Amin maalouf

El relato de la aventura humana, mi pasión: Maalouf

La Historia y la observación del mundo son dos factores indispensable en la obra del escritor franco-libanés

La gran pasión de Amin Maalouf (Líbano, 1949) es la Historia, porque “no es otra cosa que el relato de la aventura humana y constituye una reserva inagotable de personajes”. Sin embargo, su fuente principal en el terreno de la creación es la observación del mundo, que cultiva desde la infancia y acomete a la fecha, exprimiendo los temas que le atrapan en horas de solitaria lectura en su estudio.

Autor de ficción como su aclamada novela León el Africano (1986) y de ensayos como el distópico El naufragio de las civilizaciones (2019), el escritor franco-libanés habla en entrevista con Fusilerías a propósito del lanzamiento de su nueva obra narrativa, Nuestros inesperados hermanos (2020), publicada en México, como los anteriores, por Alianza Editorial.

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Distinguido con prestigiosos reconocimientos como los premios Goncourt (Francia, 1988) y Príncipe de Asturias (España, 2010), Maalouf llama a imaginar soluciones al “naufragio” de las civilizaciones en puerta, destaca el fracaso de Europa y Estados Unidos como pilotos y anticipa que el mundo está tomando la ruta del Titanic.

Amin maalouf Foto; Alfredo Campos Villeda

Hábleme de sus personajes de fábula en novelas como León El Africano y Nuestros inesperados hermanos.

—La gran pasión de mi vida es la Historia, que no es otra cosa que el relato de “la aventura humana”. Constituye una reserva inagotable de personajes, de hechos, de dramas, de ideas, y está omnipresente en todo lo que escribo, tanto en las novelas como en los ensayos. Algunas veces las figuras históricas están en el corazón de la intriga, como en el caso de León el Africano (1986), y en otras aparecen simplemente como testigos lejanos de la forma que lo hace Empédocles en Nuestros inesperados hermanos.

Así presenta a su personaje principal en León el Africano: “A mí, Hasan, hijo de Mohamed el alamín, a mí, Juan de León de Médicis, circuncidado por la mano de un barbero y bautizado por la mano de un papa, me llaman hoy el Africano, pero ni de África, ni de Europa, ni de Arabia soy. Me llaman también el Granadino, el Fesí, el Zayyati, pero no procedo de ningún país, de ninguna ciudad, de ninguna tribu. Soy hijo del camino, caravana es mi patria y mi vida la más inesperada travesía”.

Amin maalouf—Usted dice que nació en un universo levantino y aclara que no hay un país que lleve ese nombre. Sin embargo, en el terreno literario, ¿hay una literatura de Levante o hay muchas literaturas de esa región? ¿Hay quizá una literatura árabe?

—Hay autores levantinos en muchas lenguas. En árabe, en francés, en inglés, en turco, en hebreo, en griego, en italiano, etcétera. No sé si hay que hablar de una “literatura levantina”. Pero sí sé que hay un estado del espíritu, una forma de cosmopolitismo, una cierta nostalgia por las sociedades plurales, sea cual sea su lengua…

—Usted es un escritor libanés que pertenece a la Academia Francesa. ¿Quién es su autor árabe favorito? ¿Quién es su autor francés favorito?

Entre los escritores en lengua francesa tengo una predilección particular por Albert Camus, tanto por su estilo como por su exigencia ética. Entre los del mundo árabe admiro la fuerza poética de Mahmoud Darwich.

—Como escritor de ficción, ¿qué opina de la “non fiction” y de la “autofiction”?

—Son nociones muy distintas. La non-fiction abarca la gran mayoría de obras publicadas en el mundo. Es la mayor parte de lo que leo y una buena parte de lo que escribo. La autoficción es un género literario relativamente reciente en el que el autor se suma como personaje de una historia que él ha vivido, pero que trata con formato novelesco. No es un género que me atraiga mucho, ni como autor ni como lector.

Hábleme por favor de su proceso creativo: ¿inspiración, estudio, musas, lecturas, memorias…?

—Mi fuente principal es la observación del mundo, que practico con pasión desde mi infancia y jamás he abandonado. Cuando se producen hechos importantes, los sigo minuto a minuto y paso mucho tiempo leyendo. Cuando algo me intriga, leo todo lo que hallo al respecto e intento familiarizarme con el tema. Ahora, hay que decir que soy un solitario. Entro por la mañana a mi estudio y ahí estoy a veces hasta la noche, porque cuando leo y escribo, no experimento fatiga alguna trabajando.

***

Sin incurrir en el pesimismo y la desesperanza, como él mismo ataja, el autor pinta en su libro El naufragio de las civilizaciones un desastre inminente y un futuro desconcertante, el eventual fin de la aventura humana. Escribe en el prólogo que ve el mundo como un trasatlántico moderno, seguro de sí mismo, como el Titanic, que avanza con pompa hacia su pérdida: “Voy a bordo con todos mis contemporáneos”.

—Señor Maalouf, después de leer su ensayo El naufragio de las civilizaciones, me pregunto: ¿la disyuntiva es entonces la tiranía de Orwell con 1984 o la pesadilla de Huxley con Un mundo feliz?

—Sigo creyendo que “no siempre lo peor es cierto”, siguiendo la bella fórmula de Pedro Calderón de la Barca. El porvenir no está escrito en ninguna parte, porque nos corresponde escribirlo. Para hacerlo, debemos acometer con lucidez las realidades del mundo, tomar conciencia plena de los riesgos de “naufragio” e imaginar soluciones. Es nuestra tarea absoluta si queremos preservar el futuro de nuestros hijos y nuestros nietos.

—Usted es periodista: ¿sobrevivirá el periódico impreso?

—Creo que continuará en declive. Lo lamento a título personal, considerando que yo crecí en ese universo. Mis más lindos recuerdos infantiles son cuando mi padre me llevaba al periódico, a la rotativa. Pero es evidente que todo el mundo de los medios de comunicación se está transformando de forma profunda y será irreconocible para los de mi generación.

¿Conoce escritores mexicanos? ¿Quién es su favorito?

—No soy un gran conocedor de la literatura contemporánea, ni siquiera de mi país adoptivo ni de mi país natal. Claro, leo a menudo obras que me recomiendan y converso a veces con autores. Fue así como un día conviví con Carlos Fuentes en un estudio de Radio France, del que guardo un buen recuerdo. Pero no me siento competente para hablar de un escritor favorito.

—¿Qué autor es su candidato para el Premio Nobel?

—Siendo mi conocimiento de la literatura contemporánea tan fragmentado, no puedo designar un candidato. Por lo demás, no es así como funciona mi espíritu. No me pregunto jamás quién ganará este o aquel premio. En un mundo que toma la ruta del Titanic, ¿de qué sirve ocupar el mejor gabinete?

Amin maalouf Ilustración: Roberto López

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