Wandavision: de cuando el arte se vuelve pop

Fue la serie más vista del mundo en su momento, ya que sólo en sus primeros cinco episodios contaba con 589 millones de vistas
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Sarai Aguilar Arriozola

En el mundo del cine siempre se tiende a hablar de los grandes personajes que ha dejado la pantalla grande. No obstante, tal parece que olvidamos que el arte es lo social en el hombre y que si éste no se convierte en diálogo con el espectador de poco sirve.

Se ha relegado y puesto en duda el valor cinematográfico de las películas estrenadas en plataformas tales como Netflix, Prime Video o Disney+.

Pero si hablamos de series y de cómics, el snobismo es mayor.

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Hace unos meses, la serie WandavisionWandavision llegó a la plataforma Disney+. Para aquellos a quienes el arte debe cumplir con el criterio de que sus producciones sean elitistas y sólo emocionen a los ilustrados, probablemente les suene totalmente desconocido el título. A pesar de que en la serie convergen elementos creativos distinguidos y un manejo colosal de la espacialidad y temporalidad, entre otros aspectos.

La miniserie de televisión estadunidense creada por Jac Schaeffer para el streaming Disney+ está basada en los personajes Wanda Maximoff o Scarlet Witch (Bruja Escarlata en español), y Vision, propiedad de Marvel Comics, y se encuentra ubicada dentro del Universo Cinematográfico de Marvel (UCM).

Un dato salta a la vista. Fue la serie que, de acuerdo con Forbes, el 7 de febrero, se convirtió en su momento en la más vista del mundo, ya que sólo en sus primeros cinco episodios contaba con 589 millones de vistas.

WandavisionY es notable este dato porque se trata de una producción un tanto inclasificable. Aun cuando su origen lo hace pertenecer al género de historias de superhéroes, a lo largo de su breve desarrollo parece revisión-homenaje-parodia al venerado género del sitcom estadunidense, para transitar a cierto tipo de suspenso mezclado con ciencia ficción que luego da paso a la aventura de acción en su sentido puro, con breves apuntes históricos que retoman desde las brujas de Salem hasta la paradoja del barco de Teseo. Para alguien no familiarizado con el UCM ni con el mundo del comic, resulta una travesía fascinante.

Un universo paralelo que suele ser despreciada por su carácter de producto de masas, como si toda creación que ha sido tocada por la industria cultural tuviera que desdeñarse en automático.

Es histórico el carácter elitista del arte y sus producciones. El arte como tal parecía sólo dedicado a satisfacer y ser el medio de expresión de reyes, aristócratas y nobles. Tal parece que poco hemos querido evolucionar del concepto de arte como tal, el de Charles Batteux, a entender que el arte en sí es el puente entre ser y su entorno.

WandavisionAl parecer si quien contempla el producto no es un ser culto y educado para entender los principios creativos del arte y la experiencia estética, esto convierte el objeto de su deleite en todo menos artístico. Adorno enunció al respecto que las obras de arte y el arte mismo son enigmas, y que ese carácter enigmático consiste en que ellas ejecutan un doble movimiento, en el que hay cierta contradicción: dicen algo, y a la vez lo ocultan, manifiestan alguna cosa, pero no terminan de enseñarla. Y es tal ese carácter que, a individuos incapaces de la experiencia artística, es imposible explicarles el arte, porque están instalados en el principio de realidad y cómodos en él.

Tal vez es tiempo de cambiar. De que entiendan los críticos, los iluminados que como mencionó José Antonio Abreu, “el arte fue inicialmente una cuestión de minorías para minorías, después de minorías para mayorías y nosotros estamos iniciando una nueva era en la que el arte es una empresa de mayorías para mayorías”.

Wandavision está justo en ese filo en el que las definiciones se vuelven relativas. Sí es producto de masas para consumo de fieles devotos de otros productos de masas que también son industria cultural. Es cierto. Pero también es arte que dialoga son su propio arte de origen e intenta dialogar con otros géneros que quizá sorprendan al espectador ávido sólo de evasión, pero que de repente puede encontrarse bajo el encanto de embrujos inesperados.

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