Rock, La Rockola y Rockotitlán*

La inauguración fue el 14 de septiembre de 1985, con grandes invitados rocanroleros
wendy's, Rockotitlán

Mirar la noche desde el balcón del último piso del edificio en el vértice de las calles de Pennsilvania, California e Insurgentes Sur producía una mezcla de sensaciones provocadas por el entorno: rock en vivo al fondo, charla a gritos con los cuates, murmullos al oído conyasabesquién, unos tragos y codearse con músicos —unos famosos, otros en proceso de glorificación— te instalaban en la pura onda. Ese era el ambiente de Rockotitlán la mayoría de las veces.

Mediados del 86. Tocaba Real de Catorce cuando llegó el videoasta y fundador del ya entonces célebre Foro Tlalpan, Sergio García. Al terminar la canción, José Cruz le mandó saludos desde el escenario. A José y a Sergio este teclador los conocía por sus trayectorias. Ellos, claro, no tenían el placer (ajá) de conocerme. Pero yo, feliz de verlos en persona y estar con ellos en el mismo sitio. Es mi primer recuerdo de Rockotitlán, Rocko pa’ los cuates.

Rockotitlán
Foto del muro de Tony Méndez/Rockotitlán.

La Rockola

Pero “préstame tu máquina del tiempo” (dijera Rockdrigo) para que Tony Méndez, bajista de Kerigma y socio fundador de La Rockola, nos cuente el origen de este lugar, antecedente directo de Rocko:

“En 1982 Kerigma resultó ganadora del segundo Concurso de Composición El Rock del Chopo. El premio nos dio buena pila para tocar, pero en ese momento existían muy pocos lugares para rock original; entonces, nos pusimos a organizar tocadas en todos lados, donde podíamos. Así, llegamos a un restaurante de comida china llamado El Oriente, en Miguel Ángel de Quevedo 609, y armamos una tocada: resultó un lleno. Al día siguiente me reuní con los dueños, un joven chino y su esposa mexicana, y me dijeron: Hemos estado sin dormir después de tu concierto, estuvimos dándole vueltas y tomamos una decisión y queremos proponértela.

“Era el traspaso del local. Tony se prendió e invitó a Rodolfo Yáñez y a Ernesto Canales a comprarlo y a ser socios, a los músicos de Kerigma. Así nació La Rockola, que tuvo una historia del 82 al 84, en que ganó fama de ser el refugio de músicos, entonces noveles, como Las Insólitas Imágenes de Aurora, Sombrero Verde, Jaime López, Manchuria y Rockdrigo; destaca Botellita de Jerez, que junto con Kerigma tocábamos casi todos los fines de semana. La Rockola era la casa de los que querían pasarla bien, conocer gente, tomar unas chelas y lo más importante: escuchar buenas bandas de rock en español. Creo que esto sembró un gran precedente en el trato a las bandas como artistas y no como empleados; por otro lado, el lugar le vino muy bien a la clase media citadina, que por fin tenía acceso a bandas de rock original en el sur de la ciudad. El lugar lo mandó cerrar en 1984 un político del PRI por sus pistolas.”

Continuemos.

Rockotitlán
Foto del muro de Tony Méndez/Rockotitlán.

Rockotitlán

Un día, cuenta la leyenda, El Mastuerzo llamó a sus cuates para comunicarles que en el lugar donde una vez estuvo Terraza Casino rentaban un local en la azotea. Desde la clausura de La Rockola giraba en la cabeza de los integrantes de Botellita de Jerez la idea de tener un lugar para tocar. Lo habían encontrado. Sin dinero, pero con desbordado entusiasmo decidieron buscar la manera de hacer realidad el plan: urgían socios. El primero que le entró fue Fernando Arau, famosísimo en esos años por ser Chicho, personaje del programa de televisión Cachún, Cachún, Ra Ra y, además, fan irredento de los creadores del Guacarrock. Por supuesto, Sergio Arau, El Uyuyuy; Armando Vega Gil, El Currucucú y el propio Paco Barrios, El Mastuerzo, adquirieron acciones que pagarían tocando.

Apunta Tony Méndez: “También dentro de los socios, en la parte técnica y de producción apareció otro magnífico loco, Mr. Tierry Gothls, El Tierritas, de nacionalidad (vale) belga, quien desde que llegó a México se incorporó con todo a la banda de Rockotitlán y se jugó el todo por el todo. Además, el contador Salvador Áreas, de procedencia Televisa, creyó y se sumó al proyecto con capital”.

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Después de habilitar lo que parecía un cuarto de azotea, según palabras de Fernando, quedó listo el local. Sólo faltaba el nombre y la imagen: saltó el genio creador de Sergio Arau y en una reunión trazó el logo y surgió el nombre: Rockotitlán. El futuro director de cine —Un día sin mexicanos también se encargó del diseño del local; Paco, por su parte, se hizo cargo de la programación, y Fernando quedó como el mero chicho, es decir, de gerente.

La inauguración oficial fue el sábado 14 de septiembre de 1985. Con grandes invitados del medio rocanrolero, quienes aplaudieron al matrimonio Lora el corte de listón. Todo quedó listo para abrir al público el día 20. Pero se atravesó el triste y devastador sismo del 85. De todos modos, ya estaba constituido Rockotitlán: Lugar del Rock Mexicano.

En septiembre del 87, José Luis Pluma, director de la revista Conecte, me puso como orden de trabajo ir de fotógrafo a la fiesta de aniversario de Rocko. El acceso era con invitación, o sea, reventón exclusivo. Resulta que no llevé la invitación. Pero dos circunstancias me facilitaron la entrada: trabajar para la revista, que en ese tiempo era una publicación muy reconocida y respetada —me cae— en el medio rocanrolero, y que éramos muy pocos reporteros y fotógrafos los que cubríamos rock. Para los diarios esta fuente no existía. Esto facilitó mi acceso sin tanta bronca, así que entré a trabajar cámara en ristre y vaso en mano.

Rockotitlán
Foto del muro de Tony Méndez/Rockotitlán.

Vuelve a tomar la palabra Tony: “Los padrinos musicales en la inauguración fueron nada menos que las maravillosas bandas hechas 100 por ciento en México y desarrolladas en una misma cuna: La Rockola. Tocaron  Kerigma, rock progresivo, y Botellita de Jerez, rock regresivo con guacarrock; los dos grupos con escuela y estilos diferentes, pero que coexistían de poca madre, compartiendo todo, sin estrellismos ni jaladas; tocando, aprendiendo, creciendo y mejorando día con día y juntos por el mismo motivo, ser felices y mostrar nuestras propuestas artísticas para abonar al movimiento artístico mexicano”.

Rockotitlán
Foto del muro de Tony Méndez/Rockotitlán.

Y los sucesos empezaron a quedar registrados en la memoria colectiva rocanrolera. Por ejemplo: la primera tocada de Caifanes fue en Rockotitlán, el 11 de abril de 1987, y poco tiempo antes, en el mismo Rocko, el Oso Pavón y Marcelo grabaron el primer video de un grupo llamado Las Insólitas Imágenes de Aurora. Igualmente, en una ocasión que tocó Tex Tex en Rocko, Fernando Arau le dijo a El Muñeco Lalo Tex: “La música está bien, pero les recomiendo usar huaraches y calzones de manta”. Entre risas, Lalo completa: “Cuando nosotros empezamos yo quería usar mallas, como Freddie Mercury, pantalones apretados, como Robert Plant, y Chicho nos sale con eso. Pero para otra tocada, nos pusimos pantalón de mezclilla, sombrero y botas: nos empezaron a gritar ‘pinches piporros’. Pensaron que tocábamos grupero, pero cuando nos oyeron cantar, cuánta razón tenía ese güey de Fernando. Así empezó el look Tex Tex”.

Aparece Tony Méndez

Relata Tony: “A mediados de 1989 llegué una noche a Rockotitlán a saludar a la banda y a ver quién tocaba. Desde que subí por los pasillos de espiral con la fuente central, con la hermosa escultura de uno de los hermanos Coronel, percibí una vibra diferente. ¡Como que faltaba algo! Para mi sorpresa, cuando entré, ya no había nadie conocido. ¡Apenas unos meses antes habíamos tocado con Kerigma y nos conocían todos! Así que pregunté por Fernando Arau, los Botellos, los empleados. Estaban todos los objetos y el antro, incluso el nombre Rockotitlán, pero sin ese espíritu único, alegre, ocurrente, creativo donde Fer recibía al público diciendo ‘Bienvenidos a su antro de vicio y perdición’. Creo que ese humor revaloró muchas cosas mexicanas, como sucedió con el término antro.”

Rockotitlán
Foto: Javier Hernández Chelico

La inesperada venta de Rockotitlán, por parte de sus fundadores, a un grupo de personas lejanas al rock, hizo que este espacio perdiera la imagen, la propuesta y lo más rudo: el prestigio.

El regreso a manos rocanroleras

Sin embargo, Tony Méndez logra comprar el antro rocanrolero. “El 20 de diciembre de 1989, fui temprano a buscar a un primo muy buena onda y muy exitoso, Carlos Barba, al que recién había conocido en una fiesta familiar y le dije que se trataba de Rockotitlán, le platiqué todo y me preguntó qué necesitaba. Le dije que me faltaba un millón de pesos para poder comprarlo. Sin chistar, llenó un cheque y así como así, sin documentos, sin firmas, de güevos, me dio el cheque. Y me dijo: ‘Págame los intereses que me da el banco y me vas pagando el principal como puedas y el negocio es tuyo’. Neta, se me salieron las lágrimas. Así compré Rocko, con deudas y con un préstamo de mi primo; me quedé sin coche y me iba en la madrugada a mi casa en camión cerca de un año, pero con toda la pila y desde mi visión intenté rescatar el antro y concepto de Rockotitlán.

“A los días de comprado me visitó el licenciado Carlos Silva Vadillo, amigo y abogado de Rockotitlán, para decirme que aunque ya había comprado todo el negocio, me faltaba la marca Rockotitlán. Me comuniqué con Sergio Arau, le dio gusto saber la noticia de la compra y me dijo: ‘mira, Fer no registró nada, el nombre y logotipo son míos y para que no le cambies, yo te lo regalo, úsalo, ve y regístralo‘. El abogado lo dio por concluido y me ayudó a registrarlo. Y siguió siendo el lic. de Rockotitlán.

*Esta historia continuará…

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