Pascual Reyes se dedicado desde hace 20 años a la música. Su banda, San Pascualito Rey, ha logrado ser un referente en el rock nacional debido a buscar reinventarse en cada disco que lanza al mercado. Pero este compositor tiene un “Lado B” en el que explota la manera de crear para que sus fans, sin saberlo, lo escuchen en alguna producción cinematográfica o televisiva.
Fue en 2009 cuando realizó su primer trabajo para la pantalla grande. Se trató del ganador del Ariel al Mejor Largometraje Documental, Rehje, de Anaïs Huerta y Raúl Cuesta. Hoy es un referente aun para las productoras internacionales como Amazon, Netflix y HBO con una consigna personal innegociable: jamás repetirse, gusten o no sus piezas, para que no le pase lo de Maná y otras bandas.
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El más reciente trabajo de Pascual es La Llorona (2019), escrita y dirigida por Jayro Bustamante, y protagonizada por la guatemalteca María Mercedes Coroy, nominada al Globo de Oro y al Premio de la Crítica en el rubro de Mejor Película en idioma no inglés.
—¿Qué es hacer música para cine y televisión?
—Para mí es muy interesante trabajar en ese tipo de producciones porque estás en una dinámica totalmente distinta a la de una banda de rock, es como más funcional y un reto, pues el director puede tener su estilo y yo el mío para hacer score, pero la gente te va a llamar por tu versatilidad y no tu estilo. Se debe reconocer que éste lo debes tener, ya que el director y el productor buscan que sean herramientas para ayudar a contar su historia, así que mientras más versátil eres, te conviertes en funcional.
—¿Y cómo imaginarse que esa música pueda funcionar en pantalla?
—Una vez que ves el guion y algunas imágenes te genera también imágenes sonoras automáticamente, así que ahí es donde está un poco el plus, tu valor como compositor y qué es lo que se te ocurre cuando ves una imagen o cuando lees un guion.
—¿Es un poco más de chamba de lo que pudo hacer, incluso, el guionista o escritor?
—Son trabajos totalmente distintos, no es que trabajes más o menos. Lo que sí, y es evidentemente, se trata de un proceso más largo en el guionista, pues una película está hecha para contar una historia, no para oír música o ver efectos especiales, y esa historia a veces se apoya más en los efectos o la música, pero lo importante sigue siendo la historia, es la médula, así que la labor de escribir un guion es algo más profundo, porque la estás creando de la nada y en mi caso creo mi música cuando veo ya imágenes de esa historia.
—Al hacer música para producciones cinematográficas y televisivas, ¿te olvidas de San Pascualito Rey?
—No pienso mucho en ello, es muy distinto a la música que hago para la banda, pues es más personal, introspectiva y nosotros decimos si nos gusta o no, mientras que para la de una película o serie no pienso en la sala ni en el director, sino en la historia. Mi propuesta está basada en qué es lo que debe de servir a la historia. Ahora, si el director cree que está bien y que si eso ayuda o no, eso es otro rollo, ya me dejaré guiar por el que hizo la historia, aunque insisto, cuando por primera vez veo una secuencia para musicalizarla, es el chispazo que llega en ese momento y qué has hecho en otras películas para no repetirlo.
—¿La clave es no repetirse?
—Por supuesto, es una búsqueda. Es muy fácil hacer la misma canción 50 veces, pero el reto es hacer una carrera. Uno puede tener el primer disco muy bueno y repetir su fórmula, pero el chiste es pensar en el tiempo, en la trayectoria que quieres hacer, el camino que deseas recorrer y, en lo personal, quiero recorrer un camino en el cual vean en San Pascualito Rey consistencia, renovación y que hay un trabajo real, pues el chiste es que uno como músico siga en la búsqueda o seríamos como Maná.
—¿Cómo Maná?
—Sí, básicamente tuvieron muy buenas rolas en un principio y después dijeron «bueno», ya la búsqueda no le redituaba tanto tal vez y siguieron en lo suyo. Menciono Maná porque es el chiste general, pero se pueden mencionar otros grupos, pero nadie puede decir eso de San Pascualito Rey, al contrario, podrías decir que te gusta un disco u otro y eso quiere decir que lo estamos haciendo bien, porque si le gustara todo y si fuera una generalidad, sería que no hay búsqueda, sino que estamos repitiendo el primero, segundo o tercer discos.
—¿La forma de escribir y presentar la música se gana con el trabajo o estudiando?
—Definitivamente con el trabajo. Evidentemente el estudio es importante, yo no podría hacer esto en las series o el cine si no estuviera preparado y vuelvo a lo mismo, las dos primeras películas me las pude haber aventado de mi mera inspiración, pero aventarme después cinco, seis o siete más, ahí está el reto. Igual lo que he aprendido a través de la producción para música para cine de alguna manera también se ha permeado a lo largo los discos en San Pascualito Rey.
—¿Qué trabajos de la pantalla te han dejado más satisfecho?
—No es por otra cosa, pero con todos, no hecho alguno en donde diga «híjole, me da penita». Pero también tengo la fortuna de buenos proyectos siempre, interesantes, retadores aunque pareciese que algunos se han repetido, como cuando hice la película de Colosio y 10 años después la serie. En realidad fue pura casualidad, de hecho no fueron los mismos productores ni me llamaron por el primer trabajo, pues cuando supieron que hice la música de la cinta para la serie ya se estaban echando para atrás, pero lo hice y fue un reto, pues se trataba de realizar algo distinto.
—¿Qué te jala más: la tele o el cine?
—Es un proceso distinto. El cine es más artesanal, en la serie en un principio está bien y como avanzan los capítulos ya no hay personajes nuevos, es como la misma historia, así que ahora ves una onda de hacer variaciones de los temas que generas de un inicio y normalmente los cronogramas de las series son más apretados que los de las películas. El tiempo de entrega te obliga a trabajar a mil por hora y evidentemente yo no trabajo solo, es un equipo, si no, no podría hacerlo.
—¿El cine te da la opción de crear un poco más?
—No, el cine y la televisión dan la misma opción, simplemente hay una extensión musical en la serie, es mucho más generar variaciones, ya no se siente más de inicio al clímax, porque generas variaciones del tema del protagonista y hay más personas involucradas. En el cine es un poco más personal y sientes esa evolución de primera mano, de desarrollar la historia, su clímax y final, es más tranquilo, porque estás hablando de hora y media y en la serie son por lo menos ocho horas, así que tu mapa no está disfrutando el viaje de cada minuto de la serie, tienes que ser un poco más paciente, porque aquí viene el protagonista a ver qué tema le vas a poner, qué instrumentos vas ocupar para que sea interesante. Pero después del cuarto o quinto capítulo es donde empieza ya un poco el hacer las variaciones de los temas y se puede diluir un poco la intimidad que tienes con la obra. No prefiero más una que la otra, porque las dos las disfruto de distinta manera, de hecho hay adrenalina y eso tiene también su atractivo.
—¿A quién admiras de los hacedores de música en cine y televisión?
—A varios. Hay diferentes tipos de autores, los compositores de los grandes temas grandilocuentes, melódicos, como John Williams, y están los actuales que trabajan mucho sobre texturas y ruidos para generar ambientaciones, y en eso me gusta mucho Hans Zimmer, porque tiene el equilibrio entre buenos temas y una búsqueda sonora. También me agrada Nicholas Britell, que hizo la de Moonlight; Ludwin Göransson, con Black Panther y The Mandalorian, es un chavito que debe tener 35 años y el mismo Zimmer se quita el sombrero. También está Cristóbal Tapia, lo que hizo en Utopía me llamó mucho la atención.
—¿Hay diferencia de la música para series y películas en Latinoamérica a otras partes del mundo?
—Muchas veces hay un mar de presupuesto de diferencia, pero por lo mismo aquí sabemos resolver las cosas con la misma calidad y con menos recursos. No quiere decir que aquí la sacamos mal por no tener esos presupuestos bestiales, pero yo creo que ahí no tiene mucho nada que ver. He escuchado scores y yo lo he hecho que están a la altura de cualquier producción. De hecho, he trabajado para las plataformas internacionales más famosas, como Amazon, Netflix y HBO, y no creo que ellos puedan recibir un trabajo que está por debajo de sus estándares.
—¿A qué aspiras como compositor de cine y televisión?
—A seguir estando en proyectos interesantes como ahora en La Llorona, que de verdad cuenten historias auténticas y que de alguna manera tengan más exposición, como es este caso de la cinta de Jayro Bustamante y crecer más, aprender, capacitarme, desarrollarme en la música para películas.
—¿Qué significó trabajar en este proyecto de Guatemala-Francia?
—Participar en La Llorona es un ejemplo precisamente de que no donde hay dinero hay calidad. No tengo los números, pero no es una película estándar que pudo aspirar a los Globos de Oro según su presupuesto, el mérito es por su historia, por la visión de Jayro, por su dirección, por su ojo privilegiado, por su instinto y por el trabajo de todo su equipo que lo acompañamos atrás, así que este es un ejemplo muy claro de que no necesariamente los presupuestos definen en las buenas historias.
—¿Qué sigue para ti y San Pascual Rey?
—Por ahora no puedo dar el nombre pero este mes saldrá en HBO una serie con mi música y en el caso de San Pascual Rey, el año pasado cumplimos 20 años, lo íbamos a celebrar con una gran gira, pero ya no pudimos y sacamos en febrero de 2020 nuestra material. En marzo fue la pandemia y se interrumpió su promoción y ahora vamos a sacar sencillos de ese disco pero dándole un poco la vuelta, con algunos arreglos distintos, e invitamos a amigos para interpretar los temas y además estamos sacando algunos cóvers que nos están quedando increíbles y canciones nuevas también.
Pues no quedamos en los ÓSCARES, pero que viaje más increíble fue este… gracias @JayroBustamante y @soyherminio pic.twitter.com/79YAM90ubN
— Pascual Reyes (@pascualreyes) March 15, 2021
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Otras obras del autor figuran en las cintas Cefalópodo (Rubén Imaz, 2010), Burros (Odín Salazar Flores, 2011), Chalán (Jorge Michel Grau, 2012), Colosio, el asesinato (Carlos Bolado, 2012), Volando bajo (Beto Gómez, 2013), Ixcanul (Jayro Bustamante, 2015), La casa más grande del mundo (Ana V. Bojórquez y Lucía Carreras, 2015), Epitafio (Rubén Imaz y Yulene Olaizola, 2015), Las Aparicio (Moisés Ortiz-Urquidi, 2016, composición de tema principal con Mon Laferte) y Loca por el trabajo (Luis Eduardo Reyes, 2018).
Asimismo su trabajo está plasmado en las series Capitán Camacho (2015), Hasta que te conocí (2016), El César (2017) e Historia de un crimen: Colosio (2019), así como la interpretación del tema en castellano de Dragon Ball Super Opening 2 (2018).
