje de Shuna’
También te puede interesar:
‘En el reino del toro sagrado’ de Jordi Soler: un adelanto

Total
0
Shares
Previous Article
heredera suiza

Heredera suiza devuelve a México 24 piezas arqueológicas

Next Article
Sarai Aguilar Banksy: cuando la calle imita a la naturaleza

'Manosfera': misoginia disfrazada de irreverencia

Related Posts
Total
0
Share