Cuento: La Reina

Relato sobre las vivencias de una abuela y sus nietas durante el encierro por pandemia
mujer noche

—Abuela, cuéntanos una historia —dijeron las niñas aburridas de sus tabletas electrónicas que las hacían entrar a universos virtuales en donde jugaban con Barbies animadas en 3d y se subían sus carros voladores.

—Queremos jugar a lo que nos enseñaste el otro día… ¿cómo se llamaba?… ah, ya me acordé, “imaginar” —dijo Samanta.

Y así, sin darle oportunidad de pensarlo, se sentaron las tres niñas alrededor de la abuela.

—Está bien —dijo la anciana—, pero solo si me prometen que van a enseñar a “imaginar” a sus demás amigas, contando historias.

­—Prometido —dijeron las niñas emocionadas.

“La historia comienza así: dicen los ancestros que por ahí del 2020 existió un virus que causó mucho dolor en el mundo. La gente se contagiaba con una velocidad impresionante y enfermeros y doctoras no podían contener el extraño brote que causó la terrible pandemia. En todo el mundo le recomendaban a la gente ‘quédate en casa’, unos no hicieron caso; pero algunos por miedo o por disciplina se resguardaron. Pasaron meses y la gente seguía enfermándose, unas personas se recuperaron; a otras les dejó secuelas, otras lamentablemente murieron y unas nunca se enfermaron. Los científicos buscaban la cura y cuentan que un rabino, que era científico, pero también era una persona muy devota, se sentó a mirar en su microscopio y vio con toda su extensión al virus y a su enfermedad, la CoronaVirus. Y entonces vio que la enfermedad era en realidad una reina, por eso llevaba una corona y miró, miró en el microscopio. Y fue así que descubrió la cura. Salió a hablar con la gente y les dijo:

“—La reina me ha hablado, me dijo que cuando dice ‘quédense en casa‘ quiere decir que necesitan regresar a su interior y que cuando toquen a otra persona deben procurar estar limpios y porque el otro es algo sagrado, por eso hay que lavarse las manos y mientras no podamos decir cosas sabias y puras debemos usar cubrebocas, porque la saliva en estos tiempos es como un veneno; vean que quienes no lo usan, por lo general por su boca sale veneno. También deben cuidar su cuerpo y cuando se sientan mal atenderlo; ‘estoy aquí —dijo la Reina— para recordarles que no son eternos, vivan bien, amen bien, porque a veces, no hay oportunidad para reconciliarse con quienes aman’. Esto es lo que la Reina del covid me ha dicho ­—le dijo el Rabino a la humanidad, y la humanidad la escuchó y se fue a su casa, pero al interior de sí misma y se lavó las manos para tocar el cuerpo sagrado de otro y nunca escupió en la tierra que es su madre y a partir de ese momento se cuidaron de sus palabras, y si estaban molestos o tenían ganas de insultarse entre ellos se ponían cubrebocas antes de que por su boca saliera odio o soberbia y poco a poco la humanidad fue sanando y la tierra floreció de nuevo.”

* Cuento de la serie Escritos de cuarentena

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