Los hermanos Castro: admirados por Sinatra y padrinos de Liza Minnelli

Arturo Castro recordó la aventura que fue convencer a The Doors para que se presentaran en Ciudad de México
Hermanos Castro

Tener la oportunidad de platicar con personajes que han dado su vida para sobresalir en el mundo de la música son pocas y por ende se convierten en momentos invaluables de este bendito oficio.

El 9 de mayo de 2016, don Arturo Castro (12 de diciembre de 1930, Coatzacoalcos, Veracruz-14 de Marzo de 2021, Ciudad de México) me regaló media hora de su tiempo para conocer —sin datos equívocos—la historia de un grupo de hermanos y un primo que desde chavos se enfrascaron en la música y lograron ser parte de la historia de melódica del jazz latino en Estados Unidos, así como del género romántico en México y ser empresarios en el show business.Hermanos Castro

“Nuestra historia inició en 1940 con Jorge, Javier y yo. Éramos un grupo que se hizo llamar Los Panchitos, tenía 10 años, y hasta cantamos en algunas películas. Tocaba el piano, después mi papá nos enseñó a tocar guitarra, pero sobrepasé los conocimientos de mi padre y me empecé a dedicar para que Los Panchitos sonaron legítimamente como Los Panchos grandes, pero estaba muy difícil porque el creador de los requintos Alfredo El Güero Gil —un gran hermoso y divino músico— componía una introducción con la guitarra y básicamente era un hit.

“Los Panchitos crecimos. Un día estábamos platicando en un restaurante muy elegante donde cantábamos junto a Agustín Lara y Pedro Vargas para cambiarnos de nombre. Uno decía un nombre otro uno más, total que Vargas nos escuchó y con su famoso acento nos dijo: ‘¡Imbéciles, si son hermanos pónganse Los hermanos Castro…!’, y le contestamos: ‘¡Padrino…!’. Efectivamente no teníamos que andar buscando un nombre si ya estaba consolidada una organización y muy bonita que se fue desarrollando de una forma muy moderna: Los hermanos Castro.

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“En una de esas aventuras bellas, inolvidables que he tenido en mi vida, es que fuimos a trabajar para acompañar a una muchacha brasileña a un cabaret de un señor. Al llegar vimos que era muy corriente, estaba en San Juan de Letrán, y a este señor le gustó lo que hicimos porque hicimos brillar a su artista y nos mencionó: ‘Ustedes no son para esto, qué les parece si se van a trabajar a un lugar que tengo nuevecito’; aceptamos y al llegar vimos un cabaret que estaba en Paseo de la Reforma e Insurgentes, trabajamos junto a Francisco Fellove y Flavio, fue cuando comenzamos a brillar…

“Pero yo tenía el sueño de conquistar Estados Unidos con un sonido creado por mí, así que me dediqué a la música, me preocupé por estudiar y documentarme, iba a la escuela libre de música. Javier —papá de Daniela, un músico nato, tocaba el bajo— y yo hacíamos todo el sonido y Jorge ponía la rítmica, las congas que le enseñó a tocar Fellove, después se integró Gualberto y se encargó de las percusiones y los timbales.

“Pero para conquistarlo necesitábamos llevar una propuesta y la mía era hacer un cuarteto, con una primera voz que cantara más agudo para partir las otras tres, así que fui a buscar a Gualberto, que era el maestro de ceremonias y cantaba en un cabaret para mantener a su familia, recién había nacido su hija. Le pregunté cuánto ganaba y me dijo que 50 pesos, que no era nada despreciables en aquellos años y le propuse que se fuera con nosotros y yo se los daba. Así empezó la aventura más bella que te puedas imaginar.

Jazz latino en EU

“Nuestra entrada a Estados Unidos tenía que ser con jazz latino, pues sólo muy pocos lo ponían en práctica y diseñé el sonido de Los Brother Castro para iniciar. Teníamos seis meses en un cabaret cuando mi compadre Daniel Riolobos trajo a uno de los empresarios más importantes de California, nos vio y nos llevó a su país, pero había un problema, teníamos que ser residentes para trabajar y él nos hizo residentes y de ahí viene la historia más bella jamás contada…

“Nos fuimos a trabajar al más exitoso de los night club de Los Ángeles, estaba al este de la ciudad, en el barrio mexicano, ahí iban grupos importantes del jazz latino. A los seis meses de estar trabajando, vino un tipo nos vio y nos ofreció ir a Las Vegas, ¡y para pronto! Nos colocaron en uno de los mejores hoteles y comenzó a crecer la fama de Los Brothers Castro, fue cuando comencé a hacer arreglos a Granada y María con las voces de Jorge y Gualberto; Judy Garland y Frank Sinatra fueron parte del público que nos fue a ver.

“De hecho, Judy Garland, quien al terminar cada canción se ponía de pie para aplaudirnos. Tras el show nos dijo: ‘Ustedes vienen hacer un programa de televisión conmigo a Los Ángeles, voy a traer a mi hija para que debute con ustedes’, y llevó a Liza Minnelli, ¡somos sus padrinos!, y cada vez que viene a México dice que quiere ver a sus padrinos.

Retornamos a México como estrellas, pero aquí no nos dieron el ‘acuse de recibo’ que considerábamos tener. En RCA, con Rubén Fuentes en la dirección, fue una experiencia bellísima, él sería el productor de nuestro disco y nos ordenó qué cantar, por lo que le comenté: ‘¿Puedo grabar una de mis canciones?’, así, suplicante. Me dio luz verde y ahora nos preguntamos ¿Qué hubiera pasado si en ese momento no hubiéramos grabado ‘Yo sin ti’? ¿Cuánto se hubieran tardado Los Castro en hacerse de popularidad?

Los hermanos Castros como empresarios

Con el paso del tiempo nos hicimos de un lugar para presentar shows, le pusimos El Fórum de los Castro, ahí trajimos a las estrellas más importantes, Sergio Mendes, Paul Anka, Sammy Davis Jr., Eddie Fisher, Tony Bennett, Nancy Wilson y The Doors.

“Dos anécdotas: Estábamos preparando el show de Paul Anka cuando me dice: ‘¡Frank Sinatra me acaba de grabar un tema!’, no le creí y seguimos en los ensayos. Por la noche llega Paul a mi camerino y me enseñó un disco, era de Sinatra y ahí estaba ‘My way’. Ya en el escenario le comenta al público el gran acontecimiento y refiere: ‘Si Arturo Castro me acompaña al piano les canto ‘My way’, aquí hago el estreno de la canción’, en el Fórum se escuchó por primera vez esa melodía tan bella.

“Otras fue con The Doors: cuando los contratamos nos dijeron que nos habíamos echado una gran bronca, porque su cantante era muy mariguano y teníamos el riesgo de perder la inversión. La taquilla fue muy bien y el show era alucinante. Toda la gente se puso a cantar y había hasta quien quería imitar a un lado de su mesa lo que hacía Jim Morrison en el escenario, no hubo ningún problema y al terminar su show, nos tomamos un par de copas con ellos…

“Todo lo que he hecho, y haré tendrá siempre el mismo objetivo, poner en alto el nombre de un cuarteto que llegó a quinteto con Benito: Los hermanos Castro”.Hermanos castro

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