Harvey Milk

Harvey Milk, su legado en favor de los derechos de los gays

Lee un adelanto exclusivo del libro ‘Orgullo. La lucha por la igualdad del movimiento LGTBI’, de Matthew Todd, cortesía de la editorial Oberón Libros

Harvey Milk no conoció la ciudad de San Francisco hasta 1969, el mismo año de los disturbios. La visitó con su novio de entonces, un productor de escena de la obra teatral Hair. Volvería dos años después con un nuevo novio, esta vez para quedarse y abrir una tienda de fotografía en Castro Street, la zona gay más importante de la ciudad.

Milk, aunque había sido republicano en su juventud, se sentía frustrado con las políticas del presidente Nixon, y también con las políticas locales que iban en contra de los propietarios de pequeños negocios, y hasta con la propia comunidad gay, a la que consideraba demasiado conservadora. Por ello, se presentó para ocupar una plaza en la Junta de Supervisores de San Francisco. Más tarde diría: «Llegué a un punto en el que me di cuenta de que tenía que hacer algo en serio o callarme para siempre».

En la primera elección en la que participó, en 1973, Milk quedó décimo de entre treinta y dos candidatos, pero aquella derrota le sirvió para forjar su relación con la comunidad gay, que comenzó a llamarle a partir de entonces «el alcalde de la Castro Street». En 1975 volvió a presentarse y volvió a perder, esta vez quedando en séptimo puesto. Llamó la atención del nuevo alcalde de la ciudad, George Moscone, que le dio su primer trabajo en política, aunque por poco tiempo, en el Comité de Apelaciones y Permisos.

Harvey Milk
Obra de arte creada para la campaña de Harvey Milk, en 1977

A la tercera, el 8 de noviembre de 1977, Milk fue elegido miembro de la Junta de Supervisores, convirtiéndose así en el primer cargo público abiertamente gay elegido en la historia de California, y el primero no permanente de la historia de EU.

Durante su breve mandato, Milk tuvo un impacto notable. Sus formas amables y coloridas representaban una nueva forma de hacer las cosas. Hizo campaña directa y abierta en favor de los derechos de los gays y de las demás minorías. También defendió a los barrios de San Francisco frente a la expansión empresarial. Animaba continuamente a la gente a salir y unirse para forma parte de una gran comunidad. Una de sus principales campañas fue la que lideró contra Anita Bryant, una excantante y activista antigay, así como la que encabezó contra la «Iniciativa Briggs», que pretendía prohibir a las personas gays el acceso al profesorado.

La «Iniciativa Briggs» fue rechazada y, aunque Bryant consiguió cierta atención de los medios, esa misma atención permitió a Milk difundir al gran público su mensaje en defensa de la comunidad gay utilizando la televisión para ello.

Milk también se creó enemigos. Cuando se echó atrás con respecto al acuerdo que había alcanzado con otro supervisor, el ex policía de 32 años Dan White, para paralizar la apertura de un centro de salud mental en su distrito, White le retiró la palabra y fue el único supervisor en votar contra la ordenanza de derechos de la comunidad gay impulsada por Milk en 1978. A finales de ese año, White renunciaría a su puesto de supervisor ya que el sueldo era bajo y su restaurante no marchaba bien, para inmediatamente después pedirle al alcalde su reincorporación.

Milk fue uno de los que presionaron a Moscone para que no permitiera su reincorporación. El 27 de noviembre de 1978, White se coló en el ayuntamiento por una ventana, disparando y matando acto seguido al alcalde. Después, fue a la oficina de Milk y le disparó cuatro balas. Una de ellas se alojó en la muñeca de Milk al levantar las manos para defenderse, otra le alcanzó en el pecho y otras dos en la cabeza. Tanto Moscone como Milk murieron en el acto.

El 21 de mayo de 1979, Dan White fue condenado por homicidio con atenuantes, y no por asesinato premeditado, al considerarse que tenía sus facultades mentales disminuidas debido a la depresión y a una dieta a base de comida basura. La ciudad estalló en una revuelta que pasó a conocerse como los disturbios de la «White Night». White cumplió cinco años de condena y, dos años después de salir de la cárcel, se suicidó.

Harvey Milk solo tenía 48 años al morir, pero su legado es inmenso, En San Francisco hay una plaza que lleva su nombre y en la que ondea la bandera arcoíris. También una escuela para jóvenes LGBTI en Nueva York lleva su nombre. Se le han dedicado diversas obras de arte e incluso se ha compuesto una ópera en su memoria. En 1984 se estrenó el documental The Times of Harvey Milk (Los tiempos de Harvey Milk), y en 2008 el director Gus Van Sant estrenaba el largometraje Milk, protagonizado por Sean Penn y escrito por Dustin Lance Black, que ganaría el Óscar al mejor guion original. En 2009, en una de las primeras decisiones que tomaría como presidente, Barack Obama otorgó a Harvey Milk la más alta distinción civil de los EU, la Medalla Presidencial de la Libertad. Stuart Milk, sobrino de Harvey Milk y fundador de la Harvey Milk Foundation, recogió la medalla en su nombre.

El principal legado de Harvey Milk es el de la esperanza. Sabía que la clave estaba en que la gente empezara a salir del armario. Consciente de que alguien podría querer hacerle daño, grabó una cinta con un mensaje en el que decía: «Si me meten una bala en la cabeza, que sirva para hacer pedazos las puertas de todos los armarios». En el desfile del Orgullo Gay de 1978, unos meses antes de ser asesinado, dio un discurso que resuena con tanta fuerza hoy como hace cuarenta años:

«Les hablo a los jóvenes gays de las Altoona (Pennsylvania) y de las Richmond (Minnesota) que quieren salir del armario y escuchan a Anita Bryant contar sus historias en televisión. Lo único que deben tener es esperanza. Y tenemos que darles esperanza. Esperanza en un mundo mejor, en un mañana mejor… Y tenéis que ayudar a que haya más gente gay en política, porque será como dar luz verde a todos los que se sienten desfavorecidos, será una luz verde para avanzar. Será la esperanza para una nación que se rinde ante nosotros, porque si un solo gay lo consigue, las puertas quedarán abiertas para todo el mundo».

Texto e imágenes cortesía de la editorial Oberón Libros.

Orgullo. La lucha por la igualdad del movimiento LGTBI

Harvey Milk, el alcalde de Castro Street forma parte del libro Orgullo. La lucha por la igualdad del movimiento LGTBI, de Matthew Todd, y del cual la editorial Oberón Libros nos ha permitido reproducir algunos textos en exclusiva para Fusilerías.

Orgullo recoge los momentos clave en la lucha por la igualdad de la comunidad LGTBI, desde los triunfos de los primeros activistas a la aprobación de leyes contra la discriminación, recogiendo el gradual aumento de la aceptación de la comunidad LGTBI en mundo como el de la política, el deporte, la cultura o los medios de comunicación. Se han incluido imágenes y documentos poco conocidos referidos a algunos de esos momentos clave del movimiento, además de testimonios personales de figuras fundamentales abordando diferentes aspectos.

Desde Maureen Duffy rememorando los inicios del movimiento a Asifa Lahore reflexionando sobre la religión. Jake Shears habla sobre música, Will Young sobre problemas mentales y Paris Lees sobre la imagen pública de los transexuales. Orgullo es una celebración diferente de la cultura LGTBI, pero también un repaso a los desafíos a los que nos enfrentamos como comunidad.

Pretende igualmente dejar constancia de que la igualdad de derechos de la que muchos disfrutamos es el resultado de la pasión y la constancia de los que formamos parte de este movimiento social de masas.

LGTBI
Orgullo. La lucha por la igualdad del movimiento LGTBI, por Matthew Todd
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